¿Como
describiría la relación que mantuvo
con Montserrat Roig?
De amistad. Larga y profunda.
¿Qué recuerdos
le trae el ambiente del piso de Montserrat en el Eixample
barcelonés?
Era un piso encantador, con magia, con ese mirador al amplio
jardín interior.... Muy bonito y muy vivido. A veces
me quedaba a dormir allí cuando iba a Barcelona. Recuerdo
las cenas improvisadas en la pequeña mesa de la cocina
y las charlas hasta las tantas de la madrugada. Es un recuerdo
de juventud luminoso y feliz.
¿Intercambiaron
consejos literarios o periodísticos? Cree que se
influenciaron mutuamente?
Intercambiamos muchísimas conversaciones literarias.
De hecho esa parte, la complicidad en la búsqueda de
una expresión narrativa, era uno de los ingredientes
importantes de nuestra amistad. No creo que nos hayamos influido
la una a la otra en el sentido en el que los académicos
suelen decirlo; es decir, no creo que en mis textos se puedan
rastrear rasgos narrativos suyos o viceversa. Date cuenta de
que empezamos nuestra amistad en torno a los treinta años
de edad, cuando las dos éramos ya escritoras publicadas,
periodistas avezadas, mujeres adultas. Ambas habíamos
empezado a trabajar, escribir y publicar muy jóvenes,
y cuando nos encontramos ya habíamos escogido cada una
nuestro camino. De hecho, su estilo y el mío son muy
diferentes, me parece. Pero naturalmente que nos hemos influido
mucho en un sentido general, en lo personal, en lo emocional.
Tener a una amiga con la que puedes compartir tantas dudas
y tantos intereses profesionales ayuda mucho. Es decir, te
ayuda a madurar, a crecer. A sentirte más segura y menos
sola.
¿Qué destacaría
de la personalidad de la periodista y escritora catalana?
Era muy honesta. Era independiente y valiente. Era generosa,
afectuosa, inteligente y culta. Además era divertidísima
y de una vitalidad arrolladora. Y, por debajo, tenía
ese punto de melancolía emocionante de quien sabe apreciar
agudamente la belleza y sabe también que siempre se
acaba. Era muy seductora. Además de ser una escritora
espléndida.
¿En qué medida
cree que su obra periodística y literaria está marcada
por
esta personalidad?
Su obra periodística y literaria está marcada
por su personalidad en toda medida, porque uno escribe desde
todo lo que es.
¿La Roig luchó por
un país y un mundo mejor. Cómo se imagina que
vería la
situación política actual? ¿Qué cree
que denunciaría hoy en día?
Si hubiéramos seguido teniendo sintonía personal,
y yo creo que sí, supongo que estaría fastidiada
ante la crispación política, el electoralismo
y la falta de honestidad crecientes. Pero no quiero hacer política
ficción y atribuirle cosas que no sé.
¿Qué obra
periodística destacaría de Montserrat? Y literaria?
Era una narradora muy potente, con una capacidad de emoción
enorme, con muchísima destreza y una habilidad especial
para el diseño de personajes. Por otra parte, la narrativa
es un género de madurez, y aunque Montserrat dejó libros
estupendos (Tiempo de cerezas y La Hora violeta, aun siendo
novelas jóvenes, tienen una fuerza tremenda), estoy
segura de que, por desgracia, murió cuando todavía
le quedaban por hacer sus mejores obras. El canto de la juventud,
su último libro, una colección de relatos, tiene
cuentos asombrosamente hermosos. También me gusta muchísimo
su ensayo literario "Dime que me amas aunque sea mentira",
es verdaderamente precioso. En periodismo hizo de todo y además
magistralmente. Sus Melindros, que es una recopilación
de sus columnas diarias, es fascinante. Y luego está ese
libro a medio camino del reportaje y del trabajo histórico, "Noche
y Niebla: los catalanes en los campos nazis", que es monumental.
Me consta que ella estaba especialmente satisfecha de esa obra,
y desde luego es un libro imprescindible. Aunque sólo
hubiera escrito ese trabajo ya se habría ganado su lugar
en la historia literaria de este país.
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