Autor:
COBO, Fray Juan |
Localización y
transcripción: Manel Ollé Rodríguez |
Libro chino intitulado Beng Sim Po Cam, que quiere
decir Espejo rico del claro corazón o Riquezas y espejo con que se enriquezca y
donde se mire el claro y límpido corazón
Traducido en lengua castellana
por fray Juan Cobo, de la orden de Santo Domingo. Dirigido al príncipe Don
Felipe nuestro Señor
Al
Príncipe Don Felipe nuestro Señor
La
religión de Santo Domingo ofrece a V.A. como en parias las primicias de las
riquezas de aquel grande reino de la China. Juzgan los chinos por sus grandes y
verdaderas riquezas, no el oro, ni la plata, ni las sedas, sino los libros, y
la sabiduría, y las virtudes y el gobierno justo de su república: esto estiman,
esto engrandecen, de esto se glorian y de esto tratan en sus conversaciones la
gente bien compuesta (que es mucha). Ofrece, pués, a V.A. la religión de Santo
Domingo este libro chino, traducido en lengua castellana, el cual es como una
colección y cadena de muchas sentencias de filósofos chinos, todas de materias
y virtudes morales; pretendiendo aquí ajustar al hombre con la ley de la
naturaleza y guiarle a la perfección y entereza que la lumbre natural nos
descubre. El primer libro que en el mundo se ha traducido de lengua y letras
chinas en otra lengua y letras es éste. Y es orden de la sabiduría de Dios que
el primer libro de aquella nación se tradujese en letras y lengua castellana, y
por fraile de religión castellana, cual es la de Santo Domingo; religión nacida
en Castilla, de padres castellanos, criada (por usar el término de Isaías) a
los pechos y en los brazos y palmas de los catolicísimos Reyes de Castilla; y
que se ofrezcan estas primicias a V.A., príncipe heredero de Castilla,
queriendo la Providencia divina que esto nos sea un pronóstico de que aquel
grande y admirable imperio ha de venir, las manos puestas, suplicando a su
Magestad el Rey nuestro Señor, y a V.A. le reciba debajo de su amparo y le
envíe la luz de fe de que (por la misericordia de Dios) goza España, y les
comunique pacífica y amorosamente esta sabiduría y ciencia del Cielo, y las
altísimas virtudes y gobierno divino que en sola la iglesia católica y en sus
hijos se hallan. En vano se trabajaron los filósofos griegos y los romanos y
los chinos, pretendiendo con sus discursos vencer en el hombre todo lo que nace
del cuerpo, y encumbrar la alma y la voluntad racional hasta que se posea la
entereza y la perfección que el espíritu pide. Esta victoria a sola la fe,
vivificada con caridad, y a la gracia, y a los brazos y ayudas eficaces del
Omnipotente es debida. Pónense ahora ya a los pies de V.A. las riquezas de
ciencia y de sabiduría y de virtudes chinas, pidiendo a V.A. que desee y
procure enviarlos las verdaderas riquezas de fe y Evangelio, de las virtudes
cristianas y de la ciencia de los santos. Tradujo este libro el padre fray Juan
Cobo, de la orden del glorioso padre Santo Domingo, varón muy docto, y en la
vida verdaderamente apostólico, Obispo que fué electo de una iglesia de las
Filipinas; y yo, como único compañero y amigo suyo en la predicación de los
chinos, ofrezco en nombre suyo y en el de toda mi sagrada religión a V.A. este
libro. La primera traducción de libro chino en otra lengua, y también la
traducción primera de la doctrina cristiana en letras y lengua china este santo
hábito la ha hecho; y la primera iglesia donde pública y pacíficamente se
predica a los chinos la fe y el Evangelio, y se les administran los santos
sacramentos en su lengua, como en Madrid en la castellana, este santo hábito la
edificó; la primera predicación de la fe y Evangelio en los tribunales y
pueblos de allá de la China quiso Dios que este santo hábito la hiciese, con
ayuda todo de Nuestra Señora del Rosario, en cuyo título y nombre fundó la
Orden su Provincia en las Filipinas. Esperanzas en Dios y en su Madre Santísima,
que dará a su Majestad del Rey nuestro Señor, y a vuestra Alteza victoria
cumplida de los enemigos de la fe, y se podrá con grande atención tratar la
conversión del gran Reino de la China, la cual ha de ser en gran gloria de Dios
y en grande honra de la Corona de Castilla. Guárdenos Dios al Rey nuestro Señor
y a vuestra AIteza en su gracia, y en salud y en contento, conforme al deseo de
la orden de Santo Domingo; que cierto el deseo es tal, que se puede
piadosamente creer que siempre que los preIados dan de nuevo el hábito de Santo
Domingo a algún novicio debe el glorioso Padre de procurar allá en el Cielo que
Dios dé a sus frailes otro hábito en el corazón de amor y afición al Rey
nuestro Señor y a los demás progenitores de vuestra Alteza, y a vuestra Alteza
y a toda su casta y Casa Real. De Santo Tomás de Madrid, 23 de diciembre de
1595. fray Miguel de Benavides.
Libro intitulado Beng sim po cam en el cual se contienen muchas
sentencias colegidas de difererentes autores por el Doctor Lip Pum Huan para
utilidad de los que de aqui en adelante quisieren aprender. Impreso en la
ciudad de Bulim.
Al
príncipe Don Felipe Nuestro Señor
Prólogo del impresor
Los
hombres de este mundo, que han sido engendrados y habitan esta región media del
mundo, y han recibido los beneflcios del Cielo y de la Tierra y de otros
hombres, y tienen conocimiento y razón de todas las cosas, están obligados a
agradecer al Cielo que los cubre y ampara, y a la Tierra que los sustenta, y al
sol y luna que los alumbra, y al Supremo Señor que de la agua y tierra fabricó
los primeros padres, y a los santos y sabios que fueron los primeros que nos
enseñaron para poder hablar y tratar conforme a razón. Quien poco aprende poco
sabe: el corazón oscurecido no tiene conocimiento de las cosas. Y aunque los
hombres de su natural sean hábiles y sepan, con todo, siempre es menester
aprender de los maestros.
En
el principio, cuando el Reino Chino se se llamó Hec, siendo Rey Hec
Unone, en oyendo este Rey alguna buena palabra, luego la reverenciaba ¿Por
qué la gente ordinaria no la ha de reverenciar? Todos los libros que los
antiguos doctores nos dejaron, cuantas palabras dijeron, todo fué por querer
enseñar a los hombres el modo de vivir. En este tiempo los hombres gastan la
vida vagamundamente, y los que estudian como deben son los menos: y de éstos,
los que agora estudian, todo se les va en estudiar los libros del gobierno para
ganar de comer y apenas hay quien aprenda los libros que enseñan vlrtud y bien
vivir; por lo cual en este tiempo muchos son los que siguen el mal y muy pocos
son los que siguen el verdadero bien a que están obligados.
El
libro intitulado Sec si hi enbun, y otros muchos a este modo, son los
que corren por toda la tierra, y los hombres de este tiempo lo que quieren es a
los que hablan bien y con mucho orden, y éstos dicen que son los buenos libros;
y no saben estimar éste cuya doctrina es para todo tiempo buena, ansí en el
tiempo antiguo como en el presente; y ansí ponen los hombres en dudas de cual
doctrina deban escoger.
Muy
pocos quieren agora oir la doctrina de los primeros sabios y santos, la cual
para cada día es de provecho, porque no quieren conformarse con la razón ni con
su estado, sino vivir a sus antojos, con ser ansí que al que hace bien y al que
hace mal le responde infaliblemente e] premio o el castigo, y no sabe la hora
señalada para su riqueza y prosperidad ni para su pobreza y miseria, ni para
estar hecho o deshecho, robusto o pujante, flaco o necesitado; por lo cual de
la mañana a la noche ha de estar como el que pisa sobre el hielo muy delgado
con miedo de hundirse, pensando siempre lo que es justo y razonable, pues el
mal viene de vuelo y ello mismo se deshace como el hielo.
Lo
que está en el corazón sale por la boca y vése en las obras, porque las
palabras y obras se están siempre mirando. En este libro van como encadenadas o
ensartadas todas las buenas sentencias que sirven para encaminar los hombres en
todo lo que hicieren.
Libro del espejo precioso del claro y limpio corazón
Capítulo 1
De que se ha siempre de ir juntando virtud a virtud.
Conchu
dice: a quien hace bien, el Cielo le paga y le da bienes. A quien hace mal, el
Cielo le paga dándole males.
El
libro llamado Sio Su dice: a quien obra bien, desciéndenle de lo alto cien
bienes, y a quien hace mal, desciéndenle de lo alto cien males.
Usinon
dice: quien junta virtudes a virtudes, encuentra con la virtud; quien allega
vicios encuentra con el vicio. Considera esto con mucha atención y despacio,
porque el Cielo no yerra en sus disposiciones. La virtud tiene virlud por pago
y el vicio tíene mal por pago, y si acaso no se ha dado el pago, es porque aún
la hora no ha llegado. Quien en toda la vida obrare bien, el Cielo le añadirá
bien sobre bien; pero el ignorante y que no lleva las cosas por cuenta ni razón
recibirá trabajos y desventuras.
A
todo el bien o mal que hiciéremos desde el principio hasta el fin le
corresponde su paga, y por alto que vueles, y por lejos que huyas, no te podrás
esconder. Si quieres ir a alguna parte a esconderte, si mientes o dices verdad,
tu pensamiento lo sabe. ¿Para qué preguntas de quién te vino el bien o el mal?
El
bien y el mal, del principio al fin tienen su pago, y tan cierto suele ser
venir presto como tardarse. En medio de tu ociosidad y descanso piensa lo que
hubieres de hacer en toda tu vida, señalando el bien para que no se te olvide,
y dando de mano a lo malo. En medio y dentro del sosiego y silencio piensa y
concierta lo que has de hacer, y cada dia siempre haz fuerza y apremia tu único
corazón para caminar por el camino de la verdadera razón; y si esto hicieres,
dicho se está que ni tú harás mal contra el Cielo ni el Cielo te agraviará a
ti.
El
libro llamado Hec dice: a la casa del que junta virtudas a virtudes
necesariamente le sobrarán bienes, y la casa del que junta vicios
necesariamente tendrá afrentas colmadas.
E]
Rey Anchanlier, muriéndose y dando el gobierno a su sucesor, le dijo: el
mal, por pequeño que sea, no le hagas; y el bien, por pequeño que sea, no le
dejes de hacer.
Chon chu
dice: un solo día que no meditares en la virtud dicho se está que se te
levantarán y nacerán muchos pecados.
El
maestro Sei sam dice: escoge !a virtud y apriétala en tu mano, y cada
día con grande cuidado y diligencia persevera en ella. Cuando los oidos oyen
virtuosas palabras no se tornan a los tres males; cuando el hombre tiene
voluntad de la virtud, necesaria cosa es que el Cielo le siga.
El
libro Tien cogu dice: seguir la virtud es como subir la cuesta; seguir
el mal es como caerse un monte hacia abajo.
Taicon
dice: necesario es que desees con muchas veras la virtud y del vicio no recibas
contento.
Ganchu
dice: la virtud consigo se trae el provecho, y el vicio consigo se trae la
destrucción; por lo cual el hombre virtuoso pone todo su cuidado en la utilidad
de la virtud, y guárdase con recelo de la destrucción; no busca honrosos
nombres, mas ahuyenta de sí la deshonra.
Taicon
dice: hase de mirar la virtud como el sediento las aguas, y para oír el vicio
hémonos de hacer sordos; la virtud es el último contento, y la razón de la suma
grandeza.
Ma ovan
dice: vivir bien, toda la vida aún no llega; mas obrar mal un solo día, luego
el vicio es tanto que sobra.
Ganchu
dice: el hombre virtuoso, si ve un divisible de virtud, no lo deshecha, y una
briznilla de vicio, no la admite.
Hec
dice: si se habla una palabra buena, de cien leguas le responden; y si se habla
palabra mala, de cien leguas le contradicen. Los que dentro en su corazón
tienen la rectitud no tienen necesidad de preguntar los sucesos de su fortuna; y
quien se puede arrimar a su estado y conformarse con él no tiene necesidad de
preguntar su hado; y si quieres tener buena ventura, no hagas cosas con que la
tengas mala.
U Maoncon
doctrinaba así su casa: si allegas oro para que tus sucesores lo hereden, ellos
aún no serán para poder mirar por ello; si juntas libro a libros para que tus
sucesores los hereden, ellos aun no podrán leerlos. Mas la virtud es muy
distinta; porque, si acumulas virtudes y haces bien a otros, mirando a lo que
pasa en medio del otro siglo, dejarás herencia para tus sucesores y ayudarlos
has por largos años. Cuando el corazón del hombre es bueno y la fortuna buena,
todo el bien le viene de presto y es como el árbol temprano cargado de fruta y
flor. Si el corazón es bueno pero la fortuna mala, tendrá en su vida una
moderada hartura. Cuando la fortuna es buena y el corazón malo, la misma
fortuna teme y con dificultad favorecerá al tal hombre; y, en fin, si el
corazon y la fortuna todo es malo, miserias y trabajos tendrá el tal hombre que
le sigan derechamente hasta la vejez.
Renhen lioc
dice: el que a sus descendientes deja por herencia la entereza en la virtud y
firmeza en ella, y la obediencia a los padres, déjales como se multipliquen;
mas quien los deja heredados en falsas mañas, déjales con qué mueran y se
acaben. El que se modera en recibir dádivas es hombre fuerte; el hombre
virtuoso, él mismo se apoya y sustenta en el bien; haz bien a todos, y mucho, y
trátalos amigablemente, porque mientras los hombres viven, ¿que lugar hay donde
no se puedan encontrar? No trabes enemistad con nadie, porque el camino es
grandemente estrecho y te encontrarás con tu enemigo y no te podrás apartar a
un lado para no caer.
Chonchu
dice: quien para mi fuere bueno, yo también seré bueno para él, y aunque alguno
sea maIo contra mí, yo he de ser bueno para con él. Si yo no hago mal contra
nadie, podrán los hombres no ser malos contra mí.
Lochu
dice: el virtuoso es maestro del que no lo es, y el vicioso es materia donde el
virtuoso saca utilidad. El hombre manso hace ventaja al bravo, y el blando hace
ventaja al duro; ansi como la lengua no se gasta, pero los dientes duros son
los que se quiebran.
Aycon
dice: el hombre piadoso vive largos años, y el malo e inquieto en breve
tiempo muere.
Lochu
dice: el hombre bien morigerado para seguir la virtud es como el agua, la cual,
estando represada se puede hacer subir a los montes, y subir por cima de la
cabeza. Puede tomar forma cuadrada y forma redonda y forma torcida, conforme al
vaso do la echa; ansí el hombre virtuoso es amigable y no duro, suave y no
áspero, como el agua, que de su naturaleza no hay cosa debajo del Cielo más
blanda ni más suave de tocar; ansí es mejor la blandura y mansedumbre que la
dureza y aspereza.
El
libro llamado Ren en dice: de todos los hombres que quieren dejar
heredados a sus hijos y nietos en grandes oficios y rentas, de diez partes, las
nueve son malos; mas quien se diere a hacer bien a otros, tendrá después quien
le favorezca a él. Quien hace bien a otros, a sí mismo hace bien; quien cada
día se ocupa en hacer bien a otros, cada momento nace en su corazdn la virtud.
Tanto bien has de hacer a otros, cuanto llegaren tus fuerzas. Entre mil
doctrinas y diez mil libros, los mejores son los que tratan de la obediencia de
los padres, y de la justicia y buena orden; y encima del Cielo y acá bajo entre
los hombres, lo mejor es hacer bien a todos.
Faysen can
dice: el mal y el bien no tienen puertas, sino el mismo hombre llama al mal y al
bien; el pago síguese al bien y al mal, como la sombra al cuerpo. Digo, pues,
cuando en la virtud del hombre se despiert.a algún bien, aún antes que lo ponga
por obra. luego el buen espíritu está en su compañía, y sigue a este buen
deseo; y cuando en la voluntad del hombre se despierta algún mal, aún antes que
llegue a ponerle por obra, luego el mal espíritu está en su compañía y sigue al
tal mal deseo. Quien hubiere vivido mal y después se arrepiente es menester por
mucho tiempo hacer obras dignas de loor, y ansí se podrá decir que se mudó del
mal en bien.
En
un templo llamado Tangac siang tey está escrita esta doctrina: el Cielo
y la Tierra no son parciales; el claro espíritu descubre los secretos; y no por
razón de los sacrificios que se hacen, descienden los bienes, ni por dejar de
sacrificarnos vienen los males.
Quien
tuviere favor guárdese de apoyarse en él todo cuanto puede, y el que tuviere
bienes guárdese de gastarlos hasta acabarlos, y los pobres y necesitados no
sean oprimidos cuanto pueden serlo; porque favor, riquezas y pobreza el Cielo y
la Tierra los traen a la redonda y, en dando la vuelta, vuelven como al
principio; por lo cual el que un día obrare bien, aunque el bien no haya
llegado a su perfección, pero el mal de suyo se sigue, que luego se ha de ir
lejos; y quien un día vive mal, aunque el castigo no haya llegado, pero en fin,
la virtud de suyo se sigue, que se ha de ir lejos.
El
hombre que vive bien es como las hierbecitas de los huertos en el verano, que
no se echa de ver cuando crecen, pero cada día se van haciendo mayores. El
hombre que vive mal es como la piedra de amolar, que aunque no se ve lo que se
gasta, pero cada día viene a mayor disminución. Querer mal para otros y
descanso para sí es cosa prohibida. Un indivisible de bien que sea, aún eso,
hace para hacer bien a otros; y si fuera cosa mala, aunque sea una cosa
imperceptible, procura que no se haga. Quien en e] vestido y comida se conforma
con su suerte de suyo se tiene él contento. ¿Para qué cuentas la fortuna
y para qué preguntas tu suerte? Oprimir a los hombres, eso es lo malo; mas
perdonarles y subjetárseles, eso es lo hueno. La red del Cielo es grandísima, y
la paga vendrá con gran velocidad; Cree y oye mis palabras, porque los
espíritus le reverencian, y los del otro siglo temen y se rinden.
El
maestro Con chier dió esta regla para sus hijos y nietos: tres grados
hay de hombres: el más alto es de aquellos que, aunque no tengan quien los
enseñe, llegan a la virtud: el segundo estado es de los hombres que, ayudados
de maestros, en fin vienen a ser virtuosos; el último grado es de los hombres
que, aun enseñados, no llegan a la virtud. Los primeros, ¿quién son sino los
maestros de los hombres? Los segundos, ¿quién son sino hombres sabios? Los
postreros, ¿quién son sino ignorantes? El bueno habla buenas palabras, el malo,
malas. Los ojos de los buenos no miran a las mujeres, si no es vergonzosa y
honestamente, ni sus oídos oyen palabras descompuestas, ni su boca habla
palabras desordenadas, ni sus pies pisan tierra no debida; no tienen amistad
con los no virtuosos, y lo que no pueden recibir conforme a razón no se atreven
a recibirlo. Júntase el bueno con los sabios, como son rosas olorosas; da de
mano a lo malo, como quien teme víboras y basiliscos; y si alguno dijere que el
que estas cosas tiene no se ha de llamar bueno, yo no lo creeré. El malo no
trata verdad en lo que habla; en sus obras y en sus descansos trata cautela y
traiciones; cuanto quiere, todo es interés, y esta apariencia exterior y
pecados; sus codicias son mujeres, deleites y hacer mal; aborrece a los buenos
como a mortales enemigos; esle necesario el castigo como el comer, y beber, y
el menor castigo que merece es la muerte, y el mayor ser destruída y acabada
toda su casa y linaje; y si alguno dijere que este tal no se ha de llamar mal
homhre, yo no lo creeré.
Fo amus
dice: el hombre bueno obra virtuosamente, y ni un solo día está su alma
satisfecha. El malo obra mal y tambien ni un solo día está su alma satisfecha;
tú y todos los demás, ¿cuál queréis ser destos dos géneros de hombres, o el
bueno o el malo?
Chousu
dice: en un reino llamado Chocoe no había cosa preciosa, sino la virtud
era su riqueza y tesoro.
Conchu
dice: quien mire lo bueno ve que le falta mucho para el sosiego cumplido, y quien
mira al mal vive con recelo como quien mete la mano en algún agua hirbiendo.
Quien mira a los sabios piensa cómo será igual a ellos, mas quien mira a los
necios él mismo dentro de sí escarmienta.
Capitulo 2
De la razón del Cielo
Venchu
dice: quien obedeciere al Cielo permanecerá, y el que desobedeciere morirá.
El
libro Rinsu dice: quien sigue y obedece a la razón del Cielo no pretende
interés, pero no le falta interés, quien sigue la voluntad de los hombres
pretende interés y no le consigue, sino lo que alcanza es su destrucción.
Chucar bu hou dice: concertar los negocios está en manos de los hombres, pero el
acabarlos y perfeccionarlos está en el Cielo La voluntad del hombre dice ansf,
y la razón del Cielo dice pues no ansf, pues no ansí.
El
maestro Concher si au dice: el Cielo oye en el silencio, cuando no suena
voz alguna. Es altísimo, ¿en qué lugar le buscarás? No está muy alto, ni está
lejos, sino dentro del corazón del hombre. Si el corazón del hombre tiene algún
pensamiento, el Cielo lo sabe todo; si el bien y el mal no tuvieren su pago, el
Cielo y la tlerra se mostrarán parciales y no justos.
Huntei enseña:
si entre los hombres se habla alguna mala palabra, el Cielo la oye como si
hubiera sonado un gran trueno; si en lo más secreto de tu corazón ofendes a tu
corazón, los ojos del espíritu son como un relámpago.
Jion haulio
dice: quien ofende a los hombres necesario es que él mismo ofende a su corazón;
quien ofende a su corazón necesario es que él mismo ofende al Cielo. Es injusto
ofender su mismo corazón; a los hombres podremos hacerles daño, pero al Cielo
ningún daño se le podrá hacer; a los hombres podremos engañarlos, pero no
podremos engañar al Cielo. El hombre de este mundo que quiere engañar a los
hombres claramente captiva y oprime.a su propio corazón, y quien a su propio
corazón ofende, ofende al Cielo. Y no digas: el Cielo no lo sabrá; porque está
sobre el alero del tejado de tu casa y al punto es necesario que lo oiga. Si
dices que no lo oirá, pregunto: de los pasados y presentes, ¿quién hay que se
le haya escapado? Aunque el Cielo esté muy sosegado con su color azul, y calla
y disimula, no por eso le ofendas, pues antes de tener nosotros el deseo, ya él
lo sabe. Aconseja a los hombres que no hagan cosa con que ofendan a su corazón,
porque de los pasados que se fueron y de los que han venido al tiempo presente,
¿quién hay que se le haya escapado?
Hombres
hay buenos y hombres que ofenden a otros; mas el Cielo no ofende a nadie.
Hombres hay malos y hombres que atemorizan a otros, mas el Cielo no teme a
nadie. La voluntad del hombre es mala, y el Cielo no yerra. El Rey Cielo no
echa en olvido a los que tienen el corazón que sigue razón, ni olvida a los que
honran a sus padres, ni a los hombres de buena voluntad, ni a los que tienen
corazón dado a la virtud.
El
libro llamado Ecti dice: si los pecados y desconciertos llegaren a
colmo, necesariamente el Cielo ha de castigar con su espada.
a
Chiochu
dice: viviendo mal los hombres bien podrán tener honroso nombre entre los
hombres sin que ellos le hagan mal; mas el Cielo no dejará de reprenderle y
darle en rostro porque no quiso seguir el bien que le aconsejaron. Quien
sembrare calabazas cogerá calabazas, quien sembrare arvejas cogerá arvejas; y
la red del Cielo está muy extendida, y ninguno se podrá escapar de ella. Quien
ara hondo y siembra somero tiene mala cosecha. Quien quiere bien para si y mal
para otros no ha de tener cierto el pago.
Conchu
dice: el que ofende al Cielo no tiene que andar pidiendo mercedes.
Capítulo III
De la predestinación y prefinición de las cosas
Chuhe
dice: la muerte y la vida tienen su prefinición, y la riqueza y prosperidad
todo está en el orden del Cielo.
Benchu
dice: uno manda hacer algo y otro manda dejarlo de hacer; mas el hacerlo ni el
dejarlo de hacer no es cosa que los hombres puedan, hasta e] trago que se bebe
y el bocado que se come todo está antes predestinado. Todas las cosas tienen su
suerte determinada, y quedaránse en vacío los hombres que las quisieren mudar.
Ninguna cosa se concluye porque las cosas sigan con necesidad el consejo humano
sino todo se concluye y se ordena conforme está determinado y prefinido.
El
libro Ren hen dice: no hay que fatigarnos en hacer fuerza a las cosas,
pues ya está determinado lo que ha de ser. No es tal el que puede cual el que
tiene ventura, ni el prudente cual el bien afortunado. Los infortunios no se
podrán evitar por industria ni arte; ni los bienes podrás alcanzar por muchos
ruegos.
Sousu
dice: aunque veas los trabajos, no son fáciles de evitar; y aunque veas las
ganancias, no son fáciles de haber.
Rionlli
dice: Aun estando cercana la ganancia, no es fácil el haberla; y estando cerca
los trabajos, no es fácil el evitarlos.
Chonchu
dice: quien sabe qué cosa es preordinación, aunque vea el interés, no se le regocija
el alma; y aunque la muerte esté cercana, no se entristece. Con lo que alcanza
a saber un día pasa aquel día, y con lo que alcanza a ver una hora, pasa
aquella hora; que vaya apriesa, que vaya despacio, las cosas estan
determinadas, tienen muchos caminos. Llega la hora de la prosperidad y lleva a
los hombres a las Casas Reales; pasa la rueda, viene un rayo y quiebra los
escudos honrosos y acábase todo.
Lierchu
dice: las casas de los hombres necios, sordos y mudos están prósperas y ricas;
las de los sabios y de agudos ingenios están pobres; el año y el mes, el día y
la hora señalados vendrán por su cuenta, según esta prefinido, y no por la
voluntad humana.
Capítulo IV
De la honra que se debe hacer a los padres
Su dice
(es afecto que pone para decir las cosas de grande importancia): al fin mi
padre me engendró y mi madre me trajo en los brazos y les fuí causa de muchos
llantos y tristeza y me criaron con mucho trabajo. Si quiero pagar, esto es muy
grande el bien que he recibido, y el Cielo es infinito.
Conchu
dice: todo cuanto somos, hasta los pelos de la cabeza y pellejos de la carne,
recibimos de nuestros padres, y el no echar a mal ninguna cosa que de ellos
recibimos es el principio de la obediencia. Ser hombres, seguir la razón,
cobrar nombre para los siglos venideros, para que sean honrados nuestros
padres, es el fln donde llega la honra paternal. El hijo obediente sirve a sus
padres mientras viven, respétalos, hónralos. y susténtalos con mucho contento.
Cuando enferman, duélense de ellos; después de muertos, los lloran y ofrecen
sacrificios; por lo cual, quien no quiere bien a sus padres y quiere bien a
otros, es de falsa crianza. El hijo virtuoso sirve y obedece a sus padres, por
lo cual será hombre recto y será promovido para servir a los Reyes. Quien sirve
a sus hermanos mayores es hombre obediente y será promovido para servir a otros
grandes. Quien gobierna su casa conforme a razón tendrá prudencia y será
promovido para gobernar a los demás.
Rienlei
dice: el hijo que está en casa de su padre, si sale fuera, ha de decirlo, y
volviendo ha de ir luego a ver a su padre. A qualquiera parte que fuere, ha de
ganar su comida; cualquiera cosa que estudiare, ha de ser cosa útil; hablando,
no ha de hablar como viejo al que tuviere doblada edad más que él; hale de
servir como a padre; al que tuviere diez años más, revenrenciarle como a
hermano mayor; con el que tuviere cinco años más que él, podrá haber amistad y
pasar a las iguales. Mientras vivieren tus padres no vayas largos caminos, y si
aconteciere ir, ha de ser diciendo donde vas. En ninguna manera dejes de saber
la edad que tienen tus padres, porque si son de poca edad holgarás de tenerlos
para muchos años, y si de mucha, estarás con recelo de su muerte. Mientras
viviere tu padre, mira lo qué manda, y gobiérnate por él; después de muerto,
mira cómo vivió, y tres años después no te apartes de la razón de tu padre. El
que tuviere estas cosas diremos que cumple lo que debe a buen hijo.
El
maestro Ychoan dice: desde el día que los padres murieren, y lo demás de
la vida, han de vivir los hombres en perpetua tristeza; no se han de hallar en
banquete, ni fiestas, ni músicas, ni regocijos sino fuere en caso muy honroso,
que entonces será lícito.
Taycon
dice: el hombre que honrase a sus padres, él también será honrado de sus hijos,
y el que no honra a sus padres, ¿cómo quiere ser honrado de sus hijos? El hijo
obediente tiene por pago engendrar hijos obedientes, y al hijo desobediente
pagarle han con que engendre hijos desobedientes; y si alguno no creyere esto,
mire a las goteras de las canales, las cuales adonde una vez dan nunca mudan el
lugar.
El
maestro Lo dice: no tienen los hombres cosa que no sea fundamentalmente
de los padres. Quien cría hijos sabe el bien que él recibió de sus padres.
Cuando los hombres ya son hombres, saben los trabajos que pasan los hombres.
Hen chu
dice: entre tres cosas que tienen los malos hijos, la mayor es cortar la
sucesion de su linaje. Quien cría hijos para remediar su vejez es como el que
recoge trigo para el tiempo de la hambre.
Chenchu
dice: cuando tus padres te quisieren bien, huélgate de ello, y nunca te olvides
del amor que te tienen; y si te quisieren mal, teme, mas no los aborrezcas. Si
tus padres hicieren algún mal, avisalos con respeto, mas no les seas rebelde.
Conchu
dice: entre mil diferencias de pecados, los cuales merecen uno de los cinco
castigos, no hay tan grave pecado como el del hijo desobediente.
Chenchu
dice: el que honra a sus padres y el piadoso es entre cien bienes el primero.
No hay cosa mejor que la obediencia de los padres. Quien en todo cumple con la
obligación que tiene al Cielo, los vientos y las lluvias le obedecen a su
tiempo. Quien obedece a la Tierra enteramente todas las cosas le suceden en mucha
abundancia.
El
que obedece a los otros hombres tendrá toda la plenitud de bienes.
Capítulo V
De la rectitud que cada uno ha de guardar
Senlisu dice:
cuando vieres la virtud de los demás, busca en tí si tienes aquella virtud, y
viendo el vicio ajeno, busca en tí si hallas el tal vicio, y de esta manera
sacarás provecho.
Ren hen lio
dice: el hombre que no guarda la gravedad debida recibirá deshonras; el que no
tiene temor a nadie, él se está llamando los daños; el que piensa de sí que no
está lleno recibirá utilidad; el que no está satisfecho de sí oye a los demás.
Conchu
dice: el hombre virtuoso que no guarda gravedad no puede tener autoridad en su
oficio; y aunque sea letrado, no tendrá constancia. El hombre, para ser señor
de sí y de lo que propone, no ha de tener amigos que no sean tan buenos como
él; cuando pecare no sea perezoso en salir de su pecado.
El
libro Ren hen dice: el juez valeroso ha de tener pecho para sufrir a
todos, y no ha de hacer cosa que sea necesario sufrirle a él. El hombre no ha de
ser mudable, sino firme y constante, que esté siempre en el mismo ser.
Sou su dice:
dificil es enseñar a los demás los que enseñan por su interés, porque el tal no
será creído; mas el que en su propia persona es recto, será obedecido cuando
enseñare.
Souse
dice: no porque los otros no puedan lo que tú los has de reprender, ni los has
tampoco de reprender porque tienen faltas que tú no tienes.
Taicon
dice: si fueres hombre estimado, no por eso desprecies a los otros; si fueres
noble en reputación, no desprecies a los pequeños; aunque tengas fuerza y
favor, no tengas en poco el haber de pelear
Chen Rion con dice: la propia constancia y fortaleza es aventajarse en la virtud de
los demás; mas hacer ventaja a otros en dinero es hacerse malo. El que en
fuerzas excede a los demás presto pierde la vida
Conchu dice:
los buenos ser maestros de los demás es la propia doctrina; los buenos hacer
amistad con los demás es la propia obediencia; los malos enseñar a los demás es
la propia falacia; los discordes tratar de poner en paz a los demás es vender
palabras.
Benchu
dice: quien por fuerza quiere sujetar a otros no podrá sujetarles las
voluntades con bienes; sujetar los hombres es sujetar las voluntades y todo
queda contento, sujeto.
Taycon dice:
quien viere el bien que otro hace haga memoria de ello, y si viere que hace
mal, encúbralo.
Conchu dice:
el que encubre el bien que hacen los hombres impide a los demás para que no
sean sabios; quien infama a los otros hase de llamar ruin hombre. Dí el bien
ajeno como si fuera tuyo propio, y el mal ajeno como si tú lo hubieras hecho.
Maul
dice: oír los pecados ajenos ha de ser como si oyésemos el nombre de nuestros
padres; para que, ya que podemos oírlo, no nos salga por la boca.
Benchu
dice: quien dice el mal ajeno algún día habrá que reciba la pena que dió.
El
maestro Concher Siao dice: quien oyere murmurar de sí no por eso se
enoje; y quien se oyere loar, no por eso se alegre. Quien oyere decir mal de
alguno no ayude al mal que oye; y si oye decir bien, ayude él a ellos, que
algún día se holgará de haber ayudado.
En
un libro llamado Siquen se dice: gran contento es ver los buenos, y
grande es oir buenas cosas, y grande es hablar buenas palabras, y grande es
vivir bien. Oír el mal ajeno es como llevar a cuestas espinas que pungen, y oír
el bien ajeno es como traer consigo flores recién abiertas. En el mismo libro
se dice: el corazón no ha de tener mal pensamiento, los pies no han de andar
paso desconcertado, el hombre no ha de tener malas amistades, las cosas no han
de ser sin razón y justicia recibidas.
El
libro Rinsu dice: con la presteza que corre el viento conviene que los
hombres enmienden la vida, dejando el mal y tomando el bien; y con la presteza
que pasa el relámpago, se deben de arrepentir los hombres de sus pecados.
Chucon
dice: el pecado de los hombres virtuosos es como el eclipse del sol y de la
luna, que hacen una culpa y todos le notan; es como el eclipse, que pasa en un
punto y todos levantan la cabeza a mirarle. Quien supiere qué cosa es pecar
conviene que se aparte de sus pecados, y pudiendo hacer bien no lo deje; quien
peca y no se arrepiente y sale de su pecado es como si pecase de nuevo.
Tit guien euar dice: quien supiese algún pecado del cual no haya habido arrepentimiento
diga que siempre el pecado se está en pie. El caballo cuando rehuye la carga
obedece al azote, mas el necio toda la vida es azotado y no se afrenta de ser
menos disciplinado que el caballo. Quien nos dice nuestras culpas es nuestro
maestro y quien nos dice que somos buenos es nuestra destrucción.
Conchu
dice: si tres hombres fuéremos caminando, necesario es que tenga el uno de
ellos por mi maestro, y escoja al mejor y le obedezca, y al malo le dé de mano.
El
libro Ren hen dice: habla pocas palabras y escoge buenos amigos y no
tendrás de qué arrepentirte ni de qué recibir pesadumbre.
Taycon
dice: las muchas palabras no son de provecho para conservar la vida, y los
muchos oficios sí.
El
libro Ren hen dice: en pocas palabras hay pocas murmuraciones, y en
pocas codicias se pasará bien la vida.
Taycon dice:
no tienen precio las riquezas de los hombres diligentes, porque la diligencia
es el propio apoyo de la vida.
El
libro Ren hen dice: quien quisiere conservar su vida no sea codicioso,
quien quisiere vivir huya de ser conocido y nombrado; el no ser codicioso es
cosa fácil, mas no querer ser nombrado es dificil. Quien pone su fin en ser
nombrado el mismo se degüella. El hombre de muchos dineros corta el hilo a sus
sucesores.
Lochu
dice: las muchas codicias lastiman el alma, y los muchos dineros lastiman el
cuerpo.
Oubun ten con dice: los hombres han de ser de buen gusto y contento, y en una
moderada templanza, sin tener fausto de prósperos y poderosos. Quien no desea
desordenadamente las riquezas, en toda su vida tendrá pocos males; quien puede
sufrir siempre los males que les sobrevienen podrá vivir quietamente. Bañarse
de ordinario es saludable, mas codiciar de ordinario es enfermo. Quien aprende
buena doctrina evita pesadumbres, mas el aprenderla es difícil.
Taycon dice:
el corazón codicioso mata a los hombres, y la boca aguda lastima la vida.
El
libro Ken hen dice: el oír cosas deshonestas destruye la virtud, y los
pensamientos tristes consumen la vida.
Conchu
dice que en las cosas de poco provecho no hay que poner mucho cuidado en
averiguarlas, y no te pongas a gobernar las cosas dignas de darlas de mano; mas
si fuere cosa que toca al Rey y a sus grandes, y la la paz entre ellos, o a la
conformidad entre padres e hijos, o a la concordia entre marido y mujer, luego
ese mismo día las compone y concierta sin levantar la mano.
Conchu
dice: si hubiere alguno a quien todos quisieren bien, menester es el averiguar
el porqué; y si alguno hubiere a quien todos quisieren mal, también es menester
averiguar el porqué.
Tay cap
dice: cuando el Cielo hiciere algun daño, puede hacerlo; mas tú propio no lo
puedes hacer.
Ken hen lio
dice: quien, en oyendo alguna buena doctrina, reverencia a quien la dice y, en
siendo aprendido, se huelga de ello; éste da muestras de sabio santo.
El
maestro Cher hao dijo a sus discipulos: si para ser los hombres
virtuosos fuera menester mucho trabajo y poner mucha fuerza, y gastar mucho
dinero, aunque los hombres no fueran virtuosos, fuera cosa tolerable; mas no
siendo menester mucho trabajo, ni fuerza, ni dinero, ¿cómo los hombres no son
virtuosos? Si un llombre es despreciado de la gente de su pueblo y aborrecido
de sus propios padres, que el tal no sea virtuoso es cosa tolerable; mas siendo
querido de sus padres y honrado de la gente de su pueblo, ¿por qué no ha de ser
el hombre virtuoso?
Cungu
dice: Conchu aguardaba tiempo oportuno para hablar, y ansí ninguno
despreció sus palabras; cuando, en ocasión, como era en fiestas y en regocijos,
entonces se reía, y ansí a ninguno perecieron mal sus risas. Lo que se le era
debido de justicia y de derecho aquello recibía, y ansí a ninguno pareció mal
que lo recibiese. Quien en los convites se modera en hablar verdaderamente es
hombre virtuoso; y quien en las cuentas del dinero da sus cuentas claras y
ciertas verdaderamente es hombre recto.
El
libro Tay hac dice: los hombres ricos tienen muy compuestas sus casas,
los virtuosos componen su propia persona. Hacer lo que es justo, por mas que se
haga, no se llega a lo que se debe; mas lo que no es justo cualquiera cosa que
se haga sobra.
El
libro Ren hen dice: el hombre requiere ser de gran virtud y de mucho
tomo; porque si fuere amigo de desollar y de deshacer a todos, sus hijos serán
tales que le den el pago. Quien antepone la virtud al dinero es hombre de tomo,
mas quien antepone el dinero a la virtud es hombre ruin.
Conchu
dice: la buena, medicina ataja las enfermedades, y la palabra áspera con
verdad, corta los males. Los que hacen algún bien a otros no llegan a los que
se apartan de pecados, y los que huyen de daños temporales no llegan a los que
huyen de pecar. Ninguna cosa quiere ser estrecha y el bien de suyo es cosa
grande. El hombre perfecto nunca está ocioso, y el que está ocioso no es
perfecto.
Chucon
dice: los hombres virtuosos en tres cosas no quieren para sí lo que no quieren
para otros: Hay algunos que aún al Rey no servirán, y tratan de que otros les
sirvan a ellos; esto no es justo; y hay quien a sus propios padres no pagan lo
que deben, y si tienen hijos, quieren que les sean obedientes; tampoco esto es
razón; y hay quien no haga reverencia a sus propios hermanos mayores y quieren
que los demás obedezcan a ellos y esto también no es razón. Los hombres
virtuosos ninguna de estas tres cosas quieren.
Lochu
dice: el hombre que se mira a sí es ignorante, el que se satisface de sí es
necio, el que se gloria de lo que hace no merece premio, el que todo su cuidado
pone en su vanidad no puede crecer.
Lauhue
dice: el que está bien proveído de. mantenimientos y vestidos no teme la hambre
ni el frio, y el que está bien proveido de razón y virtudes no teme los males.
Taycon dice:
el que quisiere medir a otros es menester que se mida a sí propio primero. Las
palabras injuriosas lastiman al propio que las dice, como quien hinche la boca
de sangre para rociar con ella a otros, primero ensucia su boca.
Lochu
dice: si los más doctos se reputaren por menos que otros, y los de más mérito
se contaren por los más inútiles, y dentro de su corazón tuvieren mucha pureza
y limpieza, podrán ansí tener paz y quietud en su espíritu. La boca de muchas
murmuraciones mata a los mismos murmuradores.
Taycon
dice: el hombre pobre en muchas cosas empereza, mas el rico tiene fuerzas para
todo.
Conchu
nunca hablaba cuando comía ni cuando había de dormir.
Cungu
dice: estando durmiendo no se ha de estar como hombres muertos, y estando
sentados no ser mal compuestos.
Conchu
dice: el buen labrador no deja de labrar sus tierras por miedo de la seca, ni
el buen mercader deja de ir al mercado por estar quebrados los puentes del
mercado; ansí el sabio y virtuoso no emperezca en lo que es razón por causa de
la pobreza.
Benchu
dice: el hombre siendo comedor y bebedor es despreciado de los demás, porque
por una comidilla quebró en cosas grandes. Ninguna cosa de pasatiempo y burla
es de provecho; solas las cosas de veras tienen mérito.
Taicon
dice: no te pares a atar el zapato cuando pasares por los melonares, y pasando
por debajo de algún guindo no levantes la mano a enderezar el sombrero.
Bonchu
dice: quien amare a quien no le responde con amor, vuelva a amar con más veras;
quien gobernare a los que no son gobernables, vuelva a gobernarlos con más
prudencia; quien guardare crianza con quien no se la guarda, vuelva a
reverenciarle de nuevo.
El
libro Ren hen dice: el que está lleno y satisfecho de sí es ignorante;
el amigo de su parecer es necio; quien a si propio se hace mal, que lo sufra.
Taicon
dice: los pecados que hay dentro de tu casa fuera de ella se oyen. El que
viviere virtuosamente será honrado de todos. No seas amigo del hombre que no
fuere bueno; no recibas cosa que no sea muy justa; con cólera no publiques los
males ajenos; lo que no fuere bueno nunca lo cuentes. En siendo el hombre
cuidadoso no tiene de qué entristecerse, y en siendo sufrido no será afrentado;
y en siendo quieto vivirá en paz; y en moderándose en gastar, siempre tendrá en
abundancia.
Rienley dice:
no des lenguas a la soberbia a que crezca en ti, ni te desenfrenes en tus
deseos, ni te satisfagas presto en las buenas protecciones, ni te regocijes
todo cuanto pudieres.
El
libro Sousu dice: quien vive bien, anda el rostro descubierto. Los
hombres sabios y prudentes escogen lo cierto y desechan lo dudoso y las
palabras que ponen los hombres es justo se cumplan. Quien trata verdad sin
interés, tendrá parte en el dinero.
El
libro Ren hen díce: bien es tener descansado el corazón, mas guárdense
los hombres que el cuerpo esté descansado; la razón es justo que esté
satisfecha y contenta, el cuerpo no es justo que esté contento; el cuerpo no
cansado luego se hace perezoso e impedido; el cuerpo no afligido luego brota
deshonestidades sin término. Por lo cual la paz y quietud que nacen de los
trabajos, ésta es la que permanece; el contento que nace de las tristezas, éste
es el que nunca se enfada. Quien tuviere con tanta firmeza el contento, ¿cómo
se podrá olvidar de los trabajos? El corazón que no tuviere palabras engañosas
podrá vivir junto con los grandes truenos; el oído que no oye los males de otros,
y los ojos que no notan las fallas ajenas, y la boca que no dice los pecados
ajenos, a éste tal poco le falta para virtuoso. Cuando en alguna casa hubiere
algún hombre virtuoso otros tales le vendrán a visitar, y cuando hay algún
hombre ruin, otros tales como él frecuentan la casa.
Taicon
dice: quien en una cosa ofende pierde otras cien obras buenas que haya hecho.
El
libro Sousu dice: entre las faltas, ninguna hay mayor que querer los
hombres las cosas por su antojo sin razón; y entre las cosas solas, ninguna más
sola y desamparada que el hombre presuntuoso.
Lochu
dice: al espejo muy claro no se le pega el polvo, y a los buenos espíritus no
se les pegan los malos deseos.
El
libro Su dice: quien no pone fuerza en evitar las pequeñas cosas al fin
le pesará de la pérdida de grandes virtudes. Una sola centella de fuego basta
para quemar la madera de diez mil montes; una media palabra mal dicha basta
para destruir el bien de toda la vida.
Conchu
dice: el hombre virtuoso, sin soberbia, tiene crianza; el hombre ruin, con
soberbia, es mal criado.
Conchu
dice: el hombre de buen ingenio, sabio y prudente no desprecia a nadie; el
hombre bien hablado y entendido no litiga por aventajarse a los demás; el
hombre de más fuerzas y para más que otros no ha de hacer mal a otros. Lo que
no supieres pregúntalo; lo que no sabes hacer apréndelo, y aunque lo sepas,
sujétate a otros, y ansí saldrás después virtuoso.
Sien su toan dice: quien no trata con mujeres no hay por donde sea ensuciado; quien
no acodicia riquezas no hay como le venga mal; quien no bebe vino no andará
embriagado; quien no desprecia a nadie es hombre de valor; quien estimare a
todos tendrá mucha quietud; quien hubiere la voluntad uniforme con todos no
tendrá rencores.
Lo Uchu
dice: los santos atesoran buenas obras y no atesoran dineros. El que viviere
conforme a la razón conservará su vida, y quien anduviere tras el dinero la
perderá.
Chuape
dice: el contento o pesar que hubieres en tu corazón sale por la palabra de tu
boca; por tanto guárdate no te derrames en hablar.
Oepa dice
quien hiciere bien a otros y les tuviere mucho amor, a sí propio se honra. El
que con cuidado estudiare levantará cabeza.
Conchu
dice: si los hombres ricos y de grande estado se humillaren a ser como los demás
inferiores, ¿quién dejará de estimarlos conforme a su dignidad por eso? Si los
hombres, estando en su dignidad y prosperidad, amaren y honraren a los demás,
¿qué hombre habrá que se atreva a no amarlos y honrarlos? Si cuando los hombres
son jueces o tienen otros preeminentes oficios guardaren el rigor y rectitud
que deben, ¿quién habrá que se atreva a no temerlos y respetarlos? Y si lo que
mandaren fuere justo y prohibieren lo que no es justo, ¿quién se atrevería
desobedecer sus mandamientos?
Ganosi que hun dice: cuando alguno te prestare algún libro, conviene que no le
maltrates; y si cuando trujere alguna cosa rompida, luego lo has de aderezar;
esto en los hombre de letras es una cosa, entre otras ciento, muy bien hecha.
E haihu
dormía de día, y dijo Conchu: del madero podrido no es bueno para
entallar; ni puede ser lucida la pared hecha de cieno
Chuhu guan cun, en un libro llamado Cailun sin bun, dice: los buenos
temporales nacen de la verdad y la limpieza del trato con que tratamos, y las
virtudes nacen de la humildad, y la razón nace de la conformidad con su estado;
la vida nace del mucho amor y amistad con que se tratan los hombres. Las
tristezas nacen de los muchos deseo; los males nacen de las muchas codicias;
los yerros nacen de la soberbia; los pecados nacen de la falta de virtud.
Cierra tus ojos porque no vean las faltas ajenas; cierra tu boca por que no
diga mal de nadie; refrena tu corazón porque no se vaya sin freno tras de sus
deseos; ponte ley a ti mismo para no seguir malas compañías; nunca hables
palabras ociosas; los negocios que no te tocan, no te entremetas en ellos.
Calla, calla, calla, porque son sin cuento los que callando se han hecho
santos. Humíllate, humíllate, humíllate y ansí allanarás mil daños y diez mil
desgracias. Sufre, sufre, sufre y pondrás fin al enojo de tus
acreedores. Conténtate, conténtate, conténtate porque las honras y glorias de
este mundo no vienen por tu causa. Reverencia al Rey y honra a tu padre y
madre. Si salieres a servir a otros sirve a los buenos; distingue entre el
sabio y el ignorante; perdona al que no sabe; lo que te viniere por buena via,
sin contradicción, no le des de la mano, porque en soltándole de la mano no le
podrás volver. No te desvanezcas esperando lo que está por venir, ni pienses
sobre las cosas pasadas. Los hombres muy habiles tienen muchas ignorancias y
los muy diestros contadores yerran muchas cuentas. Quien hace mal a otro a sí
mlsmo se hace mal. Quien se arrima al favor que tiene tendrá muchos desastres;
guarda esto en tu corazón y mira bien sobre ello. Por causa de no tratar los
hombres con verdad se acaban las cosas, y por no tratar los hombres sin interés
pierden las dignidades que tienen: persuade a los hombres a que escarmienten
una vez por toda su vida. Justo es suspirar, justo es escarmentar, justo es
temer: en lo alto está el espíritu del Cielo, y en lo bajo sacrifican al de la
Tierra. Las cosas manifiestas tienen las leyes de los Reyes con que se
gobiernan, y las ocultas tienen el espiritu que las gobierna. Guarda las leyes
de los Reyes, sigue el dictamen de la razón, y escarmienta, escarmienta.
Benchu
dice: en todo el mundo se dice que los hijos desobedientes tienen cinco cosas:
la primera, que son perezosos y no quieren trabajar, ni mirar lo que sus padres
han menester para su sustento; la segunda, son jugadores, amigos de comidas y
bebidas y no miran por el sustento de sus padres; la tercera, las haciendas y
dineros que tienen las quieren para su mujer e hijos, sin acordarse del
sustento de sus padres; la cuarta, es si se anda a sus antojos, al apetito de
sus sentidos, lo cual para sus padres es la muerte; la quinta, son amigos de
gente inquieta y andan acompañados de hombres revoltosos, con lo cual ponen en
mucho peligro a sus padres.
Capítulo Vl
De la conformidad con el propio estado.
Ren hen lioc
dice: sabe contentarte con lo que tienes y vivirás contento, porque las muchas
codicias traen muchas tristezas. El que está contento con su estado, por pobre
que sea, vive con mucha alegría, y el que no sabe contentarse con lo que tiene,
por más rico que sea, vive triste vida. Quien sahe contentarse siempre está
contento y vive toda la vida sin ser afrentado. Quien sabe decir basta siempre
dice basta y en toda su vida no pasa verguenza. Si comparándote con los mayores
no llegas a ellos, compárate con los menores y excederlos has. Si siempre nos
comparásemos con los inferiores, no habría quien no estuviese contento.
Kec Giansi
dice: la larga o la corta vida todo tiene su término; tener o no tener ya tiene
su término fijo; y quien yerra el camino quedárase sin nada; lo mejor es
contentarse cada uno con su suerte.
Conchu
dice: de los hombres es querer ser ricos y prósperos; mas si no es razón y
justicia, no hay para qué quererlo. De los hombres es aborrecer la pobreza y
miseria; mas si no es conforme a justicia, no hay por qué desearlo. Para mí las
riquezas y prosperidades mal habidas son como la niebla que está sobre la
tierra.
Lochu
dice: quien sabe estimar la honra, guárdese de las afrentas.
Conchu dice:
quien se conoce a si propio no quiere mal a nadie; quien está contento con su
suerte no se enoja con el Cielo: miserable es el hombre que aborrece a otro
hombre, y quien aborrece al Cielo tiene malas pretensiones. No hace buen trueco
quien echa sus culpas. Muy diferentes son las cosas por las cuales los hombres
merecen honra o vituperio. !Cuánto es diferente la paz de la discordia, y el
bien del mal¡. Anteponer el interés a la justicia es infamia. El hombre honrado
siempre mira a la razón, y el que no tiene honra siempre es miserable. Quien
mira a lo que es razón siempre predomina a los miserables; todos los sin razón
siempre son sujetos a otros; por lo cual se dice ser muy diferentes honor y
deshonor. Quien conforme a su estado deba comer el pan bazo no es razón piense
cómo florear la harina. Cuenta lo que ganas cada día y lo que es menester
gastar.
Conchu
dice: el hombre virtuoso, aunque sea pobre, no hace vileza; los hombres ruines,
en siendo pobres, salen de madre en sus maldades. Quien poco come poco gasta y
poco tiene que pedir a otros.
Onc sin bin
solía decir: quien siempre come raices de hierbas podrá hacer cuanto quisiere.
Tionyon
dice: siempre los hombres ricos y prósperos se tratan como tales, y los pobres
se tratan como pobres siempre; los forasteros andan como forasteros, y los
tristes y afligidos andan como tristes y afligidos.
Conchu
dice: lo que no cayere debajo de tu jurisdicción, no temas juzgarlo.
Capítulo 7
El dictamen de la razón
El
libro Ren hen dice: sentado en lo escondido de tu casa está como cuando
pasas por la calle. Vela sobre tu corazón como sobre seis caballos, y podrás
pasar bien tu vida.
El
libro Yut enhu dice: el corazón del hombre requiere estar dentro de sí
propio.
Sousu
dice: el hombre que resueltamente pone todo su cuidado en vivir bien nunca
tendrá mal. Quien no despide del pensamiento los males tendrá muy cerca la
tristeza. Preguntó uno, visitando a otro, cómo pasaba su vida, y respondió el
otro que labrando su corazón para dejar por herencia a sus hijos.
Hec si angsi
dice: si las prosperidades vinieran a los hombes a fuerza de discreción, Hon
ni había de haber sido desde muy mozo muy inmediato a los Reyes; mas los
hombres de este mundo no pueden mudar las antiguas determinaciones del Cielo, y
en vano se andarán desvelando para mudarlas.
Huantion sacon doctrinaba a sus hijos: por muy ignorantes que sean los hombres, para
censurar a otros son hábiles; y por muy hábiles que sean, se apasionan y ciegan
en sus propias cosas. Vosotros, hijos, siempre que hayais de reprender o
censurar los corazones de otros, sea mirándolos como los vuestros propios; y
cuando condescendiéredes con vuestros propios, sea como condescendiéredes con
los demás. No os dé pena de no llegar a ser como los muy sabios, ni de no
llegar a sus dignidades; porque en no queriendo más para vosotros que para los
demás, perfectamente tendréis el corazón de santos; como midiéredes vuestro
propio corazón ansí medid el ajeno.
Sousu
dice: estudiando mucho y preguntando mucho se podrá saber mucho. Caminando por
la alta vida y castigándose en las palabras se podrá vivir en mucho contento.
Conchu
dice: quien con muchas veras desea aprender hasta la muerte, quiere lo que es
bueno; el hombre prudente y de buen entendimiento, bienhechor de otros,
guárdese de ser ignorante. El hombre de mejor invención e industria del mundo
debe rendirse en su parecer a los demás. El hombre más poderoso y de más
fuerzas del mundo debe estar sujeto a las leyes. El más rico de cuantos hay en
el mundo conviene ser muy humilde.
Chucon
dice: el pobre no ha de hablar adulando ni mintiendo, ni el rico se ha de
ensoberbecer.
Conchu
dice: el pobre no tener rencores es difícil, y el rico ser soberbio es fácil.
Sioconcher
preguntó y respondio Tin Hij: lo que fuere agradable a tu apetito nunca lo
hagas. Donde hubieres llevado lo mejor no vuelva otra vez allí. Del lugar que
fuere agradable a tu voluntad, vuelve luego la cara. La razón es el fundamento
de la virtud y la ayuda. La razón pone en el camino para obrar, y ansí, quien
no viviere bien, si es hombre de buena razón, la buena razón se mintió a si
mismo, faltando en lo que se debia a si propio. No se ha negar que hay
enterramientos afortunados; mas enteramente estriba todo sobre las buenas obras
y uno con otro se ayuda. Si las riquezas y dignidades nacen de los buenos
lugares donde se entierran los hombres. ¿cómo Con poc no halló buen
enterramiento para sí? Los hombres antiguos eran incultos en la apariencia
exterior, como las bestias y en lo interior eran muy grandes santos; los
hombres de este tiempo en la apariencia exterior son como hombres, y en lo
interior son como bestias. Si el corazón es de santo, aunque la apariencia
exterior no lo sea, lo bueno interior hará bueno lo exterior; si lo exterior
parece bueno y el corazón no lo es, lo malo interior hará malo lo exterior.
Quitarse el cabello y hacerse religioso no basta para ser santo, si el corazón
no es de santo.
El
libro Taihac dice: la buena voluntad nunca se engaña a si misma, sino
siempre aborrece el mal olor y ama la buena apariencia.
El
libro Joquen dice: a los hombres de verdad y sin malicias los tienen por
ignorantes, y de los hombres callados dicen que no saben hablar, y de los
mancos dicen que son para poco. Si todos los hombres me dijeren que soy
inhábil, bien es que yo mismo lo conozca ansí y que haga las orejas sordas y la
boca como si no supiera hablar. Si te tuvieres en mucho y te tuvieres por muy
sabio mira que yerras y que al cabo has de caer, y rumiando la caída has de
tener pensamientos humanos, y volviendo sobre tí dirás: mejor fuera tenerme en
poco. Quien es tan industrioso que pueda salir con cien cosas no es tal como el
que aun una no puede. Lo que está por venir no lo señales con el dedo ni te
desasosiegues esperándolo, y lo que ya pasó no pienses sobre ello: muchas cosas
hay que nunca serán y piensan los hombres que han de ser, y otras hay que
infaliblemente serán y piensan los hombres que nunca han de ser. Cuando
tuvieres dinero, acuérdate del día que te ha de faltar, y en el día de los
contentos y salud, acuérdate del día de la enfermedad y tristezas.
El
libro Sousu dice: pequeña paga para quien espera mucho no es paga. Quien
en sus prosperidades se olvida de los necesitados es desconocido. Favorece a
cual y cual hombre como favorecieras a hombres muy principales; da limosna a
cualquier hombre como si la dieras a cualquiera que estuviese cercano a la
muerte, y del bien que hicieres no pidas paga, ni de lo que una vez dieres te
arrepientas. Si el corazón no está ciego, cualquiera razón conoce muy
claramente.
El
libro Sun subec dice: el ánirmo del hombre requiere ser grande, y el
corazón, pequeño. El hombre prudente ha de serlo en todo, y al hombre bueno no
le ha de faltar nada. Haz cuenta siempre que estás al punto del día de los
trabajos, y piensa siempre que estás a punto de pasar la puente.
El
libro Ren hen dice: los hombres perfectos no tienen de qué arrepentirse.
Quien no quiere más para si que para los demás con ninguno tiene rencor. El
hombre afable no tiene enemigos. El bien sufrido nunca es afrentado. Quien teme
la razón siempre vive contento. Los hombres mansos con seguridad pueden ir por
toda la tierra, los soberbios no pueden dar un paso con seguridad.
Con Lu
dice: la intención ha de ser recta.
Chubuncon
dice: guarda la boca como guardas la taza con que bebes; guarda tu corazón con
el cuidado con que se guardan las fortalezas. Los mentirosos abren las
bocas de los demás para que digan de ellos, y todo el trabajo y fatiga que
tuvieren es porque han querido señalarse en mentiras.
El
libro Sousu dice: el hombre que no conoce sus pecados está ciego. A
quien por mal hablar es aborrecido sobrevendrán muchos males.
El
libro Ren hen dice: la codicia de las cosas nace de afuera; mas el
apetecerlas nace de la inclinación natural. El hombre virtuoso, si quiere
hacienda y la recibe, es conforme a razón; por cosas de razón se entristece y
no le entristece la pobreza; trata de cosas de razón y no de cosas de comida;
es hombre de gran llaneza y muy sufrido; el hombre ruin es entonado y mal
sufrido. A grandes pensamientos para bien vienen muchos bienes; a mucha
industria para el mal vienen muchos males. En el bien mejor es ser el primero.
mas en lo malo nunca seas primero. Cada uno barra la escarcha que está delante
de sus puertas y déjese de quitar la nieve que está sobre el tejado ajeno. Si
en el corazón no nos hemos olvidado de otro no tendrá la cara de qué tener
color vergonzoso.
Chonchu
dice: quien pretende el dinero entristece cuando no hay mucho; y, en teniendo
mucho, hace con ello mal a otros; y, ansí, todos cuantos guardaren las tres
partes de diez que tuvo el Conchu de bienes no incurrirán en las seis
penas de la ley de Sauho.
Sarhuan
dice: humíllate a los sabios, engrandece a los que son para mucho; encubre lo
malo y publica lo bueno.
El
libro Ren hen dice: no te enojes porque al presente tienes pequeñas
heredades; vuelve atrás un poco y súfrete y ten ánimo; en balde se adquieren
cosas para mil años, pues no hay ninguno que viva ciento. Tus nietos dejarán
para los suyos hacienda; no les hagas tu el agravio de tenerles por bueyes, que
no han de saber adquirirla. En todo el mundo no hay cosa difícil ni trabajosa
de suyo sino la que lo es por no se satisfacer el corazón. Mejor es tener
amistad con mil hombres que no trabar amistad estrecha con uno solo. No digas
que es bueno decir las faltas ajenas. Ayudar para el mal no lo tengas por
justo. Sufre lo que es difícil de sufrir y perdona al ignorante. Los que andan
mirando en cosillas no podrán tener honroso nombre; los que temen no pasar un
poco de verguenza no podrán crecer en merecimientos. Mejor es no pedir a nadie
nada que dar grandes dádivas. Mejor es guardarse con cuidado de no hacer mal
que no hacer penitencia del mal hecho. Hablando paso, no sosegarás el ruido del
mercado; y no teniendo dinero no podrás hacer convites.
El
letrero de los seis arrepentimientos de Cuanlay: con quien siendo juez
no guardare justicia, cuando se vea de presto se arrepentirá. El rico que no se
modera en los gastos, en el tiempo de la pobreza se arrepiente. Quien en la
mocedad no aprende oficio, a la vejez se arrepiente. Quien cuando pudo no
estudió al tiempo, del menester se arrepiente. Quien estando embriagado habla
locuras, después cuando despierta se arrepiente. Quien teniendo salud no se
guarda, al tiempo de la enfermedad se arrepiente.
La
ley de los Estados de Sun Renchey: aunque la comida y la bebida sea
grosera, como sea bastante, no es menester más. El vestido remendado, como
defienda del frío y de la calor, es bastante. Si para vivir, al justo son
menester tres cosas, dos bastan, y lo demás es superfluo. No codicies ni
envidies a nadie, porque a la vejez todo se acaba.
Ectisu
dice: mejor es con paz la casa pobre que la casa rica con pleitos. Más vale
vivir con paz en casas de paja que con pleitos en casas doradas. Más vale comer
con salud arroz mal guisado que estando enfermo muy preciosas medicinas. Al
corazón que sabe satisfacerse, vivir en casas de paja le es contento Quien
tiene condición para satisfacerse, raíces de hierbas le saben bien. Todas las
cosas quieren ser miradas, las amistades quieren ser sin extremos para durar
mucho tiempo. Difícil cosa es tenerse en pie los hombres en las tormentas del
mundo. Todas las cosas de este mundo requieren ser hechas despacio, porque las
hechas sin consideración salen erradas. El corazón ha de estar libre de todo
genero de pasión. Los caminos han de ser llanos para poder caminar seguros. El
hombre de buen trato permanece mucho, y hasta la vejez; desde el principio al
fin, nunca se arrepiente. Las ramas de los árboles cuando nacen están tiernas,
y después de grandes brotan otras muchas ramas.
Conchu
dice: no te apresures en las cosas ni mires en poca ganancia; porque quien se
apresura se tarda y quien se contenta con poco no podrá acabar grandes cosas.
Los hombres de muchas palabras son de poca virtud; quien no sabe sufrir lo poco
fácilmente desbarata los conciertos de cosas grandes.
El
libro Renhen dice: el que exaspera a otros no puede hacer entera
amistad. Quien piensa que no hace mal no podrá salir del pecado. Los hombres
poderosos no han de enviar a nadie a sujetarse a otros porque los tendrán por
niños y estimarán en poco.
Conchu dice:
los hombres humildes están muy lejos de tristezas. A los que saben tener
reverencia todos los quieren bien. Los hombres rectos están bien contentos. Si
los hombres trataren verdad todos les creerán lo que dicen. Los hombres
virtuosos han de cercenar cuatro cosas: la primera, no han de tener voluntad;
la segunda, no han de tener más de lo necesario; la tercera, no han de ser
inflexibles; la cuarta, no han de tener yo. Los hombres virtuosos son el gusto
de los buenos y el aborrecimiento de los malos, y los ruines al revés.
Benchu
dice: el hombre virtuoso no se enoja con el Cielo ni con los hombres; cuando
mucho, ¡Ay, este tiempo, este tiempo!
Conchu
dice: los hombres virtuosos temen tres cosas: lo primero, los mandamientos del
Cielo; lo segundo, a los superiores; lo tercero, las palabras de los santos.
Los ruines no saben la voluntad del Cielo y no la temen; desacátanse con los
superiores y desprecian las palabras de los santos.
El
libro Renhen dice: quien ni de día ni de noche duerme, si no piensa en
lo que es razón y en lo que debe a sus padres, aunque los hombres no lo
conozcan, el Cielo muy bien lo conoce. Quien come hasta hartarse y viste buenos
vestidos y vive contento mirando no más de por sí, aunque él vive tan a su
placer, sus hijos y nietos, ¿que será de ellos? Quien sirve a sus padres, como
quiere que tengan para él corazón su mujer y sus hijos, cumple perfectamente
con lo que debe a sus padres. Quien con tanto cuidado sirve a los reyes con
cuanto procura para sí las riquezas y dignidades, no hará cosa que no sea muy
justa. Quien de la suerte que reprende las faltas ajenas reprende las propias,
carecerá de culpas. Quien de la suerte que tiene la voluntad para sí la tiene
para los demás, enteramente cumple con el amor. Quien todo su corazón pone en
el interés echa la razón a las espaldas. Quien se determina de ser parcial no
podrá guardar justicia. Para poder los hombres conservar su vida en ninguna
cosa han de levantar lo que no es para poder conservar la vida. No se han de
levantar pleitos, aunque sean en cosas pequeñas; los pleitos grandes, háganlos
pequeños; y las cuestiones pequeñas, desháganlas del todo.
Conchu
entró en un templo de la ciudad de Chiu, en el cual estaba una imagen de
un hombre hecha de oro y tenía cosida la boca con tres candados y a las
espaldas un letrero que decía ansí: los antiguos tenian esta ley: para guardar
la lengua no dirás muchas palabras, porque en las muchas palabras hay muchos
yerros. No te metas en muchos negocios, que de ellos vienen las muchas
pesadumbres.
El
que tiene contento con su estado no tendrá de qué arrepentirse. No digas que el
mal se puede hacer, porque el mal puede ser muy grande; no digas no se sabrá,
porque los males llegan a noticias de los hombres. Y es como el fuego; si no se
apaga que en un momento, crece; y como la vasija, que se sale si no se tapa,
por más agua que tenga toda se saldrá; y como el hilo que no se corta, que es
bastante para hacer toda una red de él; y como el ramo, que si no se corta
crece. Ansí, el saberse los hombres guardar es principio de muchos bienes. No
digas: ¿qué mal puede haber, o por dónde puede venir? Porque los hombres bravos
nunca mueren su muerte. Los que quieren tener lo mejor encuentran con las
cuestiones. Los virtuosos saben que lo mejor es no ensalzarse, sino humillarse,
y saben que no se han de querer las primerías sino lo inferior, y ansí con
mucha virtud se humillan y son amados de todos. La mar, aunque tiene más agua
que ningna otra cosa, está llana e igual. No hay en el Cielo ni en su razón dos
corazones, uno para los muy allegados y otro para los más bajos. Si despertamos
los negocios ellos mismos crecerán; y si los apocamos, se apocan. La blandura
es causa de la conservación de los hombres; y la dureza, causa de su muerte.
Capítulo 8
De cómo deben los hombres refrenar sus condiciones naturales
El
libro Ren hen dice: la condición del hombre es como la del agua: el agua
derramada una vez no se puede volver a coger; la condición del hombre, si un a
vez se desenfrena, no se puede volver a enfrenar. Para detener el agua es
menester hacer represas; para refrenar al hombre es menester ponerle leyes.
Quien sabe sufrir un ímpetu de cólera que pasa en un momento, evitará cien días
de pesadumbre. Sufre cuanto más pudieres y refrénate cuanto pudieres, porque no
sufriendo y no yéndote a la mano, lo que es nada se hará mucho. Cuantas
pesadumbres y tristeza hay, todas nacen de no ser los hombres bien sufridos.
Cuando estuvieres cerca de algunos males, mírate primero como al espejo; y el
bien, míralo primero distinta y claramente. Las palabras de los santos no son
para ser reprendidas; los libros de los sabios son muy preciosos y no tienen
nada malo. El bien de la paciencia es bien de la vida; mas pocos caminan por
él. La paciencia es toda la riqueza del corazón, y la impaciencia es todas las
desventuras. La lengua, que es blanda, siempre permanece; los dientes, que son
duros, se quiebran. Mira bien esta letra del sufrimiento, que es gran bien para
vivir en esta vida. Quien no puede sufrir una cosa que se pasa en un punto,
después sufrira por largos años días y meses mucha pesadumbre. Los hombres
ignorantes. por no entender la razón, son coléricos y airados. No hinches tu corazón
del fuego de la cólera por cosas que pasan por el oído como el aire. Cosas
buenas y malas en cada casa las hay, y mucho fuego y mucha agua. Los falsos
testimonios no tienen apariencia verdadera. Las enemistades totalmente son
malas.
Chutien,
queriendo despedirse de su maestro Conchu, le pidió le diese una palabra
con que pudiese mejor vivir. Respondió Conchu que entre cien virtudes la
paciencia es la suprema. Chutien preguntó: ¿Cómo se ha de tener
paciencia? Conchu dijo: el Rey, sufriendo, no tendrá males en su reino. Cuando
los nobles son sufridos serán promovidos a grande estado. Los jueces que
tuvieren paciencia serán levantados a más dignidades; los hermanos,
sufriéndose, enriquecerán y ennoblecerán a sus casas; los casados, si se
sufren, se gozarán hasta el fin de sus días. Cuando los amigos se sufren unos a
otros, no faltará su fama y nombre. Quien a sí propio se sufre y reporta nunca
tendrá males ni pesadumbres.
Chutien
preguntó: ¿Qué será de los que no tuvieron sufrimientos? Respondió Conchu:
el Rey que no fuere sufrido perderá su reino, y el noble mal sufrido será
cubierto de luto; los jueces impacientes tendrán castigo de muerte; si entre
hermanos no hay sufrimiento, cada uno irá por su parte; el marido y la mujer
mal sufridos dejarán sus hijos huérfanos; y cuando los amigos no se saben
sufrir, luego hay división de voluntades; y cuando el hombre a si mismo no se
sufre, vivirá en perpetuo pesar.
Chutien
dijo: muy bueno, muy bueno; muy dificultoso es el sufrir, muy diflcultoso es el
sufrir. El que no es hombre no sufre, y el que no sufre no es hombre; el hombre
sufrido permanece.
El
libro Ken hen dice: quien se humilla y se rinde tendrá paz con todos;
quien quiere lo mejor forzoso es que tenga disensiones.
Tian Kenhu
dice: los hombres de poco ser y valor enójanse con sólo ímpetu de cólera, mas
los hombres de ser enójanse con razón. Guárdate de reñir sin razón por solo la
cólera, y guárdate de no reñir cuando fuere razón y justicia. Quien esto
entendiere entenderá cuál debe ser la rectitud de la condición humana y sabrá
distinguir de lo que es conforme a la razón humana. Los hombres malos maldicen
a los buenos, y los buenos no les responden; y si los buenos se vengan y
responden, ya se hacen malos como ellos e imprudentes; y si no les responden, quedáranse
el corazón sosegado, y la boca del que los maldice caliente y espumando
derechamente; es como el que escupe al cielo que le viene a caer sobre sí. Si
alguno me maldijere y yo me hiciere sordo y no le respondiere, será como el
fuego que arde en vacío, que si no le ceban, él mismo se acaba; de esta suerte
es el fuego de la cólera. Algunas cosas hay que son molestas, mas si en mi
corazón yo estuviere sin enojo, oiré el temblar de sus labios y boca con la
cólera.
Lochu
dice: los hombres doctos no quieren pleitos, los necios son los que los
pretenden. En cualquier caso que se ofrezca, se han de tratar los hombres
humanamente, y después se mirarán unos a otros con amigable rostro.
Uno
preguntó a Hue han cuál era la ventura de los hombres; respondió el maestro
que la buena condición era la ventura, porque cualquiera que no se regla por la
razón, ni es humano ni sabe hacer bien a otros, es de muy flaca ventura.
Capítulo
9
De cómo se debe estudiar con mucha diligencia, no tratando de otra
cosa
Conchu dice:
los grandes estudiantes cuidan de sus pretensiones y frecuentan el preguntar
para saber la cosas de raíz, y así se habilitan a meditar y entre este
ejercicio hallan la virtud.
Ley Ki dice:
quien habiendo estudiado mucho y sabiendo mucho se sujeta al parecer de otros,
y después de haber hecho mucho bien y vivido muy bien no empereza adelante,
éste se puede llamar hombre de suerte.
Conchu dice:
los hombres hábiles aman el estudio y no se averguenzan de sujetarse a
preguntar.
El
libro de Sen lisu dice: el principio para saber mucho es estudiar mucho
y averiguar las cosas y preguntarlas, estar en continuo discurso y pensamiento,
disputar las cosas hasta aclararlas y procurar de vivir bien.
Conchu
dice: el hombre que no estudia es como quien quiere subir al cielo sin
escalera; el que estudia habilítase para mucho; y es como cuando se abren las
nubes que se descubre claro el cielo, o como quien sube una sierra muy alta que
de allá se ve claramente todas las cuatro partes del mundo. Quien no ha subido
a las cumbres de las sierras no sabrá la altura del cielo, y quien no ha pasado
lo profundo de la mar no sabrá lo grueso de la tierra, y quien no ha entrado en
la escuela de Conchu, ¿cómo se puede decir sabio?
Ley Ki
dice: de la piedra preciosa sin labrar no se puede hacer joya alguna; ansí el
hombre que no estudia no sabe lo que es razón.
Taycon
dice: el hombre que no estudia anda a ciegas, como quien camina de noche. El
hombre que no sabe las cosas antiguas y presentes es como un caballo o buey
vestido. El que no estudia es como un busano u oveja.
Chu Huncon
dice: no digas: hoy no quiero estudiar, mañana estudiaré; ni digas: este año no
quiero estudiar, otro vendrá, porque se te pasarán los días y los meses y no se
te volverá a conceder la edad pasada, y la vejez es Jeremías, y te dolerás por
culpa tuya. Aunque tengas mucha pobreza, en ninguna manera se aparte la pobreza
para apartar el hilo de los estudios. Si fueres rico, no fíes en tus riquezas
para emperezar en los estudios, porque si el hombre pobre estudiare con mucha
diligencia, podrá levantar la cabeza, y si el rico estudiare con diligencia,
alcanzará honra y nombre.
Sólo
el hombre que estudia es entendido, y el que no estudia no puede ser perfecto.
El que estudia para sí propio es gran riqueza y para todo el mundo es piedra
preciosa, por lo cual el que estudiare será valeroso, y el que no estudiare,
por el mismo caso, será hombre bajo. Por lo cual los que de aquí adelante
estudiaren, estudien con mucha diligencia y cuidado.
El
Rey Vichon persuadía así al estudio: ¿Estudiar es bueno, o no estudiar
es bueno? El que estudia es como los arroces cuando están en berza, que después
están muy granados, y el que no estudia es como la escarda que nace en las
heredades. El hombre, ¿ha de ser como la escarda o como el arroz? Las hojas de
arroz son las riquezas del mundo; pues el hombre ¿ha de ser como la mala
hierba, que la desechan los labradores si les es molesta para labrar las
heredades? Otro día tendrás puesta una pared delante de la cara, y cuando te
arrepintieres serás va viejo.
Tiguan Car
dice: la candela se hace para alumbrar, los libros se leen para aprender; la
luz alumbra las tinieblas, la doctrina alumbra el corazon de los hombres.
Lauto
dice: la seda que está revuelta en el capullo se viene a sacar por el cabo, y
la sabiduria que está escondida en la naturaleza de los hombres es menester
aprender para ponerla en perfección.
Ley Ki
dice: quien estudia solo, sin compañía, sabrá poco, porque tendrá pocos a quien
preguntar; los libros son el caudal de los hombres y las riquezas de los Reyes.
Congu
dice: el que estudia ha de estudiar como quien no llega a comprender lo que
estudia y como quien teme errar. El que hasta la vejez estudia sabrá lo que hay
que saber hasta la vejez. Quien quiere saber y no quiere aprender, él mismo se
ciega y hace ignorante. Quien quiere virtud y no la aprende él mismo se hace
ruin. Quien quiere ser recto y no estudia él mismo se hace avieso. Quien quiere
crédito y no estudia, él se impide y el pierde. Querer ser más que otro y no
estudiar es querer hacerse revoltoso; querer tener más fuerzas que otros y y no
estudiar es querer hacerse desbaratado.
Conchu
dice: quien estando en casa de sus padres les ha sido obediente, y saliendo
fuera lo es a los mayores, y es cuidadoso en tratar verdad, y quiere bien a
todos, y allégase a los virtuosos, no es inconstante, persevera en el bien.
Este luego podrá aprender las artes.
Chuquar busuo, doctrinando a sus hijos, dice: los virtuosos viven con quietud y
procuran crecer cada día en la virtud. El desconcertado no tiene honrosas
pretensiones. El de poca honra no será conocido de muy lejos. Quien hubiere de
estudiar ha menester virtud, y el que hubiere de ser sabio ha menester
estudiar. El que no estudia no podrá saber, y el que no tiene sosiego no será
muy consumado. El perezoso no podrá ser muy acicalado. El acelerado no puede
tener estimacion de las cosas. Los años y las horas corren con priesa, y las
pretensiones de los hombres se acaban con la edad y a la vejez, quedan como un
árbol seco, caídas las hojas, cargados de tristezas y suspiros, llenos de
pobreza y vacíos de bienes. Éstos, ¿cómo podrán otra vez recuperar lo perdido?
Capítulo 10
De la doctrina que se debe dar a la familia
Sumauncon
dice: culpa es de los padres que crían hijos sin enseñarlos, y pereza de los
maestros que enseñando no ponen rigor a los discípulos. Si el padre doctrinare
y el maestro enseñare con rigor, con estas dos cosas no habrá pecados. Si
estudiando no saliesen doctos, culpa será de los hijos. Estos tales vestirán
vestidos de mucho abrigo, comerán hasta hartarse, vivirán entre los hombres
como los demás; mas serán escarnecidos dellos y hablarán con ellos como con un
poco de lodo, porque echarán la mano a cosas altas y no las alcanzarán; pasarán
con el curso de la gente baja, y si se encuentran con algún hombre sabio, no
tendrán palabras con que hablar con él. Por lo cual los mozos con toda
diligencia deben ser enseñados y doctrinados. Han de aprender en escuelas do
hubiere buenos maestros y no ser ignorantes, y así algún día podrán subir a las
nubes, y de un hombre pupilar y de segundo grado entre muchos, será nombrado
entre los supremos. Y si estuviere en la casa de sus padres sin haberse atado
en matrimonio y hubiere a]guna mujer de buena suerte y costumbre, será
demandado para casarse con ella. Por tanto, con mucha diligencia se debe
procurar aprender en la mocedad y no aguardar a la vejez, y que se hallarán
vacíos de bienes y llenos de arrepentimiento.
Cun sun tien
persuadía a los hombres que estudiasen diciendo: los padres que crían los hijos
y no los doctrinan, no quieren bien a sus hijos; y aunque los doctrinen, si no
los tratan con rigor, tampoco los quieren bien. Cuando los padres enseñaren a
sus hijos y ellos no quisieren aprender, ellos mismos se desaman a sí; y aunque
aprendan, si no es con codicia y diligencia, tampoco se quieren bien. El que
estudiare, aunque sea hijo de gente popular, será levantado a grande dignidad;
y el que no estudiare, aunque sea hijo de grandes, será popular.
Piersilon,
en un libro que trata del cuidado que se ha de tener en el estudio, dice: quien
tiene heredades y no las cultiva tendrá sus trojes vacios, y quien tiene hijos
y no los enseña tendrá hijos ignorantes. Si los trojes están vacíos, ¿con
cuánta pobreza se pasará la vida? Y si los sucesores son ignorantes, ¿qué tal
andará la justicia y concierto y gobierno? Si la falta sólo estuviere en la
labor y doctrina, la culpa es de los padres y de los hermanos mayores.
El
libro Ren hen dice: las casas, cuando no tienen huéspedes, no tienen más
adorno que lo ordinario, y los hombres, cuando no estudian, no son más que
ordinarios.
Conchu
dice: la casa, aunque sea pequeña, si nunca se hace, nunca se acabará, y el
hombre, aunque sea hábil, no será docto.
Ancu
dice: no vale tanto el estar muy rico y lleno de oro cuanto vale enseñar a tu
hijo un solo día. Dar a tus hijos mil piezas de oro no vale tanto como
enseñarles un oficio. El mayor contento que los hombres tienen no llega al
contento que es leer un libro, y la cosa que más se quiere no es tan preciosa
como enseñar a los hijos.
Con cun tin
preguntó por qué los hombres de suerte no enseñaban ellos mismos a sus propios
hijos. Respondió Benchu: vivir favorecidos y regalados no es buen camino; el
que enseña es necesario que viva bien; y si no vivieren bien, hanse de enojar
sus hijos con él. Si los hombres se enojan con los padres, los hijos se
volverán contra los padres, y dirán: tú me enseñas a vivir bien y tú no vives
bien; y ansí es necesario que entre hijos y padres haya desconciertos y enojos;
por lo cual los antiguos trocaban los hijos para enseñarlos. Entre padres e
hijos no ha de haber enojos, porque si los hay, ha de haber divisiones, y no
hay cosa más mala que divisiones entre padres e hijos.
Cuen con
dice: si dentro de casa ni el padre ni el hermano mayor fueren hombres sabios
para poder enseñar, y fuera ni hubiere maestro ni amigo docto, poco se podrá
sacar.
Tay con dice:
el varón a quien en la mocedad falla doctrina, después, siendo grande, será
ignorante. La mujer a quien en la niñez falta doctrina, despues, siendo grande,
será grosera. Quien criare hijos varones mándeles que no den oído a mentiras, y
quien criare hijas ha de enseñarlas a que no se aparten de sus madres. A los hijos
varones, ya cuando sean grandes, mándenles que no frecuenten las fiestas y
banquetes, y a las hijas, que no sean andiariegas. Los padres rigurosos tienen
hijos obedientes, y las madres rigurosas tienen hijas hacendosas. Quien tiene
lástima de sus hijos los castiga mucho; y quien los desama, los regala; el hijo
regalado será hombre de pocos merecimientos, y el hijo desamado será hombre
valeroso. La rama del moral, cuando está tierna, puede doblegarse; y cuando ya
está grande, no se dobla. Todos los hombres desean cosas preciosas, mas yo más
querría hijos sabios.
Lu Echec
dice: para tener buenos hijos hase de escoger buena madre, tal que sea mujer de
mucho sufrimiento y buena condición, blanda, piadosa, amiga de hacer el bien,
templada, muy buena, muy cortés, que sepa guardar crianza, muy cuidadosa y de
pocas palabras, que sepa enseñar a sus hijos. Cuando el hijo pueda ya comer,
enseñale que coma con la mano derecha; cuando sepan hablar, enseñarles cómo han
de responder; el varón ha de esponder xia y la mujer co. A los
hijos varones les ha de dar cintas de cuero, a las mujeres, cintas de seda.
Cuando sean de edad de seis años, enseñe a los hijos cuáles son las cuatro
partes del mundo. De siete años, no duerman juntos los varones y las hembras,
ni coman juntos. De ocho años, les ha de enseñar crianza, cómo se han de haber
en el entrar y salir de las puertas; cuando se sentaren a comer, enseñarles que
aguarden los menores a los mayores; enseñarles a reconocer ventaja a los demás.
Siendo de nueve años, han de enseñarles a contar; de diez años, enviarlos fuera
de casa y darles a un maestro que los enseñe.
Ban tecon, en
un libro que trata de las leyes de los hijos, dice: sabiendo muchos oficios
pasarán los hombres bien su vida. No entres en la casa de los jugadores, ni
trates con ellos; mira cuántos hombres de suerte han caído de su estado y
cuántos prósperos y ricos se han hecho hambrientos y mendigantes, y traen los
vestidos sucios y rotos, y son risa de los que antes fueron sus amigos. Han
consumido las heredades que tenían y son causa de llanto y dolor de los de su
propia carne y sangre. Si no creyeres esto, mira la gente de tu propio pueblo;
mira cuántos tienes delante de tus ojos y verás cuántos hay perdidos. De una
sola diferencia de hombres, cuántas diferencias hay de corazones: una
diferencia de bebida y comida, unos mismos días, unas mismas noches, una misma
claridad del Cielo, y cuántos hombres, unos ricos y otros pobres. El virtuoso,
en tiempo de su pobreza, guarda lo que se debe a la razón y justicia: en siendo
rico, luego maltrata a los demás. El gobernador de las mangas de agua de la mar
siempre está en el mundo. Por tanto, cuando se te escondiere la prosperidad no
te rías de los que hubieren caído de ella. Si unos a otros nos sufrimos,
podremos pasar la vida con mucha amistad. ¿Quién sabe si hay ahora un hombre
que tenga cien años? Las tierras flacas de noche dan las flores, y a los
hombres pobres tarde les vienen los bienes. No digas que no se han visto
culebras con cuernos y que no se sabe si hay lion en la mar; sino mira
la luna que está en lo alto del cielo, que unas veces está llena y otras
menguante.
Capítulo 11
De la consideración que los hombres deben tener en las cosas
Chusi tong
amonestó esto: la ejecución de la justicia de la otra vida tarda en venir, pero
no podrá fallar; la ejecución de la justicia de la presente vida está lejos, y
puede faltar. La red de esta vida es muy rala y es fácil salirse de ella; la
red de la otra vida es muy espesa y es imposible huir de ella.
El
libro Ken hen dice: las piedras preciosas muy finas sin raza son para
parias de los Reyes; los hijos obedientes son la riqueza de las casas. Las
haciendas y riquezas, usando de ellas, se acaban; la rectitud de corazón y
obediencia a los padres, usando de ellas, no se acaban. Las casas pobres con
paz son muy buenas y la casa rica sin concierto, ¿qué tal será? Dadme un solo
hijo obediente; ¿de qué sirven muchos no tales? La causa de pasar los padres la
vida con contento es tener hijos obedientes. No tiene pesadumbre el varón
cuando su mujer es discreta; pero mucho hablar y errar todo tiene origen del
vino. La quiebra en la razón y la falta de rectitud tiene origen en el dinero.
Quien ha recibido contentos desordenados aguarda las tristezas que no esperaba.
Los demasiado contentos paran en grandes pesadumbres. Cuando fueres bien
querido, piensa cuándo has de ser afrentado. Cuando restituyeres con descanso y
sosiego, teme el día de la inquietud. La honra es difícil de alcanzar, y el ser
deshonrado es fácil. Tras mucho interés, vienen muchos males. A grande nombre y
honra suceden grandes enojos, y a muchos méritos, mucha pobreza. Lo que mucho
se quiere mucho cuesta. Los hombres muy sublimados tienen muy grandes caídas. A
mucho contento sucede mucha tristeza. A mucha hacienda y mal habida sucede
muerte. Los que desean muchos favores consiguen muchas tristezas. Los hombres
varoniles saben tomar y dejar. En los patios de las casas nacen las buenas
hierbas, mas estos semejantes bienes mejor es no haberlos.
Conchu
dice: quien nunca ha visto los montes altos, ¿cómo sabrá la tristeza que tienen
los que caen de ellos? Quien nunca se ha visto debajo de las aguas hondas,
¿cómo sabrá la tristeza que pasan los que en ellas se ahogan? Quien nunca se ha
visto en el golfo de la mar, ¿cómo sabrá la tristeza de las tormentas?
Sunchu
dice: quien no ha subido a lo alto de las sierras no sabe la altura del cielo;
quien no ha llegado al hondo de los valles no sabe cuán gruesa es la tierra; quien
no ha oído las sentencias de los primeros reyes no sabe la grandeza de la
doctrina.
El
libro Sousu dice: quien cotejare las cosas presentes con las pasadas
saldrá de dudas. Quien quisiere saber las cosas que están por venir, averigue
las cosas pasadas.
Conchu
dice: en los espejos claros se descubre bien la figura, y por las cosas
antiguas pasadas se podrán conocer las presentes; las cosas ya pasadas son
ciertas como lo que se ve en el espejo, las por venir son escuras como lo que
está debajo de barniz.
El
libro Ken hen dice: lo que ha de ser mañana no lo tengas de antenoche
por infalible, y lo que ha de ser a prima noche no lo certifiques al poner el
sol. El Cielo tiene los vientos y lluvias que no pensamos, y los hombres tienen
de la mañana a la noche muchos bienes y muchos males. Los hombres industriosos
cansan por el mucho bullicio; los que no tienen indústria para nada son tenidos
por ociosos; a los bien acondicionados y mansos desechan por afeminados; a los
briosos por crueles; los ricos son envidiados, los pobres son abatidos, a los
diligentes llaman codiciosos, a los concertados en gastar llaman avarientos; si
todo lo que tienen al presente lo reparten y dan a otro, hacen burla de ellos;
si guardan lo que han menester y miran lo que han de hacer, los llaman arteros
maliciosos. Piensa qué será menester para poder vivir.; porque dificultosísima
cosa es ser hombre, y enseñar a los hombres cómo puedan vivir es cosa difícil.
Podráse acabar todo el papel escribiendo y secarse la punta del pincel y volver
a escribir y reescribir muchas veces y al cabo es difícil cosa ser hombre.
Lochu
dice: los más letrados en oyendo la razón luego la siguen; los que no son
tanto, oyéndola, ya la reciben, ya no; los ínfimos óyenla y ríen de ella.
Conchu dice:
quien desde su mocedad ha sido disciplinado, hasta la muerte guarda la
disciplina.
El
libro Ken hen dice: el árbol que tiene buena tierra donde sustentarse,
echa buenas raíces y carga las ramas de hojas y flores, y echa ramos tan
grandes que son aptos para edificios. El agua que tiene manantial de do cebarse
hácese fuente caudalosa y corre y esparce copiosamente, con lo cual se riegan
las heredades y se saca mucha ganancia. El hombre que tiene cómo sustentarse (a
este sustento llaman tener letras) tienen luego grandes y muy honrosas
pretensiones, tiene noticia y ciencia clara de todo. El hombre recto y de
razón, guarda justicia.
Tu guien cuar dice: en el espejo se descubre el rostro, y la sabiduría alumbra el
corazón; cuando el espejo está muy claro no le mancha el polvo y el hombre
sabio no hace males. El hombre sin razón es como el carro sin ruedas, que no se
puede caminar en él; ansi con el hombre sin razón no se puede vivir.
El
libro Ken hen dice: cuando los hombres se dan crédito unos a otros, Gou
y Huar se harán hermanas; mas cuando andan con sospechas unos de otros,
todos son contrarios.
Chotoan
dice: cuando las voluntades están conformes, Gou y Huar se adunan
y abrazan, y cuando las voluntades están discordes, los mismos huesos riñen con
la carne.
El
libro Su uso dice: el hombre sin crédito no da credito a otro, y el
hombre de crédito no duda de nadie. Si te recelas de alguno no le mandes nada
y, si le mandares algo, no te receles de él.
El
libro Longu dice: las cosas, en llegando a lo sumo, luego decrecen. El
sumo contento para en tristeza. Las seis horas uniformes del día luego tienen
diformidad. La mucha prosperidad luego desfallece. Las cosas, en llegando al
fin, vuelven atrás. Los grandes desastres, en llegando al fin, se mudan en
bien.
El
libro Re egu dice: cuando estuvieres con descanso, no te olvides de la
inquietud; cuando estuvieres en paz, no te olvides de la guerra.
Suu
dice: quien previene los desconciertos antes que vengan y repara su casa y su
reino del daño que está por venir, éste previene las tristezas futuras.
El
libro Hon Kan dice: el pescado que está en el suelo de las aguas y las
aves quc vuelan por lo alto del cielo pueden ser pescadas y flechadas; sólo el
corazón del hombre, que no está cuatro dedos dentro del pecho, no se puede
entender. El cielo se puede graduar y la tierra se puede tantear; sólo el
corazón del hombre no se puede apear. Quien pinta al león o pinta al tigre no
pinta los huesos; quien conoce al hombre de rostro no conoce su corazón. Estará
en presencia tuya tratando contigo, y entre tí y su corazón habrá mil montes
delante.
Taycon
dice: ningún hombre tenga en el corazón lo contrario de lo que mostrare en el
rostro. El agua de la mar no te pongas a medirla. Procura que ningunos hombres
traben enemistades, porque las enemistades arraigadas con dificultad se
deshacen. En un día se traba una grande enemistad y despues en mil no se puede
acabar. Si hicieres bien a tu enemigo, será como echar agua hirviendo sobre la
escarcha. Si pagares mal con mal, será como encontrarse un lon con una víbora;
y siempre he visto consumidos los hombres que tienen enemistades, como se
deshacen las piedras de amolar.
El
libro Ken hen dice: sembrador de males quien trata de enemistades con
otros. Quien desprecia el bien, hase de decir que a sí mismo hace mal. No creas
que todo lo que parece recto es recto, antes conviene mirar. La virtud sólo es
o no. Está siempre sobre aviso sobre el corazón de los hombres para que no te
tomen cosas ajenas. Si oyeres lo que dicen los hombres de dos caras, luego que
lo oyeres, lo echa de ti. El concierto y razón nace de las casas altas; y los
latrocinios y males, de la pobreza y desnudez. La pobreza y miseria no hacen a
los hombres bajos y viles, sino los mismos hombres se hacen viles. La riqueza y
prosperidad no hacen a los hombres soberbios, sino ellos mismos se hacen
soberbios. El hombre harto y bien vestido piensa en deshonestidades. La hambre
y desnudez despiertan latrocinios en el corazón. Quien pensare mucho en su
pobreza y trabajos y peligros y miserias, éste no será soberbio; quien siempre
pensare en trabajos y enfermedades y llagas, en toda su vida tendrá tristeza.
Taycon
dice: la ley no se pone para los buenos ni la crianza para los ruines.
Cay hoan
dice: el sombrero alto es para honrar los buenos; y los cordeles, para castigar
a los malos.
Hec dice:
la razón guarda a los hombres virtuosos y los mandamientos gobiernan los
ruines.
Ken hen dice:
quien es amigo de comidas y de mujeres, y de haciendas y dineros, necesario es
ser de condición avarienta; el que es amigo de honrosas y afamadas obras es de
condición soberbia.
Conchu
dice: el hombre virtuoso piensa lo que es razón a justicia; el ruin piensa en
su interés.
Sousu
dice: los hombres virtuosos tienen en poco el dinero, y los ruines tratan de
dilatar la muerte.
Soshu
dice: el mucho dinero corta a los sabios sus pretensiones, y a los ignorantes
les aumenta los pecados.
Louchu
dice: los muchos dineros impiden la justicia, y el mucho estudio quita las
dudas. Los hombres no son Gulou ni Sun para poder hacer las cosas
con perfección.
Chucón
dice: desde el principio de la vida hasta ahora no ha habido muchos como el Conchu.
Los pobres son de corta inteligencia y los ricos son bien entendidos. Quien no
ha tratado de algún negocio no puede tener largo conocimiento de él. El hombre
de larga experiencia es para cualquier menester, y el que no la tiene para nada
es. Mentiras, cada día las hay, y quien no las oye no las tiene; el que vive
con mentiras grandemente es mentiroso.
Rengian
dice: si en toda la vida no se hiciere cosa por qué arrugar las cejas, no
habría de qué rechinar los dientes. Si tu haces mal a otro y dices lícito es,
si otros te hacen mal a tí, ¿por qué no será lícito? Las hierbas tiernas temen
el hielo y el hielo teme al sol; ansí los malos se deshacen unos a otros. No
esculpas tu nombre en malas piedras, mejor es ponerle en la boca de los
caminantes. Quien trae almizcle consigo necesario es que huela bien, y no ha
menester ponerse hacia do viene el viento. Cuando un hombre está firme en su
propósito, no hay viento que pueda menearle. Quien entiende los engaños de los
hombres es apto para mercader, y en tiempo acomodado es bien sembrar las
heredades. Los virtuosos tienen mucha ayuda, la cual falta a los faltos de
virtud.
Jenbutec
dice: no se ha de usar de las cosas hasta acabarlas, ni se han de arrimar los
hombres al favor que tienen todo cuanto pueden, ni se han de hablar todas las
palabras, ni gastar todos los bienes que se tienen; porque si todo se gasta
vendráse a mucha pobreza y miseria Si tienes fuerzas, no uses de ellas todo
cuanto puedes, porque se te acabarán las fuerzas y quedaránse las enemistades.
Los bienes siempre se han de querer y no disiparlos; y por más prosperidad que
haya, siempre se ha de guardar respeto. La soberbia quiere principio, y no fin.
Taycon
dice: el pobre no ha de ser despreciado; y el rico no ha de estribar en sus
riquezas; porque la noche convida al día, y el día a la noche, y dan la vuelta
y vuelven como al principio.
El
letrero de Hon Sanchen de las cuatro cosas que se deben atesorar: guarda
que sobren las obras meritorias; no las apagues para pagar el haber sido
criado. Guarda que sobren tus rentas, no las consumas, para pagar lo que debes
a los reyes. Guarda el dinero que sobra, no lo acabes para pagar la gente
plebeya. Guarda los demás bienes, para dejarlos a tus herederos.
El
libro Ansu dice: en el tiempo próspero, muchos se nos hacen amigos; en
cesando la prosperidad, somos olvidados. Cuando hay dinero, hay muchos amigos,
en dando fin al dinero todos huyen. En el tiempo de la hermosura hay quien sea
amado, y en el tiempo de la vejez y fealdad se corta el amor.
Chuiu
dice: los que andan en servicio de los reyes suelen ser abatidos, y los que
siempre hacen amistad suelen ser despreciados. Mil talentos de oro no bastan
para hacer un hombre precioso, y una sola palabra del justo vale más que mil
talentos de oro; los mil talentos se han con facilidad y la buena palabra no es
fácil de haber.
Hacer
bien a los demás no es tal cual mirar por sí propio, ni es tal poder mandar a
los demás como hacerles bien. Los que sin para qué arremeten en saber lo que
los demás tratan, siempre levantan mentiras. Los que son para más son esclavos
de los que son para menos. Los que saben de pocas cosas tienen pocas
pesadumbres. Los que saben de muchas gentes y lugares saben muchas mentiras. En
navíos pequeños nunca eches gran carga, y por los valles hondos nunca camines
solo. Quien anda por tierra seguro va sin pena. El oro no hace a nadie
precioso, y el vivir contento vale mucho dinero. estar enfermo es grande
amargura y tener salud es gran contento. No es el dinero el que daña a los
hombres, sino las malas palabras son las que los lastiman. Como la aves mueren
por la comida, mueren los hombre por el dinero.
El
libro Ken hen dice: las haciendas no son para solas, sino para
comunicarlas; y los secretos no son para comunicarlos, sino para a solas. El
dinero a solas no vale nada; el secreto comunicado luego se derrama; la malicia
no tratada en secreto, antes que se ejecute tiene mal suceso. Los malos hijos aborrecen
a sus padres y los que están cargados de deudas quieren mal a sus acreedores.
Los golosos comen hasta hartar, y los pobres querrían tener por vecinos a los
ricos. Los que en su casa no saben hospedar a nadie, cuando salieren fuera, no
tendrán quien los hospede. Mejor es cuando hay dineros hospedar a los
forasteros que andar a caballo y estar arrimado a puertas ajenas. Los pobres,
aunque vivan en el bullicio de los mercados, no hay quien los conozca y los
ricos, aunque estén metidos en las sierras muy lejanas, allí hay quien se
allegue a ellos. Los hombres mundanos miran el modo con que los hablan, y tal
rostro muestran, alto o bajo, cual les muestran. En las casas pobres faltan las
crianzas, y la condición del mundo es mirar a los que tienen dineros. Acontecerá
comer mil diferencias de manjares sin que nadie lo sepa; mas quien se viste
vestido sucio y roto es despreciado. Más fácil es atajar un valle sin suelo que
atajar los yerros de las bocas de los hombres. Por estar el caballo flaco,
camina despacio; y el hombre por falta de hacienda no anda al paso de su
voluntad.
Oae Ki
dice: los convites y comidas y bebidas no es cosa mala; mas cuando llegan a
muchos pleitos y riñas y cárceles el vino es la causa de estos males. Por lo
cual los reyes antiguos, cuando convidaban era por vía de crianza; a cada vez
que se bebía hacían la cortesía al señor del convite, y ansí aunque todo el día
estuviesen bebiendo, no se podían embriagar; éstos eran los convites de los
reyes antiguos.
Lungu dice:
el vino no tiene otra medida más de cuanto no llegue a desconcertar.
Su Ki
dice: en el sacrificio que se hace al Cielo, si no hay vino, no se puede
sacrificar. El Rey con sus grandes, los amigos con sus amigos, en no habiendo
convites no se adunan. Cuando algunos han reñido, no se pueden hacer amigos sin
convite; por lo cual en el vino hay cosas muy buenas y cosas muy malas; no se
atreva nadie a beberlo en demasía.
Conchu
dice: el que se aparta de reverenciar los espíritus se puede llamar prudente;
no estamos obligados a sacrificarles pidiéndoles favor. Quien conoce lo bueno y
no lo hace no es hombre valeroso. El que reverencia a los santos reverencia a
la virtud de los santos; los que hacen memoria de los santos hácenla para hacer
memoria del beneficio recibido de ellos. Los que se asientan a contemplar y se
apartan de otro cualquiera negocio subirán al lugar de los santos y, cuando se
les concediere arrebatarse en éxtasis, serán testigos de la razón y de la
virtud de los santos. El que lee libros aún no es bueno. El que promete y vota
algo, aún no lo ha cumplido. Mejor que todo es, cuando pudieres, hacer bien a
todos.
El
sacerdote Chei tien avisaba: mira hasta el fin los libros de Bitoc,
y dilos de memoria con todas sus propiedades; que yo te digo que el que siembra
melones, coge melones, y el que arvejas, arvejas; y si en las oraciones y
libros siembras piedades, las enemistades trabadas ¿cómo no se redimirán?
Admite y mira bien por tí, porque el que la hace, ése la paga; ¿uno hizo el mal
y otro ha de ser castigado? No, sino el que hizo el mal que lo pague.
Conchu
dice: el hombre sabio hace bien a todos, y aunque sea por remediar su propia
vida, no hace mal a nadie, antes pierde su vida por perfeccionar los hombres.
No satisface el tratar los hombres que presumen de sabios y de hombres de razón
y se afrentan de vestirse mal y de comer mal.
Conchu
dice: de la luz del entendimiento nace la justicia, y de la ignorancia nace la
injusticia; del conocimiento nace la verdad, y de la rudeza nace la falsedad;
de la inteligencia nace el humillarse a creer y de la ignorancia nace el
presumir. Quien tiene en poco a los hombres sabios yerra; poner mácula en la
virtud es obra de gente ruin.
Conchu dice:
si el letrado tratare envidiosamente con sus, amigos, ningún sabio le hará
amistad; y si el Rey tratare envidiosamente con sus consejeros ningún sabio
querrá ser de su Consejo.
Taycon dice:
los reyes no deben usar en sus consejos de susurrones; los padres de familia no
han de usar de mujer mentirosa. Los buenos consejeros son la riqueza de un reino,
y la buena mujer, la riqueza de una casa. Los consejeros murmuradores destruyen
los reinos; la mujer envidiosa destruye la casa, y la mala labor destruye las
heredades buenas. Los murmuradores destruyen la buena gente.
El
libro Hansu dice: si alguno aparta la leña que está junto al fuego y no
se lo agradecemos, cuando se nos queme la casa, ¿lo sabremos agradecer? Las
cejas y cabellos muy aderezados piden que la cara sea conforme a ellos.
Mientras al hombre le dura el respirar, para mil diferencias de cosas es de
provecho; y, un día que le falte lo que siempre tuvo, todas las cosas se
acaban. Ninguna cosa hay que pueda huir de la Providencia de Dios y de su
cuenta. Diez mil diferencias hay de bienes que sería mejor no verlos. El Cielo
tiene todas las cosas para los hombres y los hombres no tienen ni una para el
Cielo. No ha hecho el Cielo hombre a quien no haya proveido de sustento
necesario, ni la tierra producido hierba sin raices. La gran prosperidad
procede del Cielo, y la poca prosperidad procede de nuestro cuidado.
El
libro Su dice: el hombre muy próspero luego es soberbio, y el muy pobre
luego es muy triste, y siendo muy triste luego es ladrón, y siendo soberbio
luego es revoltoso. No digas que tu casa aún no esta hecha porque aún no ha
nacido el hijo que la podrá hacer; ni digas: "Mi casa aún no ha quebrado,
que aún no ha nacido el hijo que la ha de quebrar." Los hijos que han de
hacer las casas quieren la tierra como el oro, y los que las han de destruir
gastan el oro como la tierra.
O Ubon
dice: a mi parecer todos los hombres deben ser enseñados, y si alguno no fuere
suficiente, si con todas sus fuerzas se determina de aprender, no hay que dudar
sino que saldrá con algo bueno.
El
maestro Concher Sia U dice: cuando estuvieres seguro no digas: no hay mal
de que guardarme; porque al punto que dijeres no hay mal, luego le
habrá. Quien come muchas cosas sabrosas al fin cae enfermo. El negocio que se
hace con propia determinación necesariamente ha de ser errado. En las guerras
no es bien ir adelante por las sierras de los valles, ni a las entradas de los
puertos. El que en el Consejo habla después de los demás da mejor razón. Quien
piensa que aunque esté énfermo después podrá curarse no es tal cual el que
antes de estar enfermo se guarda de la enfermedad. El que sufre no es necio,
porque después de pasada la ocasión para él es lo mejor. El que espanta al
hombre no quiere prenderle, y el que prende al ladrón no es tal cual el que le
espanta.
La
doctrina del Rey Chuitan: no bastan buenas medicinas para curar enfermedades
de enemistad. El dinero mal habido no puede prosperar al pobre. El pecado corta
el hilo del bien para toda la vida. Al malo Dios le hará toda su vida pobre.
Quien levante pleitos a otros no se enoje cuando otros se los levantaren a él.
Si tú haces mal a otros, que otros te hagan mal a ti no te enojes. Propio es
del Cielo y Tierra dar el pago de todo a lo más lejos en los descendientes, y a
lo cerca, en la propia persona. La medicina sana al que no había de morir, y
los santos ayudan al que está predestinado.
Go Uchingin
dice: sólo el malo y pecador es el pobre. No andes con invenciones ni
discursos; si te hubiere ido bien y hubieres gozado de lo mejor en alguna parte
no te huelgues de ello, porque a lo lejos en tus descendientes y a lo cerca en
tu persona tendrás la paga. De diez partes del poder que tienes no uses mal de
las cinco y las otras cinco déjalas para tus nietos; y si de diez partes las
gastas hasta acabar, tus sucesores después, ¿no han de ser hombres? Mientras
más malicias y más invenciones, más miseria y más pobreza; y, antes que se
cumplan las malicias y las invenciones, vendra el castigo. Si para ser rico es
menester invenciones y maldades, ¿los ricos deste mundo no han de comer viento?
Unas flores se caen y otras se abren, y las que se abren también después se
caen. Los vestidos de brocado y los de lienzo en un punto se truecan. Las cosas
ricas no pueden durar mucho en su riqueza, y las pobres no pueden estar mucho
tiempo vacías. Apoyados los hombres no podrán subir hasta las nubes, y siendo
arrojados no podran ser arrojados hasta el profundo. Persuade a los hombres que
en ninguna cosa se enojen contra el Cielo, porque la voluntad del Cielo para
con los hombres no tiene más ni menos. No entres en las audiencias de los cichius
ni ticuanes, sino aprende algún trato para pasar la vida. El agua del
estanque de peces es menester cuidado para que no se seque; mas la tierra bien
labrada harta la casa. A tus hijos y a tus nietos enséñales oficios. Quien planta
morales y moreras pIanta pocas flores. Si otros están ociosos o no, no te hagas
juez de ellos. En salud se bebe con sed el agua clara, y por enfermedad, el
agua cocida. El corazón del hombre que suspira está emponzoñado como la
serpiente. ¿Quién sabe si los ojos del Cielo darán la vuelta como el carro? Lo
que se hurtó los años pasados a la banda de Oriente hoy se volverá a pagar a la
banda del Norte. El dinero mal habido deshácese como la nieve cuando se
derrama agua caliente sobre ella. Las heredades que nos vienen con duda el agua
las roba, como a la arena. Con agravios y engaños ganar de comer es como la
rosa que a la mañana se abre y a la noche se cae. El bien y el mal, la honra y
deshonra, todo tiene su término infalible, y alli se acabarán todas las
industrias humanas en balde, porque ansi será siempre. El corazón del hombre
que no se satisface es como la culebra que se quiere tragar un elefante. Las
cosas de este mundo son como la corbata. Faltando medicinas para curar,
aun los allegados a los Reyes morirán mal logrados. El rico no podrá con
dineros comprar hijos sabios. La casa que siempre guarda su estado, tiene buena
suerte y pasa su vida con contento y bondad.
Ensancha
el corazón, deja pasar algunos años, verás morir y nacer delante de tus ojos; y
el estado alto y bajo viene según está ya determinado. Algunos hay que son para
mucho y otros hay que son para poco; no por eso los aborrezcas. Si tuvieres o
si te faltaren los bienes, no por eso suspires, porque la casa rica y la pobre
tienen su término según lo quiere Dios y todas las cosas de la vida, hasta el
vestir y comida, suceden según está determinado. El día de la quietud es el día
de los santos. La rosa que se abre no escoge la tierra de la casa del pobre. La
luna alumbra las sierras y la mar, llega a todas las partes su claridad. En
este mundo sólo el corazón del hombre es malo. Todas las cosas son debidas a
Dios, que sustenta a los hombres.
Las
palabras del Rey Chinchón: quien sabe los peligros, sabe temer de ellos,
y en toda la vida no se ve a las puertas de las redes. Quien loa al bueno y
ensalza al sabio lleva camino de hombre pacífico. Quien hace bien a otros y es
virtuoso, es gloria y honra de sus sucesores. Quien guarda la envidia y se
venga de su enemigo deja desconsuelos por herencia para sus herederos. Quien
quiere mal para otro y bien para sí, en toda su vida no será loado ni
ensalzado. Quien hace mal a otros por aprovechar su casa no puede tener
prosperidad ni riqueza de mucha dura. Mudar el nombre y la persona todo nace
del mucho hablar; dañarse y amancillarse a sí mismo todo proviene de falta de
virtud.
Las
palabras del Rey Guinchon: el mundo es muy grande, y el sol y la luna le
alumbran todo muy claramente. Aunque el Cielo y lo que contiene, que es la
Tierra, sea muy grande, Dios no perdonará a ningún deshonesto. Cual fuere tu
voluntad y la vida que vivieres, estará cierta la paga en esta presente vida.
Haciendo bien a todos y no pretendiendo interés, no digas que el bien que
mereces sera para el otro mundo. Mil modos de ganar de comer no llegan a lo que
es conformarse el hombre con su estado Diez mil modos de violencias para
adquirir haciendas no llegan al seguir los hombres su suerte y vivir conforme a
ella. Cuando la voluntad es buena y el corazón piadoso, ¿para qué es menester
poner fuerza en leer los libros? Quien se determina de hacer mal a alguien en
balde leerá el libro Chen de ZuIay.
Las
palabras del Rey Sinchón: aleja de tí las haciendas mal habidas; quita
el vino que pasa del orden para vivir; escoge vecino, y para tener amistad,
escoge el amigo .La ira y el rencor no predomine en tu corazón; no salga de tu
boca ninguna mentira; lus huesos y tu carne, cuando fuere. pobre, no la eches
de tí; y los extraños, aunque ricos, no los llegues a tí. Para vivir bien lo
primero ha de ser la diligencia y templanza y moderación en los gastos. Para
vivir entre muchos es necesario humildad y amor con todos. Piensa siempre en
los pecados pasados, y piensa en los por venir. Si guardares estas mismas
palabras podrás gobernar tu casa y tu Reino largo tiempo.
Las
palabras del Rey Co Chon: una centella de fuego puede abrasar diez mil
montes, y media palabra mal dicha destruye el bien que se ha hecho toda la
vida. Quien sabe vestirse un hilo de ropa ha de saber pensar el trabajo de
quien lo tejió. Quien cada día come tres veces siempre ha de pensar el trabajo
del labrador. Los hombres codiciosos y que hacen mal a otros en toda su vida no
tienen diez años de quietud. Los hombres virtuosos y bienhechores de otros
necesario tendrán mucho bien y mucha honra; la bienes y la honra todo nace de
la mucha virtud. Todos los éxtasis de los santos nacen de la verdadera virtud.
Lochu,
saliendo a despedir a Conchu, dijo: yo he oído que los hombres ricos
despiden a los hombres ofreciéndoles dineros, y que los virtuosos ofrecen
palabras de edificación. Yo no puedo hacer como rico y no oso decir que tengo
nombre de virtuoso; y ansí sólo te ofrezco esta sentencia: los hombres de gran
capacidad de entendimiento también tienen cercana la muerte, y por más habilidad
que tengan y más ejercicios que tengan en disputas también se pueden morir.
Onglian
dice: quien quisiere conocer quién es el Rey mire primero qué gente tiene en su
Consejo; quien quisiere conocer al hombre mire qué amigo tiene; quien quisiere
conocer al padre de familias mire qué tal son sus hijos. Si los reyes son
santos, sus ministro son justos; si el padre es buen padre, su hijo será
obediente; cuando la casa es pobre, se conoce el buen hijo; cuando el mundo
está alterado, se conoce la rectitud de los ministros de los Reyes.
Regu
dice: cuando el agua está muy clara no cría pescado; cuando el hombre mira bien
lo que hace no yerra.
Conchu
dice: el capitán de siete mil y quinientos soldados puede ser preso, y el fin y
pretensión de un solo no se puede alcanzar. Lo mejor es cuando el hombre de
suyo es sabio; lo mediano, cuando el hombre, aprendiendo, sabe; y el inhábil,
si sabe, es como los medianos, mas si no estudia, es como los inferiores. Los
hombres virtuosos han de pensar siempre tres cosas, las cuales no es lícito
ignorar: el que siendo pequeño no aprende, después de grande no será para nada;
el viejo que no da doctrina, después de muerto no habrá quien se acuerde de él;
el que cuando tiene con qué no da limosna, después, cuando sea pobre, no habra
quien se la dé a él. Por lo cual el que en la mocedad mira a la vejez, todo su
cuidado y tuerzas pone en aprender, y el que en la vejez piensa en la muerte
pone cuidado en dar doctrina, y el rico que se acuerda que puede ser pobre con
mucho cuidado da limosna.
Ren hen
dice: quien mucho se quiere no podrá ser hombre perfecto. El que es lacerado no
dará limosna; el hombre cruel a todos hace mal; esto es decir que es dificil
vivir bien y fácil vivir mal. Al hombre rico fácil es hacer bien y no le es
dificultoso hacer mal.
Conchu
dice: si el ser próspero es cosa que se puede alcanzar por fuerza, aunque sea
siendo mozo de caballos, yo también lo podré ser; mas si no se ha de alcanzar
por fuerza, imítame a mí en aquello que yo amo. Difícil cosa es leer diez mil
códices de libros, y, con todo, se pueden leer; tener el vestido ordinario es
cosa fácil, y con todo, es dificilísimo de haber. No ha quitado Dios a ningún
hombre la comida ordinaria, y con todo eso, no hay ningún hombre contento. El
hombre que no despide de sí las pesadumbres, es necesario viva con tristeza. El
hombre que fácilmente da el sí es hombre de poco crédito. El que en tu
presencia te honra, en tu ausencia no habla ansí.
U Kenchon
dice: la lluvia del verano, que es lo que engruesa la tierra, es aborrecida de
los caminantes, porque hace lodo; la claridad de la luna en otoño es aborrecida
de los ladrones, porque los descubre.
Ren hen
dice: el buen nombre pesa en el corazón del varón como un gran monte; en su
corazón tiene constancia y firmeza, y estima el morir y vivir en lo que estima
una pluma. Los negocios ajenos no han de tener pequeño y grande, y los propios
no han de tener somero y hondo. La constancia es la vida, y la inconstancia, la
muerte; los hombres varoniles tienen en primer grado la constancia.
Conchu
dice: quien sabe lo bueno y no lo obra es tal cual el que no lo sabe. Quien
tiene amistad con alguno y no se fía de él es tal cual el que no tiene amigos.
El contento de ser sabio ho llegue hasta hacerse soberbia; ni cuando llegares a
la tristeza, te entriegues a ella, sino piensa en despedirla.
Benchu
dice: por sabio que sea uno, no llega a los que tienen favor. Por aderezos que
uno tenga para arar la tierra, no llega al que goza del buen tiempo. En el
Ayuntamiento de Lusi se dijo: Si algunos hubiere virtuosos, unos a otros
se animen al bien; si algunos hubiere que erraren, unos a otros se enseñen; los
que vivieren con orden y policía, unos a otros se perfeccionen; si algunos
hubiere tristes y trabajados, unos se compadezcan de otros. Ten lástima de los
malos y regocíjate de. los buenos; da limosna a los pobres y cuida de los que
están en peligro. Las cosas que pasaren delante de tus ojos recátate de ellas,
que pueden ser no verdaderas. Las palabras que dijeren a tus espaldas no les
des del todo crédito. El hombre que no conoce sus faltas es como el buey que no
conoce su fuerza. Hay algunos que se enojan de que el pozo de su vecino es
hondo y no se enojan de que la soga de su casa es corta. Los hombres matreros,
con mañas, huyen del castigo de sus pecados. La ley es universal en todo el
mundo y propios pecados castigan a los malos. Para hombres de corazon de
hierro, la ley como fragua de herrero.
Taycon
dice: dificil es henchir el corazón del hombre y más fácil es allanar los
valles. Si en el Cielo se muda el aspecto ordinario, sin haber viento llueve.
Faltándole al hombre lo que siempre tiene, sin estar enfermo, muere.
Chon guansi
dioe: al reino gobernado con justicia el Dios le está sujeto. Cuando el juez es
justo, el pueblo está pacífico. Cuando la mujer es sabia, su marido tiene pocos
males. Cuando el hijo es obediente, dilata el corazón de su padre.
Benchu dice:
las virtudes y beneficios de los tres primeros reyes se extienden hasta hacer
virtuosos a todos los del mundo; y la falta de la virtud en todo el mundo daña;
y el acabarse los reinos y el durar y permanecer también es ansí. El Rey que no
fuere virtuoso no podrá sustentar su Reino; el Presidente que no fuere virtuoso
no podrá sustentar su distrito; el Corregidor que no fuere virtuoso no podrá
sustentar su corregimiento; los letrados que no fueren virtuosos no podrán
preservarse. Quien viviendo aborrece al morir y se huelga de ser malo es como
quien aborrece emborracharrse y anda siempre con el vino.
Conchu dice:
principio los hombres hacian estatuas, las cuales enterraban consigo, las
cuales no tenían sucesores. El árbol, poniéndole alguna cuerda, se endereza. El
Rey que recibe las amonestaciones luego es santo.
Hurkon dice:
las cosas que parecen milagrosas son como el sueño que pasa, o como las
borbojillas que hacen sobre el agua, como el rocio o relámpago, que luego
desaparece todo. Aún una cordillera de sierras muy hermosas no se conoce lo que
tiene, con ser cosa tan grandes, ¿cuánto más las cosas que parecen milagrosas ?
Las tierras y heredades de los hombres pasados, heredan los venideros; mas no
tienen de qué alegrarse por esto, porque ellos las han de dejar a otros.
Siutampo
dice: mil piezas de oro recibidas sin justicia no tienen cosa buena y tienen
mucho mal.
Ren hen dice:
no frecuentes hacer grandes convites ni hagas sin grande ocasión letreros o
epitafios elegantes, porque esto es principio de muchos males.
Conchu
dice: el oficial que quiere hacer alguna obra muy buena ha menester primero
afilar los instrumentos. Los negocios que están por venir, ni han pasado, ni te
entristezcan, ni te alegren.
El
maestro Conchersia dice: un hombre vino a preguntarme su buena ventura;
si tendría bienes o le sucederían males, yo le respondí: hacer yo el mal a
otro, ésa es la mala ventura. Aunque la casa tenga mil aposentos, para dormir
de noche no es menester más que ocho palmos. Quien tiene muchas pagas de
heredades al dia no come mas que tres medidillas. El hijo desobediente en vano
quemara cédulas de papeles. Los pecadores en vano ofrecen incienso, aunque
quemen diez mil hornos de él, porque el claro espíritu de juicio es recto y no
recibe los sacrificios de los malos. El huésped muy antiguo es tenido en poco,
y los pobres tienen pocos que los hospeden; míranlos tres o cinco días, y éstos
pasados, no le miran con el rostro que al principio. Cuando hay sed, una gota
de agua es más sabrosa que el maná; pero después de ya embriagado, mejor sería
no henchir la taza. El vino no emborracha al hombre, sino el mlsmo hombre se
emborracha. La hormosura no engaña al hombro, sino el mismo hombre se engaña.
Benchu
dice: los hombres muy virtusos no son muy ricos ni de gran pompa, y los que son
ricos y pomposos no son virtuosos.
Conchu
dijo: la conclusión es que yo no he visto quien ame la virtud como se aman las mujeres.
Si fuesen los hombrcs tan rectos como son parciales, ¿qué cosa habría que no se
pudiese averiguar? Si los hombres piensan en la razón como piensan en su propio
bien, todos serían luego santos.
Lochu
dice: los hombres que se aferran en su parecer no entienden la razón; y,
después de pasado el yerro, luego echan de ver que lo hicieron; y, despues, a
la vejez, entenderán que mejor fuera haber aprendido en la mocedad.
Lanhion
dice: los hombres virtuosos cuidan de su bien y huélganse de lo que es razón y
virtud, y los hombres ruines son desordenados y huélganse de que los loen.
Quien cuida de la virtud cada día aprovecha más. Los hombres amigos de hacer
bien cada día están más llenos.
Conchu
dice: el hombre virtuoso, cuando le ensalzan, él se abaja y humilla; el hombre
ruin, cuando es querido, estriba en el favor y ensoberbécese. El hombre ruin
fácilmente se hincha y satisface; el hombre virtuoso es muy profundo y es
difícil de henchirse. El acabo de la puerta, aunquo se quiebre, quedan allí los
umbrales; el hombre virtuoso, aunque sea pobre, siempre vive conforme a razón.
Regu
dice: cuando un reino va creciendo, cierto es que tiene buenos consejos. La
casa que hubiere de tener honra ha de tener los hijos bien corregidos.
Conchu dice:
quien no conoce a su estado no es hombre virtuoso; quien no sabe tener orden no
es hombre; quien no sabe hablar no es conocido de los hombres; quien tiene la
virtud necesariamente sabe hablar de ella, mas quien sabe hablar de ella no es
necesario que la tenga.
El
maestro Liam Key dice: los hombres parleros, parlan, y los que saben,
callan; los hombres parleros tienen muchos trabajos, y los que no saben parlar
se libran de ellos; los hombres parleros son maléficos, los callados son
virtuosos; los parleros son mala gente y los callados buena. Cuando en el reino
hay leyes justas, los superiores están en paz y los inferiores obedecen, los
aires están limpios y todos los males cesan.
Suara an dice:
en las sierras muy altas se levantan los nublados, y en las aguas muy hondas
nace el Cau y el Lion; ansí en los hombres virtuosos se hallan
todos los bienes .
Ec dice:
cuando la gente ruin gobierna y cuando gente poco discreta da trazas, no hay
pequeños daños.
Bunchu dice:
los que gobiernan han de velar sobre los peligros. El que va cargado con alguna
carga pesada querría concluir presto con ella, y los hombres que son
favorecidos y honrados están con recelo de la afrenta.
Conchu
dice: quien a si mismo no se tiene en poco, los demás le tienen en poco. La
casa que ella misma se destruye los demás tambien la destruyen. El Reino que en
si mismo se tiene guerra después los demás le darán guerra.
Suaruan
dice: la negligencia de los que mandan nace de no tener ya qué pretender. Las
recaídas de los enfermos nacen de la poca mejoría. Los daños nacen de la
pereza. La desobediencia a los padres nace de tener ya mujer e hijos. A estas
cuatro cosas ya dichas se ha de tener mucha atención, para vivir los hombres de
una misma manera al principio que al fin.
Conchu dice:
al que está en superior grado y no es hombre de valor, y a quien se le hace
cortesía y no responde a ella, y al que en la muerte de sus padres no se duele,
¿cómo los podré yo mirar?
Benchu
dice: cuando no hay hombre de valor, no hay quien gobierne a los villanos; y no
habiendo villanos, no habrá quien sustente a la gente principal.
Tu guancuar
dice: los que sirven a los reyes han de ser hombres rectos. Quien sirve a sus
padres ha de ser hombre obediente. Y los reyes para sus vasallos, y los padres
para sus hijos, han de ser misericordiosos y tenerlos amor. El gobierno
doméstico no es diferente del civil. La rectitud y obediencia hara célebres a
los hombres; y no es menester, siendo virtuosos y obedientes, andar procurando
honra, que ella misma se vendrá; ni hay que andar huyendo las deshonras, que
ellas mismas se despedirán.
Lochu
dice: si los seis prójimos no están amigos, ni hay amor de padres a hijos, ni
de hijos a padres, las casas y los reinos andan revueltos.
Recgu
dice: el buen padre no ama al hijo desobediente y el buen Rey no trata sus
negocios con gente inútil. Quien quisiere esclavos, cómprelos con dinero. Los
hijos nacen de las propias entrañas. Quien se viste vestido viejo, viste
vestido que era de otro. Después de muerto el hombre, su mujer será de otro. No
te rías de los pobres, porque pasa la rueda y los hace a todos iguales; no te
rías de los viejos, porque al fin, viviendo, te alcanzará la vejez. El dia
presente hay como pasar la vida, y luego el dia siguiente, falta. Si el pescado
tiene poca agua, ¿qué contento tendrá?
Ren hen
dice: el vaso, cuando está lleno, derrámase; el hombre, cuando está lleno,
luego muere. Aunque la carne del carnero tiene buen sabor, no es conforme a
todos gustos. Una esmeralda muy grande no es cosa muy preciosa, y un poco de
tiempo lo es.
Hansu
dice: el oro y las piedras preciosas no se pueden comer habiendo hambre, ni se
pueden vestir cuando hay frio; por lo cual en el tiempo antiguo el pan y el
lienzo eran preciosos.
Ectisu
dice: el diamante dentro del cieno no se ensucia, ni pierde el color; ni el
hombe perfecto, viviendo entre ruin gente, no ensucia su corazón.
Conchu
dice: el hombre que no es virtuoso no consiente estar mucho tiempo pobre, ni
puede estar mucho tiempo con demasiado contento. Bueno es no andar rogando a
otros ni comer ni beber lo ajeno. En los montes cazar un tigre es cosa fácil;
abrir la boca para hablar con los hombres es cosa difícil.
Benchu
dice: el buen temporal no es tal cual la buena tierra; la buena tierra no es
tal cual la buena gente. Con el agua que está lejos difícilmente se apagará el
fuego que está cerca, y los parientes que están lejos no son tales cual el buen
vecino.
Taycon
dice: el sol y la luna, por claros que sean, no alumbran debajo del vaso; el
cuchillo y la espada, aunque sean muy agudos sus filos, no hieren a los
inocentes. Los desastres temporales no entran en la casa del cuidadoso. Cuando
todos loan y suspiran por alguno, luego le vienen los bienes. Cuando vive de
tal manera, que todos los demás andan hablando de él entre dientes, luego le
nace el mal. De la pesadumbre y tristeza, nace la enfermedad. En los Reinos que
hay justicia, los sabios es lo más precioso. En las casas ricas los hijos
pequeños son soberbios. Quien con el bien no sabe, cuando le venga el mal luego
sabrá. Mil suertes de tierras no valen tanto para el sustento de la vida cuanto
saber algún oficio.
Chru ley
dice: el pobre que trata verdad sin interés, siempre vive contento; el rico
interésase siempre y vive con tristeza. La casa de morada no es menester sea
muy alta; cuanto no se llueva, basta. Los vestidos no es menester sean de seda;
cuanto abriguen, basta. La comida y bebida no es menester sea preciosa; como
satisfaga, eso basta. La mujer no es menester sea muy hermosa; ser sabia y
virtuosa es lo bueno. En los hijos no se ha de mirar si es varón o mujer; como
sean buenos y obedientes es lo bueno. En los hermanos no hay que mirar si son
muchos o pocos; como se quieran bien y se traten como hermanos, eso es lo
bueno. La amistad no consiste en banquetes y comidas, sino favorecerse unos a
otros, eso es lo bueno. La dignidad no se ha de mirar si es grande o pequeña;
cuanto se guarde con justicia eso es lo que conviene.
Las
amonestaciones del religioso Tochen: el bien, aunque sea bueno obrarlo,
en faltando voluntad, no se hace nada. Conviene que tú vivas bien, porque los
demás no puedan repartir del bien que hacen contigo. Aunque haya libros en los
estantes mas altos que los montes; si no es tu suerte, no podrás leerlos. Dios no
dejará sin castigo ni esperará a los soberbios y desobedientes. Las leyes son
universales en todo el mundo, y después de quebrantadas no se puede remediar.
Diez mil suertes de heredades, después de muerto no podrán aprovechar. En
presencia de los muertos se ofrecen sacrificios de comida, y aunque se levanten
no podran comer de ella. Aunque haya dinero amontonado que salga por cima de
las paredes, al punto de la muerte no nos podrá ayudar. A quien su fortuna no
ayudare, no podrá por fuerza repararse. Aunque tengas la casa llena de hijos,
después de muerto, no podrán sostituir por ti. Si quieres vivir como santo,
vive primero como hombre; quien no puede vivir como hombre, lejos está de vivir
como santo.
Ganchu
dice: el pájaro, en teniendo hambre, come; las bestias, con hambre, aguijan;
los hombres miserables dan en ficciones; el caballo flaco tropieza; el
rosalillo nace sin pensarlo; se planta una mala hierba y se hace un arcabuco.
En henlion
dice: mejor es doctrinar los hijos que atesorarles hacienda. Mejor es tener
cuidado de no pecar que apartarse de males temporales. Los enfermos tener
trabajos, y los diligentes tener dinero; el conseguirlo es fácil, y el
conservarlo es raro. Mejor es a ojos abiertos comer sólo caldo que no,
arrugando las cejas, comer ración de palacio.
Huan huan
dice: cuando te vistieres una hebra de ropa, acuérdate del trabajo de la
tejedera que la tejió. Cuando comieres un gramo de pan, piensa el trabajo del
labrador que lo sembró. El estudiante que no es cuidadoso no sabrá nada; el
labrador negligente no tendrá que comer; los hombres bien criados, aún los que
están muy lejos y apartádos, harán amigos.
Sen li
dice: quien quisiere vivir en amistad con los demás, lo que no quisiere para
sí, no lo quiera para los demás. Si el bien que pretendes no lo puedes
alcanzar, vuelve de nuevo a pretenderlo. Todos absolutamente, sabios e
ignorantes, están dentro de cuatro paredes, que son: el vino, las mujeres,
(...) la cólera. Si en este mundo hay alguno que se escape de estos, es ángel
bueno inmortal . Ninguno ha nacido prudente, y en siendo prudente, luego es
viejo. EI hombre que en toda su vida sin aprender es sabio no es de los hombres
ordinarios.
Capítulo 12
De la doctrina que se debe de enseñar.
Conchu dice:
la raíz que hace a los hombres ser hombres es la obediencia paternal. El dolor
y tristeza es la causa de los lutos de los mortuorios. La fortaleza es causa
del ánimo en las batallas. Los labradores son el principio del buen gobierno de
la justicia. El tener los Reyes herederos es causa de que permanezca su Reino.
La diligencia es principio de la ganancia.
Ken hen
dice: lo que se requiere para el buen gobierno es justicia y verdad. Lo que
cualquiera cosa pide para ser perfecta es el moderarse en los gastos y vivir
con cuidado. El principio de llegar una cosa a ser grande son las letras. Lo
que apoya a las cosas es vivir conforme a razón. La diligencia en el trabajo es
la moderación en los gastos es lo que gobierna las casas. La diligencia y
templanza es la fuente de la prosperidad.
Conchu,
en el estampa de los tres modos para sustentar la vida, dice: el sustento de
toda la vida consiste en la diligencia; el sustento del año está en la cosecha
del verano; el sustento de un día esta en madrugar. Quien en la mocedad no
aprende, en la vejez no sabrá; quien en el verano no trabaja, no tiene que
esperar en el otoño; si por la mañana no madrugas, en el día no tendrás qué
comer.
Sen li
dice: cinco cosas se han de enseñar: la primera, el amor de padres a hijos; la
segunda, la fidelidad de los grandes del reino a su Rey; la tercera, la mujer
reverenciar a su marido; la cuarta, los hermanos guardarse respeto de menores a
mayores; la quinta es los amigos guardarse fidelidad.
El
antiguo maestro Lentin enseñaba cómo los hombres fuesen buenos, y decía:
vasallos míos, los padres de familia han de ser justos; las madres,
misericordiosas; los hermanos mayores. amigables; los menores, humildes; los
hijos, obedientes a sus padres; el marido y mujer que se amen. De los varones a
las mujeres ha de haber diferencia; entre los hermanos ha de haber orden. En
las puertas de los pueblos ha de haber crianza; la gente popular ha de trabajar
los deudos se han de remediar unos a otros. Si la esposa muere, se ha de traer
luto por ella; los vecinos unos a otros se ayuden; los labradores y los demás
oficiales no han de ser perezosos; no se dé ocasión para que los hombres se
hagan ladrones; no aprendan a jugar; ninguno ninguno sea amigo de cuestiones, y
los malos no escarnezcan a los buenos; los ricos no traguen a los pobres; en la
calle se tenga crianza y se dé lugar al que pasa; los labradores guarden las
lindes de las heredades de las tierras; los viejos no vayan cargados en los
caminos. Con esto habrá orden en la república y justicia.
Sonli dice:
el que enseña cebe el corazón con lo bueno, ansí el mal él mismo se deshará.
Quien gobernare procure que se honren y estimen unos a otros, y ansí cesarán
las cuestiones.
Ley dice:
el Rey lo último que puede hacer es honrar a todos. El padre, siendo
misericordioso, hasta allí puede llegar; el hijo hasta ser obediente; los
hermanos menores hasta honrar a los mayores; la gente del reino tratándose
amigablemente y tratando verdad unos con otros; hasta ahí pueden llegar. Quien
vive conforme a estas razones vivirá conforme a razón.
Onchio
dice: el buen vasallo no sirve a dos reyes; la mujer casta no anda con dos
maridos. Entre los jueces ninguno tal cual el que trata con igualdad, y entre
los que manosean dinero, ninguno tal como el que trata limpiamente.
Soruan
dice: el Rey que gobierna el reino ha de ser como el que templa la vihuela.
Quien gobierna una casa, como quien tiene el cabestro en la mano. La obediencia
a los padres ha de ser todo lo que llegaren las fuerzas. El hombre recto halo
de ser en todo. La mujer casta ha de amar mucho la limpieza; y el varón, imitar
a los sabios y buenos.
En
el letrero de la mano derecha de Foan susioe se dice: todas las palabras
deben ser según justicia y verdad, y las obras dignas dc estimación. En la
comida y bebida ha de haber mucho cuidado en la templanza. En el escribir ha de
ser derecho y conforme a la regla; la presencia del rostro, grave; el vestido y
sombrero, bien puesto, derecho e igual; el andar, reposado; doquiera que se
estuviere, se ha de estar derecho, y cualquiera cosa que se haga, se ha de
mirar antes que se haga; cuando se hable, se ha de mirar cómo. En el bien es
menester tener perseverancia; en las respuestas se ha de tener sosiego y
gravedad. Mira el bien como si saliera de ti, y mira el mal como enfermedad
tuya propia. Estas catorce cosas aún no las hemos bien considerado y por eso se
escriben sobre este asiento, para que de día y de noche se puedan aprender.
Hua ec Kiam
tenía escrito un letrero que decía: el bien y el mal de los palacios reales: es
lo primero. que no conviene hablarse, ni dar nuevas de los yerros ajenos. Lo
segundo que no se ha de decir: es el bien ni el mal de los demás superiores. Lo
tercero, que no se ha de decir, es los males de lo común de las demás gentes.
Lo cuarto que no se ha de decir es que las provisiones han sido sin méritos y
por favor. Lo quinto que no se debe decir es que si algunos tienen mucho
dinero, que se enfadan de los pobres y tratan con los ricos. Lo sexto, no se
deben decir palabras deshonestas, ni tratar cosas de hechicerías, ni mentiras,
ni palabras desmedidas, ni comparar en la hermosura las mujeres. Lo séptimo no
se deben decir palabras que toquen a interés con que se pierda la hacienda
ajena, ni decir palabra por interés de comida o bebida. El mismo también dice:
si recibieres alguna carta ajena, u otra cosa que se fíe de tí, por ningún caso
la abras ni rompas, ni la escondas. Cuando estuvieres sentado junto a otros, no
estés mirándole de lado la carta que está leyendo. Cualquiera que entrare en
casa ajena, no lea ni mire las escrituras que en ella hay. Quien llevare
prestado algo ajeno, vuélvalo, y no lo eche a perder. Cuando estuvieres
comiendo, no estés escogiendo la comida tomando uno y dejando otro. Cuando
estuvieres en algún lugar con otro, no tomes el mejor lugar. A los hombres
prósperos y ricos, ni los loes ni los vituperes. Cualquiera que hiciere lo
contrario de estas cosas, es cierto que está resuelto de no hacer cosa buena,
por lo cual se escribió esto, para que todos aprendan.
Buone
preguntó a Taycon cómo podrían los hombres en este mundo vivir con
honra; !a pobreza y miseria y la riqueza y la prosperidad cuál era. Respondió Taycon:
el ser ricos y prósperos, y el ser virtuosos y santos todo es conforme a
la voluntad y determinación de Dios. Los ricos en lo que tratan tienen
concierto, los pobres por diez causas toman lo ajeno. Preguntó Buone
cuáles eran esas diez causas, y respondió Taycon: no coger ]as cosas
cuando no están de sazón es lo primero, no gastar lo allegado es lo segundo,
encender sin necesidad lumbre para dormir es lo tercero, ser perezosos y no
labrar la tierra es lo cuarto, no poner cuidado en el trabajo es lo quinto,
tratar de hacer mal a otro es lo sexto, sustentar muchas mujeres es lo séptimo,
dormir de día y levantarse tarde es lo octavo, ser bebedores y comedores es lo
nono, tratar de rencores y enemistades es lo décimo.
Buone
preguntó: quien no tuviere esas diez cosas ¿qué es la causa de no ser rico?
Respondió Taycon: que era la causa tres yerros que deshacen las casas.
Pregunto Buone: ¿Cuáles eran esos tres yerros? Taycon respondió:
estar las trojas mal tejadas, humidas y descubiertas a que las coman los
pájaros y ratones, es lo primero; sembrar y coger el pan fuera de tiempo, es lo
segundo; arrojar el pan, aunque sea muy sucio y valga barato, es lo tercero.
Buone preguntó: los que no hicieren estas tres yerros, ¿qué es la causa que
no son ricos? Taycon respondió que procedía de una de diez cosas, que de
ordinario se hallan en cada casa; o de algún yerro que se haga, o de no cumplir
con lo que se debe, o de alguna culpa, o de ser desobediente, o de algún
desconcierto, o de alguna bajeza o de alguna crueldad, o de alguna ignorancia,
o de alguna tiranía; por lo cual el hombre se acarrea para si mismo los daños,
que no le bajan del Cielo. Buone dijo: querría ver esto cómo es.Taycon
respondió: quien tiene hijos y no los enseña y corrige es el primero que yerra;
cuando los hijos son niños y no los doctrina, es el segundo; quien cuando es
recién casado no amonesta con rigor a su mujer, es lo tercero; el que antes que
hable se ríe es lo cuarto; el que no sustenta a sus padres es lo quinto; el que
se levanta de noche desnudo es lo sexto; quién trae en los brazos hijos ajenos
es lo séptimo; quien anda a caballo en caballo ajeno es lo octavo; quien
convida a beber con vino ajeno es lo nono; el que convida a sus amigos a costa
ajena es el décimo. Buone dijo: estas razones son muy gustosas y muy
ciertas, y están muy bien dichas.
Capítulo 13
De la rectitud que se ha de tener en el gobierno
El
maestro Bengot dice: el hombre sabio de todo corazón ha de amar a los
demás y hacer bien a todos.
El
Rey Tonctay chou dijo: los supremos jueces mandan con imperio, los
medianos tienen gente que los acompañen, los ínfimos tienen ya sobre qué
estribar, vístense de sedas de los presentes que reciben, comen de las trojas
reales y del sustento y salario real, de la substancia y sangre de los súbditos
y esles muy fácil oprimirlos, y a ellos no hay quien les pueda hacer mal.
Tonc bon hun
dice: las leyes que se han de dar a los jueces ha de tener tres cosas: la
primera, que no han de ser interesados; la segunda sean cuidadosos en su
oficio; la tercera. que estudien y trabajen. Quien estas tres cosas tuviere
sabrá cómo ha de gobernar. Los que gobiernan no han de ser arrebatados de
cólera ni han de tener rencor en su corazón. Cualquier negocio conviene mirarle
muy bien antes de concluirse, para no errarle; porque, si primero se enoja, y
enojado aún a sí mismo se hace mal, ¿cómo no hará mal a los otros? Los que
gobiernan deben servir al Rey como a sus propios padres; a los superiores como
a hermanos mayores; a los compañeros de su dignidad como a los señores de casa;
a los escribientes y gentes de su oficio como a sus criados. Han de querer bien
a sus súbditos, como a su propia mujer e hijos; tratar los negocios del reino
como los de su propia casa. Los que cumplieren esto me agradarán mucho; mas si
fallan en la punta de un pelo, ninguno me agradará ni satisfará.
¿Duda
alguno que el Chipou ayuda al ticuan? Si el Chupou quiere
hacer algo y el Ticuan no quiere, ¿qué ha de ser el maestro? Y Chuan
responde: el Chupou está obligado com amor a persuadir al Ticuan, porque
si el Chupou y el Ticou están discordes, ¿qué puede haber
sino riñas y disensiones ? El ticuan es superior en su distrito, y ansí
es razón servirle como se sirve al propio padre; y si algún yerro se hiciere,
el inferior se eche a la culpa; y si hiciere bien, le dé la honra al superior y
con esto no podrá dejar de mover a cualquier hombre. Con ningún hombre de
diverso color y apariencia en ninguna manera se junte nadie, y mucho menos con
hechiceros, brujas y encantadores, en lo cual consiste la razón de los
corazones puros, limpios y bien considerados.
Li uangley
preguntó cómo se habría con sus súbditos; al cual respondió el maestro Bengto:
haz que tus vasallos cada uno pierda de su condición Guisu respondió: la
rectitud tuya propia será la regla de los demás.
Panguicon
preguntó al maestro Bengto: qué gente era suficiente para el servicio de
los reyes. Respondió: la senda estrecha enséñales que dilaten los ánimos y
ensanchen el camino, porque el tiempo es breve y mudarse han las cosas y ellas
mismos no se podrán rodear en ella.
Conchu
dice: el que primero de haber amonestado condena a muerte es tirano; el que sin
enseñar y poner ley quiere que los demás sean perfectos es impaciente. Quien
menosprecia la ley y no guarda el tiempo señalado es transgresor. Quien ensalza
lo justo y recto y vitupera lo injusto podrá hacer lo tuerto derecho. Quien
ensalza lo justo y recto y vitupera lo injusto tendrá sujetos sus vasallos.
Quien ensalza lo injusto y vitupera lo bueno no podrá tener súbditos sus
vasallos. Quien en su propia persona es justo, sin mandar será obedecido. Quien
en sí no guarda justicia, aunque mande, no le obedecerán. Tratando verdad y
viviendo bien, aunque sea entre bárbaros, podrá vivir; no tratando verdad ni
viviendo bien, aunque sea en Chiu no podrá vivir.
Conchu
dijo: la virtud del que estuviere en lugar superior no debe ser poca; el poder
del juez no ha de ser para hacer agravio a nadie. Conchu dijo al Chuyoan
que tenía cuatro cosas de hombre virtuoso: que en su persona era muy modesto y
humilde, sirviendo a otros superiores era bien criado, hacía bien a sus
vasallos. y lo que les mandaba era con razón y justicia.
Chutien
preguntó a Conchu qué cosa era virtud. Respondió Conchu: el
hombre modesto y humilde no es descomedido; el magnánimo es querido de todos,
tratando los hombres verdad, le quieren; siendo cuidadoso, merece premio; haciendo
bien a todos, esto basta para mandar a otros.
Conchu
dice: el hombre perfecto, haciendo bien a otros, no mira lo que gasta; en el
trabajo no se enoja; lo que quiere no es por codicia; vive conformándose con su
estado; sin soberbia tiene en sí gravedad y no es inaccesible.
Benchu dice:
quien pone dificultad a los reyes en los negocios graves, éste le estima; quien
le dice lo bueno y le aparta de lo malo, éste le honra; quien dice que su Rey
puede poco, este le ofende.
Sun
dice: el madero de que se hubiere de hacer la regla ha de ser derecho, y el Rey
que gobernare ha de ser recto.
Pan pouchu dice:
quien entre las hachas de armas y las alabardas de guarda amonesta al Rey lo
que conviene; y delante de los braseros de fuego ardiendo dice la verdad, éste
se puede llamar fiel. El hombre justo no teme la muerte; y el que la teme, no
es justo.
Capítulo
14
Del gobierno doméstico
Sum Onco
dice: ninguna gente menor ha de hacer cosa grande ni chica por su parecer, sino
siendo informados de la cabeza de la casa de lo que conviene hacer. Los hombres
cuidadosos y moderados en gastos hasta la vejez tienen abundancia. Cuando
convidares huéspedes no dejes de tener abundantemente lo necesario; mas en el
gasto de casa no dejes de ser moderado. El día que tuvieres dinero guarda para
el día que te hubiere de faltar. El día de la salud y contento mira por el día
de la enfermedad. La gente basta no tiene crianza. La gente soberbia es
desobediente. Luego al principio que te casas enseña a tu mujer lo que
conviene, y doctrina a tus hijos cuando son pequeños.
Taicon
dice: el hombre ignorante teme a su mujer. La mujer sabia honra a su marido.
Antes que mandes a tu criado, mira primero la hambre y el frío que padece, y
ansí siempre tendrá cuidado con la lumbre, que no se encienda la casa, y todas
las noches velará no haya ladrones. El buen hijo es regocijo de sus padres. La
casa donde hay paz y amor sale con cuanto pretende.
Ken hen
dice: mirando en la casa lo que hace, si madrugando, si están ociosos; se podrá
echar de ver si crecerá o si irá en disminución.
Sumauncon
dice: los que trataren de casamientos primero han menester examinar la
condición del yerno y de la mujer, y cómo han de gobernar la casa no se han de aficionar
a las riquezas y prosperidades, sino a la sabiduría, porque aunque al presente
sean pobres, ¿quien sabe si después serán ricos? Y áunque al presente sean
ricos, ¿quien sabe si después seránn muy pobres? La casa de la mujer con que te
casares ha de ser muy pobre, porque si casares con mujer muy rica, con sus
riquezas te tendrá en poco, y despreciará a tu padre y madre y así se irá
haciendo de condición muy soberbia y envidiosa, y después será una insufrible
pesadumbre. Pongo caso que por causa de la mujer te vino el dinero y la
prosperidad, y que estriba tu honra en la mujer. Si tienes respetos honrosos,
no te has de afrentar de esto.
El
maestro Antentiau dice: la mujer que se casare contigo no ha de tener
tanta hacienda como tú; porque, si no tiene tanta hacienda, será servicial,
reverenciarte ha y guardará lo que le mandares. El varón que se casare no se ha
de casar con mujer que sea de tan buena casa como la suya; porque si no es de
tan buena casa servirá con humildad a sus suegros y hará lo que es justo haga
una mujer casada. El hombre, ya grande, sin casar es como un caballo sin freno;
la mujer de días, sin casar, peca como quien quebranta la ley de las salinas.
Buntionchu
dice: cuando algunos se han de casar, tratar primero de conciertos de dineros
es cosa de bárbaros.
Sumaoncon
dice: el superior de cualquier casa ha de guardar se tenga en todo el orden, y
ansí gobernará los hijos y a la demás familia; repartir a cada uno su oficio,
tomarle cuenta de lo que recibiere y examinar los méritos que tienen;
ordenarles el dinero que han de gastar y hagan cuenta del recibo y del gasto;
hacer cuenta de lo que hay en la casa y de lo que falta; cotejar lo que es
menester para los mayores y menores en vestido y comida y lo bien y mal
gastado. En lo cual todo ha de haber orden, y no ha de haber cosa que no se
haga con igualdad; cercenar con cuidado los gastos desordenados; poner término
en la cantidad y calidad de lo que se ha de gastar, lo cual conviene sea poco,
y guardar lo que sobra; y ansí no habrá cuidado de si faltará para el día que
tuvieres convidados.
Capítulo 15
De las relaciones entre marido y mujer, padres e hijos, y de los
hermanos entre si
Gansi Kehun
dice: primero es el hombre soltero y después tener mujer; después de haber
habido marido y mujer, hay padre y hijos; y después de padres y hijos, hay
hermanos mayores y menores; y aquí se acaba el parentesco de una casa. Y todos
cuantos ramos han salido y agora hay, y todos los nueve linajes, todo ha nacido
de la raíz de estos tres parentescos; por lo cual la razón, que es común entre
todos, es cosa de grande importancia y no debe ser tenida en poco.
Chotayphu
dice: el derecho que hay entre marido y mujer los hace parientes uno a otro,
los hace una misma cosa; y si vivieren discordes, acoceándose, lo que se debe
el uno al otro, ¿cómo se guarda? Si se tratan mal con palabras injuriosas y
gritería, ¿qué tal es el bien que se hace? Si faltan en hacerse bien y en
quererse bien, que es lo más, ¿lo que es menos no se ha de acabar ?
Conchu
dice: los hermanos son como las manos y pies del hombre; el marido y la mujer
son como el vestido que se viste, que si el vestido se rompe se podrá hacer
otro nuevo; mas si nos cortan la mano o el pie no se podrá recuperar otra vez.
Tampo dice:
el que no se llega a los ricos ni da de mano a los pobres, éste entre los
hombres se puede llamar varón; el que se llega a los ricos y da de mano a los
pobres, entre los hombres es hombrecillo ruin.
Taicon
dice: quien conoce el bien que le hacen y le paga, es como el aire claro, que
todos le quieren bien; quien recibe bien y no le paga no es hombre.
Capítulo 16
Trata de cómo se debe guardar el orden
Conchu dice:
el concierto de la casa ha de ser de tal suerte que haya orden de menores a
mayores, conforme cada uno es. El orden que pide el parentesco con la mujer y
con sus consanguíneos ha de ser tener amistad entre sí toda la parentela. Lo
que pide el orden de las salas reales ha de ser de ser guardar todos sus lugares
según su dignidad. El ir a los montes a caza también tiene orden como los
alardes de los soldados; en las capitanías de guerra también debe de haber
orden según los méritos de los soldados.
Anchu
dice: los mayores, viviendo desordenados, no pueden mandar a los inferiores;
los inferiores, no guardando orden, no pueden servir a los mayores.
Conchu
dice: la crianza sin orden es causa de pesadumbres; el cuidado sin orden es
causa de recelos y molestia. La fortaleza sin orden es causa de desconciertos;
la rectitud sin orden no es rectitud; el varón fuerte desordenado hace
desconciertos; el hombre ruin con fuerza y sin concierto, hácese ladrón.
Benchu
dice: el hombre virtuoso difiere de los demás porque cuida de su corazón. La
virtud del hombre consiste en tener cuenta con su corazón. El hombre virtuoso
quiere bien a todos. El hombre que vive con orden honra a los demás. Quien
quisiere bien a todos, todos le querrán bien a él. Quien honra a los demás
también será honrado de ellos.
Youchu dice:
el orden y la amistad con todos hace a los hombres preciosos; aunque la palabra
no sea de amistad, el aspecto exterior lo ha de ser. La crianza con orden
destierra las afrentas.
Benchu
dice: no hay quien no se haya de hacer honra.
Chenchu
dice: en los palacios reales lo mejor es el orden militar. En los pueblos y
comarcas haya tal cosa como la ancianidad; y universalmente en todo el mundo lo
mejor son los virtuosos.
Benchu
dice: yendo despacio, llegar a ser grande, es la propia mayoría. Anticiparse a
ser antes de tiempo grande, no es ser mayor. Saliendo de casa has de salir como
si fueras a visitar huéspedes, y estando en casa has de estar como si hubiera
huéspedes en ella.
Si augui
dice: lo que se
llevare en las manos, aunque esté vacio, has de llevar como si estuviera lleno;
y quien entrare en algún lugar solo, ha de entrar como si hubiera gente en él.
Conchu
en los pueblos
callaba, como si no supiera hablar. Si quieres que los hombres te estimen,
estímalos tú a ellos.
Taycon
dice: el huésped
no tiene a unos más proximidad que a otros; recibe igualmente a todos los que
vienen. Los padres no dicen las virtudes de sus hijos, ni los hijos las culpas
de sus padres.
Loancanchu dice:
todos los hombres del mundo tienen tres cosas a las cuales igualmente han de
servir, que son: al padre que los engendró, al maestro que los enseñó, al que
los ha criado y sustentado. Si no hubiere padre, no hubiésemos nacido. Si no
hubiere quien nos diera de comer, no hubiéramos crecido. Si no hubiera quien
nos enseñara, no supiéramos.
Leytei
dice: los varones
y las mujeres no han de sentarse juntos; ni entre los que son parientes ha de
haber dares y tomares. Las mujeres y los hombres no han de andar en demandas y
respuestas. Padres e hijos no han de comer a una mesa. Quien sacrificare al
espíritu ha de sacrificar como estando en presencia del espíritu.
Conchu
dice: quien sirve al que murió como cuando está vivo, y quien sirve al ausente
como cuando estaba presente, ha llegado a lo ultimo de la obediencia paternal.
Capítulo 17
De cómo se debe guardar la verdad
Conchu
dice: el hombre que no trata verdad no sabe lo que conviene. El coche y el
carro sin yugo, ¿cómo podrán caminar? El hombre verdadero es como el carro con
ruedas. Una palabra de un hombre virtuoso es como a un caballo ligero, un
azotazo. La palabra, después de salida de la boca, es como cuatro caballos que
difícilmente se vuelven.
Chulou
no tardaba en
responder, luego respondía.
Sumaon con dice:
entrar por el camino cierto de la razón es cosa dificil, el que primero entra
es el que no se desconcierta en palabras.
Ertisu
dice: si el Rey
no se fiare de sus consejos y los consejos del Rey, no podrá haber paz en el
reino. Si padres e hijos no se fían unos de otros, no podrá haber paz en la
casa. Si los hermanos entre sí no se fían unos de otros, no podrá hacerse
hermandad. Si los amigos no se fían de los amigos, fácilmente se quebrará la
amistad.
Capítulo
18
De las palabras
Conchu
dice: el que fuere más que los hombres de mediano estado, se ha de decir
superior. Quien no hable a quien debe hablar, oféndele. El que habla lo que no
debe hablar, ofende al hablar. El hombre prudente ni ofende a los hombres, ni
ofende al hablar.
Susien Rienle dice:
lo que se ha de hablar con los reyes es lo que ha de ordenar a sus audiencias;
lo que se ha de hablar con los grandes es cómo han de servir a su Rey; lo que
se ha de hablar con los cielos es cómo han de mandar a sus hijos; Io que se ha
de hablar con los mozos es cómo han de ser obedientes; lo que comúnmente se ha
de hablar con todos es palabras justas, verdaderas, pías y buenas; lo que se ha
de hablar con los jueces es cómo han de ser rectos y tratar verdad.
Conchu
dice: el hombre
que callare, cuando habla, necesario es que acierte.
Lin hue
dice: las
palabras que no son acertadas mejor sería no hablarlas. Cuando en una oración
no se acierta, mil palabras no son de provecho.
Ren hen
dice: estando
muchos hombres juntos, una palabra errada causa verguenza en el rostro, y en
diciéndola, trae arrepentimiento.
Conchu
dice: el disputar
poco las cosas daña a la justicia y las cortas palabras cortan la razón.
Run puan
dice: la boca y
la lengua son las puertas de todos los males y la hacha de la destrucción del
hombre.
A
cuatro ancianos dijo Chupon: una cosa es tañer vihuelas en
presencia de los animales brutos; lastimar de palabras a algún hombre duele
como la herida del cuchillo.
Lo Vchu
dice: hablar bien
a los hombres es como añadir ropa sobre el calor. Las palabras que lastimen son
como espinas y lanzas.
Liso Ren
dice: las
palabras dulces son como miel; las palabras ásperas son como el cuchillo. El
hombre que no usa de muchas palabras es provechoso. El perro que no
ladra sin causa es el bueno. La herida del cuchillo fácilmente se sana. La mala
palabra nunca se olvida. La palabra buena es como el algodón o seda sobre el
calor. La mala palabra es aguda como las espinas. Media palabra buena vale más
que mil piezas de oro. Una palabla que lastime duele como la herida de
la espada. La boca es el hacha que lastima a los hombres; la palabra es
cuchillo que corta la lengua. Quien cierra su boca y esconde su lengua en
cualquier lugar vivirá en paz.
Chucon
dice: una palabra
hace un hombre prudente, y una palabra le hace necio; por tanto, en ninguna
manera te descuides en las palabras.
Lungu
dice: una palabra es para que vaya en aumento un reino, y una palabra es
para destruir un reino.
Chun Ren
dice: el hombre
que es fácil decir buenas palabras, sustenta a sus padres y hace bien para sus
hijos. Cuando te encontrares con algún hombre, mira bien lo que hablas y de
tres partes calla las dos; no derrames del todo tu corazón. No hay que temer
que al tigre le nazcan tres bocas, sino has de temer el cuchillo del hombre de
dos caras.
Conchu
dice: el hombre decidor,
con falsas apariencias y buen parecer, es de poca virtud. Poco es beber mil
tazas de vino cuando encontrares con quien te conoce, y media palabra es mucho
cuando encontrares con quien no conformas. Quien es sabio en decir y sabe
hablar podrá entender el pecho y secretos de otros, por grandes que sean.
Conchu
dice: ofrecer una
buena palabra pesa como el oro y piedras preciosas. Ver una buena razón agrada
como la buena compostura de las letras. Oir el buen dicho deleita como la
música de campanas, atabales y vihuelas. Difícil es hablar con el hombre malo;
en dejándole, luego se muda. Decir lo que se oye en la calle destruye la
virtud.
Capítulo 19
De los amigos que se han de tener
Conchu
dice: vivir con los buenos es como quien entra en la oficina de las rosas, que
no es menester mucho tiempo para sentir el olor, porque él mismo se lo trae
consigo; vivir con los malos es como quien entra en la pescadería que no es
menester mucho tiempo para sentir el hedor que el mismo se trae consigo. El
almagre y la tinta tiene escondido el teñir, por lo cual el hombre virtuoso ha
menester tener mucho cuidado en mirar con quién vive. El que es amigo de los
buenos es como las violetas o jazmines olorosos, que en una casa están
sembrados y en las demás se participa del olor. El que es amigo de los malos es
como quien lleva en brazos un niño y le pone sobre el alto de una pared, que
una casa recibió daño y las demás participan de él.
Recgu
dice: el que va en compañía de los buenos es como el que va por medio del
rocío, que aunque no se moje el vestido, todavía se humedece. El que anda en
compañía de los necios es como el que está sentado sobre el servicio, que
aunque no se ensucie el vestido, todavía se siente el mal olor. Quien se
acompaña con los malos es como quien anda entre cuchillos y espadas, que aunque
no le hieran, todavía tiene temor.
Taycon
dice: quien anda junto al almagre, anda almagrado; y quien anda junto a la
tinta, anda teñido. Quien anda con los sabios, es sabio; quien con los doctos,
docto; quien con los necios, necio; quien con los buenos, bueno; quien con los
prudentes, prudente; quien con los imprudentes, imprudente; quien con los
parleros, parlero; quien con los ladrones, ladrón.
El
maestro Henlian dice: los que tratan de amistad en este tiempo escogen
los amigos blandos, a la buena bolla, y andan a tú por tú; ponen la mano sobre
el hombro el uno del otro y andan trabados de las mangas; y a la primera
palabra que se contradigan, luego riñen y se encolerizan y andan a quien es más
ruin. Cuando algunos hubieren de ser amigos han de ceder y subjetarse unos a
otros sin cansarse, tratarse con mucha honra, quererse bien y comunicarse e
imitarse con cuidado en lo bueno.
Conchu
dice: que Aunpantion siempre se llegaba a los buenos y por mucho tiempo
los honraba.
Kei Kan dice:
a los malos, honrarlos por huir de ellos; a los buenos quererlos por allegarse
a ellos. Al mal que nos viniere de los malos, darle buena respuesta; y, si nos
agraviaren, responderles con buenas obras; ansí no dura rencores.
Benchu dice:
con el que fuere inquieto y desconcertado, en ninguna manera hables; con los
desperdiciadores, nunca hagas compañía.
Taycon
dice: la mujer que no tuviere claro el espejo no sabrá la tez de su rostro si
es buena o basta. El letrado que no tiene buenos amigos no conocerá los yerros
que hiciere.
Conchu
dice: la amistad es para ser hombres buenos; hase de trabar amistad con quien
sea mejor que nosotros; si no es mejor que nosotros, mejor sería no tener
amistad. El mundo está lleno de gentes que se conocen unos a otros; mas hombres
de quien se conozcan los corazones, ¿cuántos hay? Los que plantan árboles no
plantan las malas plantas; los que hubieren de tener amistades no sea con gente
liviana y de poco ser. Los antiguos, cuando se trataban en amistades, trataban
los corazones; los presentes, cuando se tratan en amistad, sólo se tratan en la
apariencia exterior.
Son hon
dice: la mujer que tuviste en tus trabajos, no la eches de tu casa; el amigo
que tuviste en tu pobreza, nunca le olvides. Haz bien al hombre que nunca has
visto otra vez y ten amistad con el hombre en tiempo de pobreza. El trato entre
los hombres ha de ser siempre como cuando al principio se conocieron, y hasta
la vejez no ha de haber entre ellos enojos ni rencor. Quien nos llame hermanos
al tiempo de comer y beber hallarse han mil; mas en tiempo de trabajos y
pobreza ninguno se hallará. No siembres los pezones de las rosas, ni tengas
amistad con quien no fuere bueno. Las amistades de los hombres virtuosos son
tibias, como el agua templada; las amistades de los hombres ruines son dulces
como la miel. Los amigos pruébanse con el dinero, como el oro se prueba en el
fuego. Quien tienta el agua con alguna vara sabrá si está honda o somera. Quien
prueba al amigo con el dinero conocerá su corazon. La virtud y la justicia no
se allega con el dinero, antes quien allega el dinero corta la virtud. En el
largo camino se conoce la fuerza del caballo, y en los largos negocios se
conocen los corazones de los hombres.
Capítulo 20
De las cosas que requiere tener una mujer
Conchu
dice: la mujer ha de sustentarse en el hombre y no ha de hacer cosa alguna por
su parecer; ha de seguir tres cosas: estando en casa de su padre, ha de
obedecer a su padre; después de casada, ha de obedecer a su marido; después de
muerto el marido, ha de seguir a sus hijos. No hay cosa que ella se haya de
atrever a hacer por sí sola. Ha de ser enseñada a no salir de las puertas de su
casa. Lo que ella ha de hacer ha de ser tratar de aderezar la comida; ha de
estar encerrada hasta que se ponga el tocado; nunca ha de ir diez leguas fuera,
aunque sea al enterramiento, sino estése junto al fuego, y ansí será mujer
buena y virtuosa.
Ectisu dice:
la mujer ha de tener cuatro cosas dignas de loa: la primera, la virtud; la
segunda, el buen parecer; la tercera, el buen hablar; la cuarta, ha de ser
hacendosa. Para ser virtuosa no ha menester que sea muy hábil; para que tenga
buen parecer no es menester que sea muy hermosa; para ser bien hablada no es
menester que sepa disputar; para ser hacendosa no es menester saber más obras
de manos que otras. La virtud de la mujer está en ser honesta, fiel en la
hacienda y moderada en el gasto; guardar su estado con toda igualdad; fuera y
dentro de casa tener mucha verguenza; todo lo que hiciere o dejare de hacer que
sea conforme a razón: La mujer que esto hiciere es virtuosa. Las palabras han
de ser mirar primero lo que dice; y después hablar; no decir lo que no se ha
hecho; hablar a su tiempo; no se enfadar de las palabras de otros. La buena
apariencia ha de ser: lavarse, quitarse la suciedad del rostro, traer el
vestido limpio; cuando se lavare el cuerpo, que no haya en su persona alguna
deshonestidad. El trabajar ha de ser ansí: poner todo su cuidado en el trabajo,
hilar sus hebras, no ser amiga de vino, lo que aderezare que sea de buen gusto
y honrar a los huespedes. La mujer que tuviere estas cuatro cosas es mujer muy
virtuosa, y quien fuere fácil en hacer esto, con toda rectitud y determinación
vivirá concertadamente.
Taycon
dice: la condición de la mujer ha de ser esta: cuando hubiere de hablar, que
sea poco; cuando anduviere, andar despacio; tener siempre verguenza. El andar
ha de ser siempre con dificultad, como si no pudiera menearse; oir y ver pocas
cosas; saliendo fuera de casa, no llevar el semblante melindroso; quitar el
deseo de bien parecer en el vestido; no andar mirando desde las ventanas a
escondidas los que entran y salen; levantarse de mañana y dormir las noches; no
ser perezosa en el trabajo; porfiar de no hacer cosa por la cual reciba pena y
afrenta. La mujer sabia hace precioso a su marido; la ruin mujer le hace vil.
La casa que tuviere la mujer sabia nunca encontrará con desventuras. La mujer
sabia hace amistad a sus parientes, y la necia falta en su amistad.
Preguntó
uno: la mujer viuda si se había de casar o no. A lo cual respondió el maestro Ychoan:
todas las viudas que se casan y quebrantan su viudez quiebran el orden que se
debe tener. Volvió a preguntar, si la viuda fuere pobre, miserable y no tuviere
quien la ayude, ¿ésta tal, ha de casar o no? Respondió: que si teme de morir de
hambre o de frío, no es de mucha importancia, Y quebrantar la viudez es cosa
grave.
Lier Cuto an
dice: las mujeres antiguas, cuando estaban preñadas, durmiendo, no estaban de
lado; estando sentadas, no se ladeaban; estando en pie, no estaban cargadas
sobre el un pie; no comían cosa de mal sabor; no comían cosa que no estuviese
bien tostada; no se sentaban sobre la estera si no estuviese bien derecha; sus
ojos no veían ningún mal color, y sus oidos no oían palabras malas; de noche
mandaban algún ciego que les rezase alguna cosa de buen libro. De esta suerte
parían los hijos de buen parecer, sin faltas, y mas sabios que los demás
Fin
del libro intitulado Rico espejo del buen corazón
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