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AL CONDE DE LEMUS, HABIENDO VENIDO NUEVA DE QUE ERA MUERTO EN NÁPOLES | |
Moriste en plumas no, en prudencia cano, | |
gloria de Castro, invidia de Caístro, | |
cisne gentil cuyo final acento | |
entre fieras naciones sacó al Istro | |
5 | lágrimas, y al segundo rio africano |
señas, aunque bozal, de sentimiento. | |
Moriste, y en las alas fue del viento | |
lastimando tu dulce voz postrera | |
las orillas del Ganges, la ribera | |
10 | del rey del Occidente, |
flechero Parahuay, que de veneno | |
la aljaba armado, de impiedad el seno, | |
tu fin sintió doliente. | |
¡Oh tú, que de Sebeto en las arenas | |
15 | mueres cisne llorado de sirenas! |
Brazos te fueron de las Gracias cuna | |
y de las Musas sueño la armonía | |
en tus primeros generosos paños. | |
Dichoso el esplendor vieras del día | |
20 | si la que el oro ya de tu fortuna |
el estambre hilara de tus años. | |
¡Oh de la muerte irrevocables daños, | |
si de la invidia no ejecución fiera! | |
Parca cruel, más que las tres severa, | |
25 | si alimentan tu hambre |
sierpes del Ponto y áspides del Nilo, | |
¿cuál pudo humedecer livor el hilo | |
de aquel vital estambre? | |
Camisa del Centauro fue su vida, | |
30 | aun antes abrasada que vestida. |
No entre delicias, no, si ya criado | |
entre grandezas, de la falda amada | |
a la magistral férula saliste. | |
En letras luego, en generosa espada | |
35 | de Quirón no biforme ejercitado, |
togado Aquiles cultamente fuiste. | |
Cuando de flores ya el vulto se viste, | |
al fogoso caballo Valenzuela | |
purpúreas plumas dándole tu espuela, | |
40 | en el oficio duro |
de la robusta caza, las riberas | |
del Sil te vieron fatigar las fieras, | |
y aun a su cristal puro | |
de tu lanza llegar atravesado | |
45 | el mismo viento en forma de venado. |
De semidioses hija, bella esposa, | |
que nácar su color, perlas su frente | |
corona de crepúsculos del día, | |
la tea de Himeneo mal luciente | |
50 | te condujo ya al tálamo, y la rosa |
que a las perlas del Alba aún no se abría | |
libaste en paz. Mas, ay, que la armonía | |
del coro virginal, gemido alterno | |
de ave nocturna o pájaro de Averno | |
55 | interrumpió no en vano. |
Tú, a pesar de prodigios tantos, hecho, | |
si abejas los amores, corcho el lecho, | |
el néctar soberano | |
despreciabas de Júpiter dormido, | |
60 | al ventilar alado de Cupido. |
Moriste en plumas no, en prudencia cano
Última actualitzación
12.08.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona