|
Autor: FARALDO,
Tiburcio |
|
Localización y
transcripción: David Martínez Robles |
H1885
Nº22
Emuy
31 de Dicie 1861
Al Escmo Señor Primer Secretario de Estado y del
DespachoEl Consul en comisión
Manifiesta que la esportacion de colonos chinos para la
isla de Cuba está paralizada hace mas de un año; y espone algunas de las causas
a que debe atribuirse el estado actual.
……………
Nº
22
Seccion
comercial
Escmo Señor
Muy Sor. mio: La emigracion de colonos
chinos está paralizada hace mas de un año, y según todas las probabilidades, no
volverán a hacerse en mucho tiempo son frecuentes espediciones que en los años
pasados salieron de Macao, Emuy y Suatao para nuestras Antillas. Esta
paralizacion hace un notable contraste con la emigracion continua que de todos
los puertos de China se dirige a la India y a las colonias que la Inglaterra y
la Holanda poseen en los mares de Asia. Para esplicar esta asombrosa
diferencia, es indispensable remontarse al origen de ma emigracion, y analizar
las causas que pudieron influir en su decaimiento y produjeron su paralizacion
total. Veámos pues, como se hicieron las primeras remesas de colonos. Los
negociantes de Cuba enviaron a los puertos de China comisionados o agentes
encargados de promover la emigracion y contratár los colonos. Llegados a China
los agentes cubános y desconociendo la lengua y las costumbres del pais,
hubieron que entenderse con los corredores o agéntes indigenas, gente inmoral
en alto grado, a los cuales ofrecian cinco o seis pesos por cada cooli que
presentasen a bordo de los buques que debian conducir los emigrados. Los
agentes cubános establecieron las condiciones de las contratas, atemperandose,
a lo menos en la apariencia, a las sobrias y humanitarias disposiciónes del
gobierno de S. M., pero los corredores chinos encargados del enganche, lejos de
hacérselas conocer, inventában otras condiciones, a su antojo, muy divérsas y
forjaban un cuadro de porvenir tan lisongéro, que seducía la imaginacion de
esos naturales. Y para colmo de engaño les hacian creer que la isla de Cuba
está algunas millas mas allá de las Filipinas. Llgádos los chinos emigrantes al
puerto de embarque se les reunia en barracas, donde eran bien tratados,
facilitándoles musica y hasta dinero para que se entretuviesen en el juego.
Durante este tiempo, los corredores chinos procurában inculcár en el animo de
los coolis que las delicias presentes eran un remedo imperfecto del bienestár
que les aguardaba en la tierra española, a cambio de un trabajo moderado en las
faenas del campo. Seducidos con semejante perspectiva, los primeros chinos que
salieron con destino a la Habana se embarcaron tan conténtos y llenos de
esperanzas, como los emigrantes que en epocas recientes salieron de Europa en
busca del oro con que les brandában las inagotables minas de la California y
los ricos filones auriferos de la Australia. Continuáron haciendose algunas
espediciones con la misma facilidad. Mas luego entró la sed de oro en los
agentes chinos, que progresivaménte fueron elevando los precios de enganche
hasta quince y veinte pesos por cada cooli. Creciendo de dia en dia el deseo de
mayores ganancias, los corredóres calcúlaron que podian también quedarse con la
pequeña cantidad de tres o cuatro pesos que anticipaban a cada colono, y como
consecuencia inevitable lleváron el engaño y la violencia hasta el cinismo. No
los contratabam ya para las colónias españolas; sino que les proponián el ir a
trabajár a una isla vecina o a bordo de un buque, mediando un crecido salario;
y los chinos que caian en el lazo eran transportados, sin saberlo, a la India
Occidental. De aquí las sublevaciones y los asesinatos cometidos en diferentes
ocasiones por los coolis contra los capitanes y tripulantes de los buques. Los
misioneros protestantes y los negociantes ingleses, que habian explotaso en
grande escala el negocio de coolis, comenzáron a predicár contra la emigración
a Cuba; y ponderando hasta el absurdo la triste posicion de los colonos
asiáticos en las Antillas españolas, infundiéron el temor aun en los mas
resuéltos. Escaseáron los colonos llamados voluntarios y fué necesario recurrir
descarádamente a la seduccion y a la violéncia. Desde entonces el enganche de
colonos chinos tomó el mismo aspecto que la trata de negros en el rio Volta y
en la bahia de Lagos. Los pirátas berberiscos, en la epoca de su mas brutal
preponderancia en los mares de Europa, no cometieron asechanzas mas inicuas que
las ejercidas por los corredores chinos contra sus compatriótas. Fácil fué el
escandalo, y tan publicos y notorios los desafueros que las autoridades del
pais, aun aquellos que dividian con los agentes chinos las utilidades de la
trata, se vieron obligadas a poner coto al abuso y prohibir severamente el
embarque de colonos. Los mandarines para cortar el mal de cuajo y ocultar su
complicidad, o cuando menos su aquiescencia, decapitaron discrecionalmente
algunos de los agentes chinos mas conocidos por su ocupacion en el enganche de coolis.
El terror que infundieron aquellas sangrientas ejecuciones, hizo cesár
instantáneaménte la emigracion. El reláto de un hecho historico reciénte, y
bien conocido de cuantos europeos rendian por aquella fecha en Emuy, demostrará
a V. E. de que modo se hizo el embarque de chinos para America, aun en las
epocas de mas facilidades. En 1854 los rebeldes, que despues de siete años
vienen sosteniendo una guerra sin tregua contra la raza tartara, se apoderáron
de la ciudad e isla de Emuy y la ocupáron durante seis meses. Viendo que la
insurreccion no se propagaba en los pueblos inmediatos del continente,
abandonáron la isla. Entráron nuevaménte las autoridádes y tropas del
Emperador, y se pósesionaron de la ciudad. Los mandarines, que huyéron
cobardemente y sin al menor resistencia al asomar los facciosos, ejercieron por
espácio de cuatro dias las mas crueles persecuciones y los castigos mas
inauditos en los habitantes acusados de complicidad o parentesco con los
Rebeldes. Fue tal el panico, que ningun habitante de creia seguro, y la ciudad
quedó casi depobláda. Un negociante europeo, Agente de una gran potencia de
Occidente, tubo la idea de ofrecér asílo en su casa a cuantos chinos pudieran
refugiárse. A medida que entraban en sus almacenes, los refugiados eran
conducídos a bordo de un buque anglo-americano anclado en el puerto. Reunidos
dos cientos cincuenta, el buque dio la vela con rumbo a la India Occidentál,
donde fueron vendidos a razon de trescientos pesos cada uno. Semejante
operación habria escandalizado, y concitaria la opinion publica contra el autor
de tamáña infámia; pero en este pais excitó la risa y el silencio vino a
sancionár una de las muchas iniquidades que algunos europeos ejercen en Asia
con el titulo de negocios. No seria ecsagerado, Excimo Señor, afirmar que, de
todas las expediciones de colonos que salieron de China desde que principio la
emigracion en grande escala, las dos terceras partes fueron llevados sin saber
adonde, ni con que condiciones era conducidos; y el resto engañados o
arrancados a sus familias.
La cifra que representa la criminalidad
de los chinos en la Isla de Cuba, prueba hasta la evidencia que la emigracion
de colonos asiaticos se preparó y se llevó a cabo de la manera que dejo
reseñada. Recientemente he leido en un diario europeo que de la Habana debian
salir treinta mil presidiarios chinos destinados a las obras publicas de
la isla Española. Si la cifra indicáda no representa en su totalidad los
criminales chinos esistentes en Cuba, la proporcion seria asombrósa atendiendo
al numero de colonos asiaticos que hoy habitan en nuestra preciosa Antilla. En
Filipinas el numero macsimo de crimináles chinos apenas llega al diez por
ciento, aun comprendiendo los que se encuéntran detenidos en las carceles por
no haber pagado los tributos, que ascienden a un sesenta por ciento del numero
total de delinquentes. El chino que en su pais es laborioso, activo, frugal
sufrido y dulce en su trato, conserva las mismas costumbres en Filipinas. ¿Por
qué, pues, degenéra en la isla de Cuba? ¿Por qué el cooli transportádo a la
Habana, no se parece al chino residénte en Manila? Estudiándo la diferénte
condicion de los chinos en ambos paises, encontrarémos quizá la explicacion de
este fenómeno. Los chinos transportádos a las colonias españolas de la India
Occidental, se encuentran, al llegar allí, sometidos forzosaménte a un metodo
de vida muy diverso del que se habian figurado: en vez de hombres pobres,
miserables tal vez, pero hombres que eran en su pais, se ven sugetos a un
trabájo diario y forzóso; a cuatro mil leguas de su patria y bajo un clima
tropical que los extenua; privados de toda comunicación con sus familias y
hasta de la esperanza de volver a pisar su tierra natal. La desesperacion, en
gentes que no cuentan para nada con el sentimiento religioso, y que se creen
superiores a la raza europea, es una consecuencia forzosa de semejante
situacion; tanto mas violenta, cuanto que se habian imaginado y les habian
prometido, otra enteramente opuesta. Los chinos que emigran a Filipinas
conservan su libertad, trabajan y trafican por su cuenta; sin mas sujecion; ni
restricciones que las que imponen las leyes o los nativos. Además tinenen la ventája
de la corta distáncia que les permite ir, venir y estár en relacion continua,
casi diaria, con sus familias.
No me lisongeo de haber explicado
satisfactóriamente todas las causas que pudieron influir en la decadencia de la
emigracion de colonos chinos a nuestras Antillas; pero creo haber apuntado
algunas que contribuyeron de modo decisivo a la paralizacion que hoy advierto.
Las consecuencias podrán no ser del todo exactas; sin embargo los hechos son
veridicos. V. E. en su sabiduria y consumada esperiencia los apreciara con el
criterio del Go bierno.
Dios gusrde á V. E. muchos años. Emuy
31 de Diciembre de 1861.
Exemo
Señor
B.
L. M de V. E.
su
mas atento y seguro servidor
Tiburcio
Faraldo
Exemo
Señor Primér Secretário de Estádo y del Despacho Madrid