Huertas y el Grup
Democràtic de Periodistes |
Josep Pernau:
«En aquel momento todo estaba prohibido» |
Néstor Bogajo
Miriam Gifre |
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Durante su dilatada carrera periodística,
Josep Pernau trabajó en diarios como Tele/eXpres,
Mundo Diario o El Correo Catalán.
Fue decano del Col·legi de Periodistes de Catalunya,
donde impulsó la creación del Código
Deontológico. Coincidió con Huertas en el
Diari de Barcelona y en El Periódico
de Catalunya, en el que aún escribe. Sin embargo,
los dos se conocieron mucho antes: en los años
60, conspiraron contra Franco desde la clandestinidad,
en el Grup Democràtic de Periodistes... |
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Yo fui uno de los fundadores del Grup... |
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Un Grup que nació en la primavera
de 1966. ¿Qué ambiente se respiraba entonces? |
Había mucho movimento en Barcelona.
Los estudiantes se habían reunido en los Capuchinos
de Sarrià para fundar el Sindicat Democràtic.
La policía los había asediado durante dos
días. Después, algunos curas se manifestaron
por Vía Laietana. La policía zurró
a unos cuantos. ¡Fue un espectáculo! ¡Muchos
de ellos iban con sotana! [Ríe.] En aquel
momento, también había otros sindicatos
y colegios profesionales muy activos. |
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Y ¿los periodistas? |
No hacíamos nada. La Asociación
de la Prensa de Barcelona, el equivalente a un colegio
profesional, estaba dominada por un grupo muy reaccionario.
Era muy molesto que arquitectos y aparejadores tuviesen
su sector crítico mientras nosotros, los periodistas,
no lo teníamos. Aún más cuando los
periodistas éramos más que nadie víctimas
del franquismo, ya que padecíamos la censura. |
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Huertas no formó parte
de los fundadores del Grup, ¿verdad? |
Exacto. Para entrar en el Grup,
era condición sine qua non ser miembro
de la Asociación. De esta manera, si la policía
nos pillaba, podíamos decir que conspirábamos
contra la Asociación, no contra Franco. Y, como
eso era legal, no pasaría nada. En el momento de
la fundación del Grup, Huertas aún no había
acabado los estudios de Periodismo y no podía ser
miembro ni de la Asociación ni del Grup. Pero sí
que conocía lo que nosotros estábamos haciendo,
y nosotros sabíamos que él acabaría
entrando. |
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De hecho, Huertas había
sido uno de los impulsores de esta unión... |
Sí, fueron cuatro: Rafael
Pradas, Joan Anton Benach, Pere Pascual y el mismo Huertas.
Ellos tuvieron la idea y seleccionaron a las doce personas
que fundarían el Grup. A mí me lo propuso
Benach. Vino al Tele/eXpres, a hablar conmigo.
Y yo le di tres nombres más: Mateo Madrilejos,
Manuel Contreras y Oriol Costa. Los tres también
fueron fundadores del Grup. |
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«Era molesto
que arquitectos y aparejadores tuviesen su sector
crítico, mientras nosotros, los periodistas,
no lo teníamos, a pesar de padecer la censura» |
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¿Qué proceso tenían
que seguir los que querían adherirse a la iniciativa? |
Como todos nos conocíamos
de la profesión, ya sabíamos, más
o menos, por dónde íbamos. En la reunión
que hacíamos cada mes, se proponían los
nuevos miembros. Teníamos un papel que era como
nuestra constitución. Lo llamábamos «El
Papel», y era sagrado. La Junta, que lo guardaba,
lo mostraba al aspirante, para que se lo leyera y lo jurara.
Casi siempre íbamos sobre seguro. Creo que nadie
dijo que no... Cuando comenzamos, éramos once periodistas.
Acabamos siendo un centenar. |
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Huertas explica en sus libros
que, al final, «El Papel» se perdió
de tanto esconderlo... |
Sí... [Sonríe.]
Pero yo sé quién lo tiene. Me lo confesó
hace poco... |
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Y ¿quién lo tiene? |
Lo tiene Antonio Franco, el ex
director de El Periódico de Catalunya.
Me dijo que tenía «El Papel» tan escondido,
en su casa, que un día ya no lo encontró. |
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Estas reuniones de las que nos
habla, ¿dónde se hacían? |
La primera de todas se hizo en
el Col·legi d’Arquitectes de Barcelona, justo delante
de la catedral. Después, se hicieron en un bar-restaurante
que había en Major de Gràcia. O en el Club
de Tenis Barcino. Y, finalmente, en la Escola de Periodisme,
porque todos éramos profesores. |
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«La Ley Fraga
era una trampa y
el Grup servía para poner en común
las experiencias de todos los que aprovechábamos
sus grietas» |
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¿Y qué tipo de actividades
llevaba a cabo el Grup en la clandestinidad? |
En aquel momento todo estaba
prohibido y cualquier pequeña iniciativa era importante.
Por ejemplo, durante más de un año, Mateu
y yo asistimos en nombre del Grup a la Taula Rodona, un
movimiento más político, que organizaba
algunos actos. Una vez, alquilamos un cine para proyectar
una película de Rosselini. Una película
para gente motivada. Nosotros nos encargábamos
de que el cine estuviese lleno, de recomendar el filme
a todo el mundo. Ahora eso no tiene ninguna importancia,
pero entonces... |
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La Ley Fraga también es
de 1966. ¿Qué importancia tuvo en la creación
del Grup? |
La nueva ley era una trampa.
Si algo no gustaba, secuestraban el medio. El Grup tenía
que servir para poner en común las experiencias
de todos los que aprovechábamos las grietas de
la ley. Diarios como Tele/eXpres o El Correo
Catalán aprovechaban aquellas grietas. Otros,
se cerraron aún más. Por ejemplo, en el
Diario de Barcelona, cuando se aprobó
la ley, el director dijo a los redactores: «hoy
es un día muy triste. Les pido lealtad. No hagan
que me pueda ver ante un tribunal». |
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Hablando de tribunales, ¿cómo
vivió el Grup el encarcelamiento de Huertas? |
Durante aquellos días,
se hicieron muchas reuniones en la Asociación.
Recuerdo que fue muy desalentadora aquella complicación
que hubo, cuando lo relacionaron con un etarra. Eso hubiese
complicado la situación, porque habría sido
más difícil defenderlo. Pero, muerto Franco,
ya se nos prometió que Huertas saldría pronto.
Nos lo dijo Carles Sentís, entonces presidente
de la Asociación. |
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Fue la época de la huelga
de prensa y de la primera manifestación autorizada
desde 1939... |
Sí. Recuerdo una pancarta
que decía: «Somos periodistas, no confidentes».
Y es que, en algunos casos, la policía se aprovechaba.
Le decía al periodista: «va, coño,
cuéntame, ¿qué más sabes de
ésto?». Utilitzaban a los periodistas como
fuente de información, cuando el periodista ha
de respetar el secreto profesional. |
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«Huertas aglutinava
a los ‘huertamaros’, un grupo de gente
joven y crítica con la situación,
pero lo hacía desde el propio diario, El
Correo Catalán» |
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Al final, el Grup alcanzó
el poder dentro de la Asociación. Usted fue el
presidente... |
Sí. Nos presentábamos
a las elecciones. Al principio nos pegaban unas palizas
terribles, ¿eh? Cuando llegamos al poder, teníamos
como patrimonio la Hoja del Lunes. Los demás
diarios no salían los lunes, así que se
ganaba mucho dinero. Podían entregar un lote por
Navidad, con un jamón. Nosotros nos lo cargamos.
Invertimos en la casa del Col·legi. Hicimos patrimonio.
Costó su dinero. |
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Y, en todo este proceso, ¿qué
papel jugó Huertas? |
Huertas era miembro del Grup,
però no destacó. Creo que nunca fue de la
ejecutiva... Él era un periodista duro. Aglutinaba
a los «huertamaros», un grupo de gente joven,
crítica con la situación, pero lo hacía
desde el propio diario, El Correo Catalán,
no desde la Asociación. |
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Después de la muerte de
Franco y la liberación de Huertas, el Grup se desintegró.
¿Por qué? |
Porque ya había libertad
para que cada uno se apuntase donde quisiera. Si te sentías
comunista, ibas al PSUC. Si te sentías socialista,
al PSC. El Grup ya no tenía sentido. Aunque no
todo el mundo estaba de acuerdo en que desapareciese.
No sé si Huertas estaba de acuerdo. Yo sí
que lo estaba. |