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| (1602) |
| ¡Oh cuán bien que acusa Alcino, |
| Orfeo de Guadïana, |
| unos bienes sin firmeza |
| y unos males sin mudanza! |
| 5 Pulsa las templadas cuerdas |
| de la cítara dorada, |
| y al son desata los montes, |
| y al son enfrena las aguas. |
| ¡Oh cuán bien canta su vida, |
| 10 cuán bien llora su esperanza! |
| Y el monte y el agua escuchan |
| lo que llora y lo que canta: |
| «La vida es corta, y la esperanza, larga, |
| el bien huye de mí, y el mal se alarga. |
| 15 »El bien es aquella flor |
| que la ve nacer el alba, |
| al rayo del sol caduca, |
| y la sombra no la halla; |
| el mal, la robusta encina |
| 20 que vive con la montaña, |
| y de siglo en siglo el tiempo |
| le peina sus verdes canas; |
| la vida es ciervo herido |
| que las flechas le dan alas; |
| 25 la esperanza, el animal |
| que en sus pies mueve su casa. |
| La vida es corta, y la esperanza, larga, |
| el bien huye de mí, y el mal se alarga». |
¡Oh cuán bien que acusa Alcino...!
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona