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Donde las altas ruedas |
con silencio se mueven, |
y a gemir no se atreven |
las verdes sonorosas alamedas, |
5 por no hacer rüido |
al Betis, que entre juncias va dormido; |
sobre un peñasco roto, |
al tronco recostado |
de un fresno levantado, |
10 que escogió entre los árboles del soto |
porque su sombra es flores, |
su dulce fruto dulces ruiseñores, |
Coridón se quejaba |
de la ausencia importuna |
15 al rayo de la Luna, |
que al perezoso río le hurtaba, |
mientras que él no lo siente, |
espejos claros de cristal luciente. |
«Injusto Amor -decía-, |
20 pues permites que muera |
en extraña ribera |
(que por extraña tengo ya la mía), |
válganme contra ausencia |
esperanzas armadas de paciencia.» |
Donde las altas ruedas
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona