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(1626) |
EN LA CREACIÓN DEL CARDENAL DON ENRIQUE DE GUZMÁN |
Generoso mancebo, |
purpúreo en la edad más que en el vestido, |
en rosicler menos luciente Febo |
a invidiarte ha salido. |
5 Tú, en tanto, esclarecido |
del rubí en hilos reducido a tela, |
dignamente serás hoy agregado |
al Colegio sagrado, |
fecundo seminario de claveros. |
10 ¡Oh cuánta beberás en tanta escuela |
religión pura, dogmas verdaderos, |
gobierno prudencial, profundo estado, |
política divina! |
¡Consistorio del Santo |
15 Espíritu asistido! |
Dígalo tanto dubio decidido, |
tanta sana doctrina. |
¿Aclamaré a los tales, |
príncipes? Mucho más es cardenales: |
20 flamante en celo el más antiguo manto, |
si bien toda la púrpura de Tiro |
grana es de polvo al último suspiro. |
Tu exaltación instada |
de Filipo fue el cuarto, del monarca |
25 que al sol fatiga tanto |
lustralle sus dos mundos en un día. |
Al siempre Urbano santo, |
Octavo en nombre y en prudencia uno, |
santísimo piloto de la barca |
30 que (repetido en él) Pedro le fía, |
no fue el ruego importuno |
del Católico, pues, si dilatada |
tu creación, la gracia le fue hecha. |
¡Oh, quiera Dios unir en liga estrecha |
35 estos dos de la Iglesia tutelares |
y al joven cristianísimo con ellos! |
Libarán tres abejas lilios bellos, |
y melificarán, no en corchos vanos, |
sino en las que abrirán nuestros leones |
40 bocas, de paz tan dulce alimentadas. |
Llaves dos tales, tales dos espadas, |
escondiendo con velas ambos mares, |
cuantos le dio sacrílegos altares |
Europa a la herejía |
45 extirparán un día; |
y otro no sólo, no, abominaciones |
darán de Babilonia al fuego, entrando |
los muros de Sión, mas alternando |
himnos sagrados, cánticos divinos, |
50 abrirán paso a cuantos peregrinos |
tan libres podrán ya como devotos, |
besando el mármol, desatar sus votos. |
El Conde-Duque, cuya confidencia |
reclinatorio es de su gran dueño |
55 (¡cuán bien su providencia |
timón del vasto ponderoso leño, |
gobierno al fin de tanta monarquía, |
lamiendo escollos ciento |
lo ha conducido en paz a salvamento!), |
60 éste, pues, pompa de la Andalucía, |
gloria de los clarísimos Sidones, |
de los Guzmanes digo de Medina, |
solicitó süave tu capelo. |
¿Qué mucho ya, si el cielo, |
65 entre los muchos que te influye dones, |
sobrino te hizo suyo, de una hermana |
valerosa y real, sobre divina? |
Dígalo el Betis, de quien es Diana; |
el Carpio, de quien es deidad, lo diga. |
70 Tú a la Fortuna amiga |
átomo no perdones de propicia. |
Goza la dignidad cardenalicia, |
unos días clavel, otros vïola. |
La ingenuidad observes española, |
75 la duplicidad huyas extranjera; |
tus colegas admiren la severa |
dulce afabilidad que te acompaña. |
Que al duodécimo lustro, si no engaña |
cuanto abrazan las zonas, |
80 te espera el Tíber con sus tres coronas. |
Generoso mancebo
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona