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| Minguilla la siempre bella, |
| la que, bailando en el corro, |
| al blanco fecundo pie |
| suceden claveles rojos; |
| 5 la que dulcemente abrevia |
| en los orbes de sus ojos |
| soles con flechas de luz, |
| Cupidos con rayos de oro: |
| esta deidad labradora, |
| 10 de donde comienza arroyo |
| a donde fenece río, |
| Tajo la venera undoso. |
| Gil desde sus tiernos años |
| aras le erigió devoto, |
| 15 humildemente celando |
| tanto culto, aun de sí propio; |
| profanólo alguna vez |
| pensamiento que, amoroso, |
| volando en cera atrevido, |
| 20 nadó en desengaños loco. |
| Del color de la violeta, |
| solicitaba, su rostro, |
| en la villana divina |
| el afecto más ocioso. |
| 25 Esperanzas, pues, de un día, |
| prorrogando engaños de otro, |
| a silencio, al fin, no mudo |
| respondió mirar no sordo: |
| sus zafiros celestiales |
| 30 volvió a un suspiro tan solo, |
| como breve de cobarde, |
| como indistinto de ronco. |
| La divinidad depuesta, |
| desde aquel punto dichoso |
| 35 mirar se dejó en la aldea |
| y saludar en el soto. |
| Con más aliento, aquel mayo, |
| un blanco sublime chopo |
| en su puerta amaneció, |
| 40 de tan bello sol, coloso; |
| en las hojas de las hiedras |
| a su muro dio glorioso |
| cuantos corazones verdes |
| palpitar hizo Favonio. |
| 45 Las fiestas de san Ginés, |
| cuando sobre nuestro coso |
| fulminó rayos Jarama |
| en relámpagos de toros, |
| mientras extinguía las fieras |
| 50 el garzón, palor hermoso |
| la púrpura robó a Menga |
| y le restituyó el robo: |
| cambiar le hicieron semblante, |
| mas guardándole el decoro, |
| 55 en los peligros, el miedo, |
| en las victorias, el gozo. |
| Paseó Gil el tablado, |
| de aquella hermosura trono, |
| que, en los crepúsculos, ciega |
| 60 del temor y el alborozo, |
| nevó jazmines sobre él, |
| tan desmentidos sus copos, |
| que engañaran a la invidia |
| si él no les pusiera cobro. |
| 65 Desde entonces la malicia |
| su diente armó venenoso |
| contra los dos, hija infame |
| de la intención y del ocio. |
| Mucho lo siente el zagal, |
| 70 pero Minguilla, de modo |
| que indignada aun contra sí |
| se venga en sus desenojos: |
| las verdes orlas excusa |
| de la fuente de los olmos, |
| 75 por no verse en sus cristales, |
| por no leerse en sus troncos; |
| a los desvíos apela, |
| partiendo en lo más remoto |
| con el céfiro, suspiros, |
| 80 con el eco, soliloquios. |
| Llora Gil estas ausencias |
| al son de su leño corvo |
| en números que, süaves, |
| desataran un escollo; |
| 85 sus dichas llora, que fueron |
| en el infelice logro |
| pajarillas que serpiente |
| degolló en su nido, pollos; |
| caducaron ellas antes |
| 90 que los caducos despojos, |
| y el que nació favor casto |
| murió aplauso escrupuloso. |
| En los contornos la inquiere, |
| doliéndose en los contornos |
| 95 de que le niegue, un recato, |
| lo que concediera, un odio. |
| Teme que esta retirada, |
| si las flechas no le ha roto |
| al Amor recién nacido, |
| 100 las arme de ingrato plomo. |
| Buscándola en vano, al fin, |
| imitar al babilonio |
| ya quería, y en su espada |
| buscar por la punta el pomo, |
| 105 cuando la brújula incierta |
| del bosque le ofreció, umbroso, |
| todo su bien no perdido, |
| aunque no cobrado todo, |
| porque sin cometer fuga, |
| 110 teatro hizo no corto |
| aquel campo, de un rigor |
| que árbol es hoy de Apolo. |
Minguilla la siempre bella
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona