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| (1585) |
| «Ensíllenme el asno rucio |
| del alcalde Antón Llorente, |
| denme el tapador de corcho |
| y el gabán de paño verde, |
| 5 el lanzón en cuyo hierro |
| se han orinado los meses, |
| el casco de calabaza |
| y el vizcaíno machete, |
| y para mi caperuza |
| 10 las plumas del tordo denme, |
| que por ser Martín el tordo |
| servirán de martinetes: |
| pondréle el orillo azul |
| que me dio para ponelle |
| 15 Teresa la del Villar, |
| hija de Pascual Vicente; |
| y aquella patena en cuadro, |
| donde de latón se ofrecen |
| la madre del virotero |
| 20 y aquel dios que calza arneses, |
| tan en pelota y tan juntos, |
| que en nudos ciegos los tienen |
| al uno, redes y brazos, |
| y al otro, brazos y redes, |
| 25 cuyas figuras en torno |
| acompañan y guarnecen |
| ramos de nogal y espigas, |
| y por letra, pan y nueces». |
| Esto decía Galayo |
| 30 antes que al Tajo partiese, |
| aquel yegüero llorón, |
| aquel jumental jinete, |
| natural de do nació, |
| de yegüeros descendiente, |
| 35 hombres que se proveen ellos, |
| sin que los provean los reyes. |
| Trajéronle la patena, |
| y suspirando mil veces, |
| del dios garañón miraba |
| 40 la dulce Francia y la suerte. |
| Piensa que será Teresa |
| la que descubren y prenden |
| agudos rayos de invidia, |
| y de celos nudos fuertes: |
| 45 «Teresa de mis entrañas, |
| no te gazmies ni ajaqueques, |
| que no faltarán zarazas |
| para los perros que muerden; |
| aunque es largo mi negocio, |
| 50 mi vuelta será muy breve, |
| el día de san Ciruelo |
| o la semana sin viernes. |
| No te parezcas a Venus, |
| ya que en beldad le pareces, |
| 55 en hacer de tantos huevos |
| tantas frutas de sartenes. |
| Cuando sola te imagines, |
| para que de mí te acuerdes, |
| ponle a un pantuflo aguileño |
| 60 un reverendo bonete. |
| Si creciere la tristeza, |
| una lonja cortar puedes |
| de un jamón, que bien sabrá |
| tornarte de triste alegre; |
| 65 ¡oh cómo sabe una lonja, |
| más que todos cuantos leen, |
| y rabos de puercos, más |
| que lenguas de bachilleres! |
| Mira, amiga, tu pantuflo, |
| 70 porque verás, si lo vieres, |
| que se parece a mi cara |
| como una leche a otra leche; |
| acuérdate de mis ojos, |
| que están, cuando estoy ausente, |
| 75 encima de la nariz |
| y debajo de la frente». |
| En esto, llegó Bandurrio |
| diciéndole que se apreste, |
| que para sesenta leguas |
| 80 le faltan tres veces veinte. |
| A dar, pues, se parte el bobo |
| estocadas y reveses |
| y tajos orilla el Tajo, |
| en mil hermosos broqueles. |
Ensíllenme el asno rucio
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona