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| (1591) |
| Castillo de San Cervantes, |
| tú que estás par de Toledo, |
| fundóte el rey don Alfonso |
| sobre las aguas de Tejo; |
| 5 robusto, si no galán, |
| mal fuerte y peor dispuesto, |
| pues que tienes más padrastros |
| que un hijo de un racionero: |
| lampiño debes de ser, |
| 10 castillo, si no estoy ciego, |
| pues siendo de tantos años, |
| sin barbacana te veo. |
| Contra ballestas de palo |
| dicen que fuiste de hierro, |
| 15 y que anduviste muy hombre |
| con dos morillos honderos; |
| tiempo fue (papeles hablen) |
| que te respectaba el reino |
| por jüez de apelaciones |
| 20 de mil católicos miedos. |
| Ya menos preciado, ocupas |
| la aspereza de ese cerro, |
| mohoso como en diciembre |
| el lanzón del viñadero; |
| 25 las que ya fueron corona |
| son alcándara de cuervos, |
| almenas que, como dientes, |
| dicen la edad de los viejos. |
| Cuando más mal de ti diga |
| 30 dejar de decir no puedo, |
| si no tienes fortaleza, |
| que tienes prudencia al menos: |
| tú, que a la ciudad mil veces, |
| viendo los moros de lejos, |
| 35 sin ser Espíritu Santo |
| hablaste en lenguas de fuego, |
| en las rüinas ahora |
| del sagrado Tajo viendo |
| debajo de los membrillos |
| 40 enjerirse tantos miembros, |
| lo callas a sus maridos, |
| que es mucho, a fe, por aquello |
| que tienes tú de Cervantes |
| y que ellos tienen de ciervos: |
| 45 entre todas las mujeres |
| serás bendito, pues, siendo |
| en el mirar atalaya, |
| eres piedra en el silencio. |
| Como castillo de bien, |
| 50 que hagas lo que te ruego, |
| aunque te he obligado poco |
| con dos docenas de versos: |
| cuando la bella terrible, |
| hermosa como los cielos, |
| 55 y, por decillo mejor, |
| áspera como su pueblo, |
| alguna tarde saliere |
| a desfrutar los almendros, |
| verdes primicias del año |
| 60 y damísimo alimento, |
| si de las aguas del Tajo |
| hace a su beldad espejo, |
| ofrécele tus rüinas |
| a su altivez por ejemplo; |
| 65 háblale mudo mil cosas, |
| que las oirá, pues sabemos |
| que a palabras de edificios |
| orejas los ojos fueron. |
| Dirásle que con tus años |
| 70 regule sus pensamientos, |
| que es verdugo de murallas |
| y de bellezas, el tiempo; |
| que no crean a las aguas |
| sus bellos ojos serenos, |
| 75 pues no la han lisonjeado, |
| cuando la murmuran luego; |
| que no fíe de los años |
| ni aun un mínimo cabello, |
| ni le perdone los suyos |
| 80 a la ocasión, que es gran yerro; |
| que no se duerma entre flores, |
| que despertará del sueño |
| mordida del desengaño |
| y del arrepentimiento, |
| 85 y abrirá entonces, la pobre, |
| los ojos, ya no tan bellos, |
| para bailar con su sombra, |
| pues no quiso con su cuerpo. |
| ¡Oh qué diría de ti |
| 90 si tú le dijeses esto, |
| antigualla venerable, |
| si no quieres ser trofeo! |
| Mi musa te antepondrá |
| a Santángel y Santelmo, |
| 95 aunque no quisiese Roma |
| y Malta quisiese menos; |
| que, aunque te han desmantelado |
| y tienes menos pertrechos, |
| a tulliduras de grajos |
| 100 te defenderás más presto. |
Castillo de San Cervantes
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona