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(1583) |
Ni en este monte, este aire, ni este río |
corre fiera, vuela ave, pece nada, |
de quien con atención no sea escuchada |
la triste voz del triste llanto mío; |
5 y aunque en la fuerza sea, del estío, |
al viento mi querella encomendada, |
cuando a cada cual dellos más le agrada |
fresca cueva, árbol verde, arroyo frío, |
a compasión movidos de mi llanto, |
10 dejan la sombra, el ramo, y la hondura, |
cual ya por escuchar el dulce canto |
de aquel que, de Estrimón en la espesura, |
los suspendía cien mil veces. ¡Tanto |
puede mi mal, y pudo su dulzura! |
Ni en este monte, este aire, ni este río
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona