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(1588) | |
DE LA ARMADA QUE FUE A INGLATERRA | |
Levanta, España, tu famosa diestra | |
desde el francés Pirene al moro Atlante, | |
y al ronco son de trompas belicosas | |
haz, envuelta en durísimo diamante, | |
5 | de tus valientes hijos feroz muestra |
debajo de tus señas victoriosas; | |
tal, que las flacamente poderosas | |
fieras naciones contra tu fe armadas, | |
al claro resplandor de tus espadas | |
10 | y a la de tus arneses fiera lumbre, |
con mortal pesadumbre, | |
ojos y espaldas vuelvan, | |
y como al sol las nieblas, se resuelvan; | |
o cual la blanda cera desatados | |
15 | a los dorados luminosos fuegos |
de los yelmos grabados, | |
queden, como de fe, de vista ciegos. | |
Tú (que con celo pío y noble saña | |
el seno undoso al húmido Neptuno | |
20 |
de selvas inquïetas has poblado, |
y cuantos en tus reinos uno a uno | |
empuñan lanza contra la Bretaña, | |
sin perdonar al tiempo, has enviado | |
en número de todo tan sobrado, | |
25 |
que a tanto leño el húmido elemento |
y a tanta vela es poco todo el viento), | |
fía que en sangre del inglés pirata | |
teñirá de escarlata | |
su color verde y cano | |
30 | el rico de ruïnas Oceano; |
y aunque de lejos con rigor traídas, | |
ilustrará tus playas y tus puertos | |
de banderas rompidas, | |
de naves destrozadas, de hombres muertos. | |
35 | Oh ya isla católica y potente, |
templo de fe, ya templo de herejía, | |
campo de Marte, escuela de Minerva, | |
digna de que las sienes que algún día | |
ornó corona real de oro luciente | |
40 | ciña guirnalda vil de estéril hierba, |
madre dichosa y obediente sierva | |
de Arturos, de Eduardos y de Enricos, | |
ricos de fortaleza y de fe ricos; | |
ahora condenada a infamia eterna | |
45 | por la que te gobierna |
con la mano ocupada | |
del huso, en vez del cetro y de la espada; | |
mujer de muchos y de muchos nuera, | |
¡oh reina torpe, reina no, mas loba | |
50 | libidinosa y fiera, |
fiamma dal ciel su le tue treccie piova! | |
Tú, en tanto, mira allá los otomanos | |
las jonias aguas que el Sicano bebe | |
sembrar de armados árboles y entenas, | |
55 | y con tirano orgullo en tiempo breve |
domando cuellos y ligando manos, | |
y sus remos hiriendo las arenas, | |
despoblar islas y poblar cadenas; | |
mas cuando su arrogancia y nuestro ultraje | |
60 | no encienda en ti un católico coraje, |
mira (si con la vista tanto vuelas) | |
entre hinchadas velas | |
el soberbio estandarte | |
que a los cristianos ojos (no sin arte), | |
65 | como en desprecio de la Cruz sagrada, |
más desenvuelve, mientras más tremola | |
entre lunas bordada | |
del caballo feroz la crespa cola. | |
Fija los ojos en las blancas Lunas | |
70 | y advierte bien, en tanto que tú esperas |
gloria naval de las britanas lides, | |
no se calen rayendo tus riberas | |
y pierdan el respeto a las colunas, | |
llaves tuyas y término de Alcides; | |
75 |
mas si con la importancia el tiempo mides, |
enarbola, oh gran Madre, tus banderas, | |
arma tus hijos, vara tus galeras, | |
y sobre los castillos y leones | |
que ilustran tus pendones, | |
80 | levanta aquel León fiero |
del tribu de Judá, que honró el madero; | |
que él hará que tus brazos esforzados | |
llenen el mar de bárbaros nadantes, | |
que entreguen anegados | |
85 |
al fondo el cuerpo, al agua los turbantes. |
Canción, pues que ya aspira | |
a trompa militar mi tosca lira, | |
después me oirán (si Febo no me engaña) | |
el carro helado y la abrasada zona | |
90 | cantar de nuestra España |
las armas, los trïunfos, la corona. |
Levanta, España, tu famosa diestra
Última actualitzación
12.08.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona