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EN PERSONA DE UN MINISTRO IMPORTUNADO DE UNA DAMA QUE DESCUBRIESE UN SECRETO | |
Redondilla ajena | |
¿Para qué me dais tormento, | |
aprovechando tan poco? | |
Perdido, mas no tan loco | |
que descubra lo que siento. | |
Glosa | |
5 | Sabiendo, señora, que, |
como en firmeza lo he sido, | |
en silencio lo seré, | |
mármol que Amor ha erigido | |
por término de su fe; | |
10 |
y habiéndoos dicho ya ciento |
y más vueltas de cordel | |
cuán mudo es mi sufrimiento, | |
mi constancia cuán fïel, | |
¿para qué me dais tormento? | |
15 |
De rigores excusados |
se arma vuestra porfía | |
contra unos labios sellados, | |
señas más de la fe mía | |
que los ojos más vendados. | |
20 |
Las veces, pues, que provoco |
vuestro desdén, si veis cuánto | |
desmentido os lo revoco, | |
ocioso es ya desdén tanto, | |
aprovechando tan poco. | |
25 | El tiempo gastáis en vano |
solicitando, señora, | |
secreto tan soberano | |
que, aun callando, temo ahora | |
que su religión profano. | |
30 | Perdido diréis que toco |
hipérboles, en que doy | |
indicios de seso poco, | |
y responderéos que estoy | |
perdido, mas no tan loco. | |
35 | Porque en la siempre süave |
monarquía del Amor, | |
del suceso menos grave, | |
del más humilde favor | |
es el silencio la llave; | |
40 | con un establecimiento |
del vendado legal dios | |
tan en favor de mi intento, | |
mirad cómo queréis vos | |
que descubra lo que siento. |
Sabiendo, señora, que
Última actualitzación
03.07.2013
© Universitat Pompeu Fabra, Barcelona